Los colegios de Cataluña cerraron ayer sus puertas por vacaciones de Navidad y pusieron fin a un primer trimestre escolar que ha terminado con 67.257 alumnos confinados por el Covid-19, una cifra que no se daba desde hace más de un año, en pleno repunte de la segunda ola de la pandemia. Estos datos son más del triple que los registrados en 2020 en estas mismas fechas, cuando había 21.968 menores aislados, según los datos registrados en la aplicación Traçacovid.
Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo del ISGlobal, ha explicado a Crónica Global que esto podría deberse a la aparición de las variantes más recientes --delta y ómicron--, que son más infecciosas. Asimismo, sospecha que el repunte de los últimos días también podría ser consecuencia de “una cierta relajación de las medidas de prevención” en las escuelas, donde cree que ya no mantienen la misma “vigilancia continua” que antes.
Cambios en la actitud de las familias
Por otro lado, el doctor destaca la gran cantidad de otro tipo de virus respiratorios que han circulado este año entre la población en comparación con el anterior --cuando no hubo tantos--. Esto ha provocado un “cambio de actitud en las familias”, que al final son las que deciden si llevan a los niños a clase o no.
En esta línea, si el curso pasado era casi “un dogma” que los hijos se quedaran en casa si tenían algún síntoma, “ahora ya no han seguido tanto esta norma”, sostiene Bassat. Este hecho “ha facilitado la entrada y diseminación del virus en las aulas”, lo cual ha creado brotes importantes en muchos centros durante las últimas semanas. De este modo, por primera vez, los colegios pueden considerarse “un foco de contagios”.
¿Los colegios son seguros?
Aun así, el epidemiólogo recuerda que a nivel comunitario la situación también es más crítica que hace un año, por lo que pide “no perder la perspectiva”. Reconoce que los colegios se han vuelto menos seguros porque, últimamente, “hay niños que entran en ellos estando enfermos, algo que meses atrás no habría pasado”. Por tanto, insiste en que, cuando se han hecho las cosas bien y se han seguido las medidas adecuadas, han demostrado ser seguros.
Esta es una idea que no comparte el sindicato de profesores de secundaria ASPEPC-SPS. Según ha explicado a este medio David Rabadà, “los datos contradicen esta afirmación que también ha mantenido siempre el Departamento de Educación, pues ya hemos visto que con este virus no hay nada seguro”. En este sentido, la organización constata que "los centros docentes --dada la concentración de personas en espacios cerrados-- mantienen un papel destacado en la transmisión" del virus, sobre todo porque “muchos son asintomáticos”.
Piden aplicar medidas en la educación
Desde el sindicato, piden “que no se excluya el ámbito de la enseñanza de las medidas razonables de contención de la pandemia”, ya que el número de positivos se ha incrementado "de forma dramática". De hecho, según los datos actualizados ayer, la cifra de casos confirmados en los últimos 10 días es de 14.417, cerca del doble que hace una semana --el miércoles pasado era de 8.714--.
A diferencia que el curso anterior, ASPEPC·SPS señala que los datos son más elevados en las clases de Educación Primaria que en las de Secundaria. El epidemiólogo Quique Bassat ve “lógico” que se acumulen más infecciones entre los más pequeños porque este era “el único grupo susceptible que quedaba sin poderse vacunar”, hasta hace una semana.
Una vuelta a las aulas “movidita”
Aunque los niños de entre 5 y 11 años ya han comenzado a inmunizarse, el doctor recuerda que “estando vacunado puedes infectarte igualmente y ser infeccioso hacia los demás”, por lo que prevé que la vuelta a las aulas en enero será “movidita”. Esta franja todavía no tendrá la pauta completa --deben pasar ocho semanas entre las dos dosis--, habrán pasado las fiestas navideñas y seguirá habiendo casos. Por tanto, Bassat cree que se debería “insistir en seguir las medidas que han funcionado tan bien hasta ahora, sobre todo que las familias tomen constancia de la situación”.
Además, considera un “error” el paso atrás que ha dado Salud al decidir que, finalmente, los contactos estrechos de positivos que estén vacunados no deberán hacer cuarentena: “La regla número uno para el control de una enfermedad infecciosa es que los que puedan contagiar a otros se aíslen”, ha apostillado. Cree que “acabaremos pagando las consecuencias” de esta decisión, ya que habrá mucha gente infectada que no lo sabrá o no podrá confirmarlo y contagiará a los demás.
Alertan de un “infradiagnóstico” de casos
Esta situación se ve agravada por el difícil acceso a los tests de detección del Covid-19 de estos últimos días, pues la mayoría de farmacias se han quedado sin stock. Los centros de atención primaria (CAP) solo hacen pruebas PCR a aquellos que presenten síntomas, por lo que todos los que han estado en contacto con algún contagiado han recurrido a los tests de antígenos --si han encontrado-- para hacerse un autodiagnóstico.
Esto afecta a la evaluación total de la pandemia, ya que si dan positivo no tienen forma de reportar el resultado y éste no queda registrado. “Esto es un problema porque hay un infradiagnóstico de cuántas personas se están infectando al día”, expone Bassat, que advierte de que “es muy probable que las cifras, que ya son horribles, sean muy inferiores a las reales”.