Sequía en el pantano de Rialb / EFE

Sequía en el pantano de Rialb / EFE

Vida

Los embalses catalanes siguen casi vacíos pese a las últimas lluvias

Un total de 279 municipios y más de 683.000 personas continúan con restricciones de uso del agua

2 septiembre, 2022 15:02

El volumen de agua en los embalses de las cuencas internas catalanas sigue bajando de forma peligrosa. Las reservas han descendido al 38% de su capacidad pese a las últimas lluvias registradas en Cataluña estas últimas semanas.

El pantano de Siurana --el más seco de todos--, se encuentra al 9% de su capacidad, cuando hace un año por estas mismas fechas estaba al 40,5 %, según datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA).

Un problema generalizado

En general, todos los embalses están mucho más secos que el año pasado en las mismas fechas. El embalse de Darnius-Badella está al 34 % --41,5 % hace un año--; el pantano de Sau al 34,77 % --65,4 % hace 12 meses--; el de Susqueda al 45 % --82,4 % hace un año-- y el de La Baells al 35,6 % --74,3 % hace un año--.

Ligeramente mejor están los embalses de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que en su conjunto están al 41,7 % de su capacidad, aunque hace un año se encontraban al 63,7%.

Continúan las restricciones

Un total de 279 municipios catalanes --y más de 683.000 personas-- continúan con restricciones de uso del agua industrial, agrícola y de ocio tras decretarse el estado de alerta por sequía. 

La declaración de la alerta hidrológica implica reducciones en los usos de agua agrícolas, industriales y otros usos recreativos. En cuanto al uso doméstico, se establecen limitaciones como limitar el riego de jardines y zonas verdes, prohibir el llenado de fuentes ornamentales y la limpieza de calles con agua de red, limitar el llenado de piscinas y la limpieza de vehículos, entre otras cosas.

Las últimas lluvias, insuficientes

Los meteorólogos ya han alertado de que las lluvias torrenciales registradas este verano y en las últimas semanas de agosto son “insuficientes” para paliar la sequía que azota a Cataluña y a la península ibérica en general.

Sin embargo, sí que han reducido la tendencia descendente y sobre todo la velocidad del descenso y han permitido desembalsar menos agua y alargar las reservas, ha asegurado la ACA.