Están en las solapas de las americanas y sudaderas de numerosos congresistas, en bolsos, en mochilas... Los lazos azules y amarillos se han convertido en uno de los elementos más presentes del MWC de este año.
El símbolo hace referencia a la bandera de Ucrania, también visible en las pantallas de los estands de varias compañías que han viajado a Barcelona para participar en el congreso. Una clara muestra de apoyo a la población del país invadido y de rechazo a la ofensiva rusa.
"No tenemos relación" con la guerra
En este escenario hostil, las empresas rusas que han acudido al evento internacional intentan darse a conocer, hacer contactos e internacionalizarse. Igual que el resto de firmas presentes, con la diferencia de que la organización las ha señalado públicamente sin llegar a vetarlas.
"Solo estamos aquí para hacer negocios como de costumbre", se justifica Hassen, un trabajador de Nexign, una teleco rusa. “Somos una empresa privada, no tenemos ninguna relación con lo que está pasando”, asegura. A pesar de todo, el proveedor de sistemas de facturación ve en el congreso "una oportunidad para ver qué está pasando en la industria, conocer nuevos clientes y establecer nuevas operaciones".
Un escenario incómodo
Las delegaciones cuentan con directivos de las corporaciones, pero también trabajadores rasos. En algunos casos, jóvenes con dominio del inglés, pertenecientes a una generación que ha crecido con series estadounidenses y una mirada internacional, y que cada vez comulga menos con el Kremlin.
Sin embargo, ellos han sido la cara visible de Rusia en Barcelona, encargados de transmitir el mensaje de sus respectivas compañías ante una mirada reticente. Lo hacen con alguna reunión puntual y recibiendo a los visitantes, a quienes ofrecen dulces típicos de su país y les explican su actividad en un perceptible estado defensivo y de tensión.
Sin tiempo para el miedo
"Por supuesto que la situación nos afecta, pero todavía no podemos ver hasta qué punto va a hacerlo en el conjunto de la compañía", señalan Daria y Angelina, trabajadoras de la tecnológica rusa de recursos humanos Selecty. “No tengo tiempo para tener miedo, porque tengo que trabajar”, afirma la segunda sobre el conflicto militar, si bien admiten que supone un "gran desafío" para una firma cuyo principal mercado, el conjunto de Europa, esta cada vez más dividido entre este y oeste.
En el Mobile también se han podido ver banderas ucranianas gigantes proyectadas en estands como el de Elopage, un proveedor de software como servicio (SaaS) que permite a emprendedores digitales vender cursos, webinars y actividades online. La firma, con sede en Berlín, tiene una de sus mayores sedes en Ucrania y ha decidido teñirse de azul y amarillo en solidaridad con su plantilla.
Numerosos trabajadores y periodistas
La guerra y la complicada situación geopolítica que atraviesa Europa no han pasado inadvertidas en esta edición del Mobile, que a pesar de todo se ha celebrado con presencia rusa sin protestas ni incidentes destacables. Moscú ha enviado, a través del Centro Ruso de Exportaciones, una delegación de 11 empresas --en comparación con las 10 que ha enviado un país exportador en tecnología como Japón--, además de compañías que han participado con estand propio como Kaspersky, que ha ofrecido sesiones virtuales, pero ha visto truncado su acto central por las sanciones y el cierre del espacio aéreo.
Un bloqueo aéreo que complicará el retorno de los profesionales rusos que han estado estos días en Barcelona. Yandex, el Google ruso, solo contaba con un estand virtual, pero ha enviado a una veintena de trabajadores, mientras que los medios de comunicación del país han acreditado a al menos una quincena de corresponsales.