Las lluvias registradas en los últimos días en gran parte del territorio catalán han ayudado a revertir la pérdida de agua en los pantanos del territorio. La situación aún alarma y justifica que se aplique el protocolo contra la sequía, pero las reservas hídricas de Cataluña han aumentado el 2%.
Este es, por ejemplo, el caso del Pantano de Sau, que llegó a quedarse en un 6% de su capacidad tras trasvasar parte de su agua al de Susqueda. Acutalmente, esta cuenca interna se encuentra al 31,2% de su capacidad, la mitad que hace un año.
A principios de 2023, el nivel de las reservas hídricas se situaron en el 8,9%. Ahora, tras las últimas precipitaciones registradas en Cataluña, ha subido al 29,59%. Se trata de cifras malas, pero permiten algo de optimismo.
Un respiro para los embalses
El aumento del nivel del agua supone un respiro para la continua pérdida de reservas de agua en los embalses a causa de la sequía. Cabe recordar que se está lejos del 55% que registraba el pantano de Sau hace un año, cuando no se temía por el gasto de este recurso en verano.
El embalse de la Baells, en la comarca del Berguedà, se encuentra esta semana a un 33,6% de su capacidad, el 7,6% más que a finales de mayo. También ha experimentado un aumento de dos puntos en tan solo una semana el pantano de la Llosa de Cavall, situado en la Vall de Lord (Lleida). Ahora está al 25,4%.
En cuanto a los pantanos de Fox y Siurana, no han visto apenas modificadas sus reservas de agua. Son la cara y la cruz de Cataluña, ya que permanecen al 61,6% y 6,7% respectivamente.
Continúan las restricciones
Desde el pasado 2 de mayo hay 495 municipios con restricciones de agua en usos agrícolas, industriales y lúdicos, aunque sin afectación en el agua de boca en los domicilios.
Actualmente, a pesar de las últimas lluvias, siguen vigentes las restricciones en los municipios que se encuentran en situación de excepcionalidad. Así, el Ter-Llobregat, que abastece al área metropolitana de Barcelona, y el acuífero Fluvià-Muga, en Girona, además del embalse de Darnius Boadella (Girona), la cabecera del Ter, el Llobregat medio y el Anoia-Gaià (Barcelona), la Serralada Transversal y Empordà (Girona) y Prades Llaberia (Tarragona), continúan en situación de excepcionalidad.
Principales restricciones
Los municipios afectados por las restricciones, tienen prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes, tanto de carácter público como privado. Asimismo, se prohíbe la limpieza de calles, alcantarillado, pavimentos, fachadas y edificios con agua potable.
En cuanto al gasto diario de agua por persona y día, estos 495 municipios tienen establecido un máximo de 230 litros, en los que se incluye todo tipo de consumos, ya sea doméstico, agrícola o industrial. En todo caso, este consumo se sitúa por encima del habitual de un domicilio, por lo que podría considerarse que, a efectos prácticos, no hay restricciones en el agua de boca.