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Ser mujer en profesiones tradicionalmente de hombres: cómo dar la vuelta a las cifras

En los años 80, los grados universitarios de Informática contaban con un 30% de alumnas, mientras que en la actualidad este porcentaje ha bajado hasta el 13

4 agosto, 2023 23:30

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Las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés) siguen siendo territorio mayoritariamente de hombres. Así se desprende de un estudio de Mujeres Tech, que muestra cómo las chicas suponen apenas un 13% del alumnado.

La evolución es realmente llamativa: pese a todo el trabajo realizado desde la Administración por corregir la brecha de género en el ámbito STEM, el porcentaje de mujeres en formación tecnológica no deja de caer. Por ejemplo, en los años 80, los grados universitarios de Informática contaban con un 30% de alumnas, mientras que en la actualidad este porcentaje ha bajado hasta el 13, según el estudio Radiografía de la brecha de género. Lo mismo sucede con la Formación Profesional, el campo de informática y el de los oficios prácticos, como por ejemplo la carpintería.

Intentando dar la vuelta a las cifras se encuentran Laura Domínguez y May Rojas. Las dos forman actualmente parte del sector de la formación. La primera, ingeniera informática, es profesora de ciclos formativos de Informática; la segunda, carpintera, es profesora de taller en el Ciclo Formativo de Diseño y Amueblamiento en el Institut Miquel Martí i Pol de Cornellà.

La Escuela Superior de Informática de la UCLM promueve el debate sobre la presencia de las mujeres en las ingenierías

La Escuela Superior de Informática de la UCLM promueve el debate sobre la presencia de las mujeres en las ingenierías UCLM

Clases sin ninguna chica

“Cuando estudié la carrera, en la Universitat Pompeu Fabra, la gran mayoría de mis compañeros eran hombres (90%)”, explica Laura Domínguez. Conforme fueron pasando los años, el número de chicas todavía se redujo más. En Formación Profesional, la informática sigue siendo un mundo plagado de hombres. “Actualmente solo tenemos dos o tres chicas por clase como máximo, si es que hay alguna. En la mayoría de las clases sigue sin haber ninguna alumna”, lamenta esta ingeniera.

Similar es la sensación de May Rojas respecto al presente y futuro del sector femenino en los ciclos de carpintería. “Hoy se pueden contar las mujeres que son carpinteras a nivel profesional con los dedos de una mano”.

Prejuicios

Pese a que los datos indican que las mujeres superan a los hombres en rendimiento académico en ciencias y tecnología, hay algo que parece disuadirlas de dedicarse a estos sectores: los prejuicios.

Todavía hay gente que se extraña al ver a una mujer informática. “Lo que no sabe mucha gente es que la primera programadora fue una mujer, que no habríamos llegado a la luna sin el código que escribió una mujer o que la tecnología precursora del wi-fi la inventó una mujer”, aclara Domínguez.

Mujer trabajando en un de taller de carpintería

Mujer trabajando en un de taller de carpintería FREEPIK

“Presión social invisible”

La presión social también puede tener mucho que ver. “¿Qué les preguntamos a las niñas, como sociedad, cuando les decimos eso de ‘qué quieres ser de mayor’?”, se pregunta Rojas. “Se suele orientar la respuesta a profesiones protagonizadas tradicionalmente por mujeres –dice—: enfermera, doctora, profesora, bailarina… Nunca escuché a nadie preguntar por soldadora, albañil, mecánica, fontanera o carpintera”.

Para Rojas, eso es lo primero que echa para atrás a cualquier persona que tiene las habilidades para desarrollar cualquier oficio que no se corresponda con su constructo de género. “La presión social es algo invisible, pero que tiene una fuerza enorme, y una capacidad disuasoria e incriminatoria constante”, sostiene.

Sectores con alta empleabilidad

El 96% de los graduados españoles en titulaciones universitarias vinculadas con informática está trabajando cinco años después de graduarse, y casi el 80% de los titulados cobra como mínimo 1.500 euros netos al mes, según el análisis de empleabilidad de la Fundación Conocimiento y Desarrollo (FCyD) de 2022. El sector tecnológico “nos da la oportunidad de desarrollarnos profesionalmente en muchos ámbitos: ciberseguridad, inteligencia artificial, análisis de datos, etcétera. Cada uno puede elegir aquello que más le guste, con unos sueldos competitivos”.

El sector de la carpintería, con prácticamente un 100% de ocupación, tiene mucho que ofrecer a las mujeres, pero también estas tienen mucho por ofrecer al sector. “Nuestro rol socialmente asignado nos ha hecho desarrollar ciertas competencias, como la de comunicarnos de manera más asertiva y cuidar al grupo. ¡Cómo no íbamos a hacerlo! Nos pasamos media vida dedicadas a los cuidados”, afirma Rojas, quien destaca además la gran capacidad de gestión, compromiso, responsabilidad y creatividad que demuestran sus alumnas. “Suelen ser mucho más responsables y exigentes y es más fácil trabajar con ellas en tareas grupales”, señala.

Referentes en el sector

Revertir la situación es posible –según Domínguez— con información y educación desde bien pequeñas: “Acercar la tecnología a las mujeres, que aprendan de qué se trata y se animen a curiosear, hay que perderle el miedo, y quitar el estigma de que es un ámbito muy complicado”. También insiste en la necesidad de que desde pequeñas conozcan a referentes en este ámbito: “Estoy segura de que, si pregunto por hombres informáticos, a todo el mundo le vendrían un par a la cabeza. Pero ¿y mujeres? Probablemente no conozcan ninguna”.

“En uno de mis primeros trabajos, el primer día, después de una expresión de alegría de una de mis compañeras al ver que otra chica entraba en el equipo, uno de los chicos dijo en voz alta: ‘Está bien que haya más mujeres en el mundo de la carpintería, pero que se pongan al nivel de los hombres’. En ese momento me callé por mi inexperiencia e inseguridad”, relata apenada la carpintera.

Para la profesora Rojas, ayudar a revertir la situación implica no callar. “Hoy por hoy le diría lo que podemos decirles a todos: ‘No existe el nivel de los hombres o las mujeres, en ninguna tarea, desempeño o función. Existe el nivel de los buenos profesionales, de las personas que hacen su trabajo con vocación e ilusión, sin distinción de género’. Y espero que un día alguien lea un comentario como el que hizo aquel compañero que tuve y lo vea tan lejano que le resulte difícil de creer”, concluye Rojas.