La tecnología está presente cada vez en más ámbitos de nuestra vida, también en los más íntimos. Disponemos de relojes que calculan las horas de sueño o miden nuestras pulsaciones, o de aplicaciones que nos emparejan con personas afines a nosotros, entre otras innovaciones. Estos avances han sido diseñados para hacernos la vida más fácil o con la intención de satisfacer nuestras necesidades y deseos. Y, precisamente, es esto de lo que trata el sextech.
Cuando hablamos de sextech, lo hacemos de la unión entre tecnología y sexualidad. De las innovaciones que pueden brindar una mejor vida íntima. La psicóloga y sexóloga Noemí Pérez se refiere a este fenómeno como “una gran revolución” y nos advierte de que, en las próximas décadas, las relaciones sexuales tal y como las conocernos hoy podrían cambiar por completo como consecuencia de los avances de la ciencia.
Aplicaciones móviles para tener sexo
“Todo empieza con los juguetes eróticos, cada vez más personalizados”, comenta la sexóloga. Y añade que “muchos ya funcionan con una app y se controlan a través del móvil, de forma que tu pareja lo puede manejar desde la distancia”. Según Plátanomelón, la marca líder de juguetes eróticos en España, ha habido un aumento en la adquisición de este tipo de dispositivos. “Hay parejas a las que les ha tocado vivir la pandemia separados y han visto en ellos una solución”, señalan sus interlocutores.
En una época de distanciamiento social como la que estamos atravesando con el Covid, millones de personas recurren a las alternativas que ofrece la tecnología para disfrutar del sexo de forma plena con, por ejemplo, vibradores cada vez más precisos. “Incluso, la tecnología nos permite desde hace tiempo tener sexo virtual a través de una video-llamada”, anota Pérez.
Un aumento en las ventas
Tal y como señala la empresa distribuidora de objetos sexuales, tras las primeras semanas de confinamiento las ventas se dispararon alrededor de un 200%. Una subida asociada “al aumento del tiempo que pasamos en casa debido a las restricciones”.
“La gran revolución que hubo durante el confinamiento fue un Satisfyer”, apunta Pérez. Según la experta, este dispositivo, del que tanto hemos oído hablar, “ha ayudado a muchas mujeres que no habían tenido un orgasmo antes a experimentarlo a través de la tecnología”. En su opinión, el boom de los productos eróticos se debe a “un cambio mentalidad y a una expansión de los límites”. Plátanomelón también dice haber observado cómo “poco a poco, la sexualidad femenina se abre paso en las conversaciones”, ya que la mayoría de sus clientas conocen la marca por recomendaciones de amigas. Con todo, “aún queda mucho trabajo por hacer”, admiten.
Dispositivos cada vez más completos
Otro de los objetivos de esta ciencia es el de innovar en el sexo, cambiar hábitos y llevar el placer a experiencias hasta ahora desconocidas mediante el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial. Según Plátanomelón, esta industria “avanza rápido y nos ofrece cada vez experiencias más potentes, reales y diversas”.
“En los últimos años han habido innovaciones increíbles: nuevos materiales más higiénicos y texturas más agradables y realistas, como productos que simulan mejor la piel real, por ejemplo. También se ha perfeccionado la tecnología usada en los succionadores para proporcionar una estimulación más progresiva del clítoris y una mejor adaptación a los diferentes tipos de cuerpos” explica la marca de juguetes.
Alta tecnología aplicada al sexo
Algunas hipótesis, como la del famoso futurólogo Ian Pearson, anticipan que, en un par de décadas, serán más frecuentes las relaciones entre androide y humano que entre humanos. Además, se cree que en los próximos años veremos grandes avances con la llegada del 5G.
“Ya se escucha hablar de impresiones genitales en 3D pero, además, se prevé contar ya, en 2050, incluso con robots: parece que podremos hacer réplicas de uno mismo, de quien nos guste e incluso de alguien que haya muerto”, resume Noemí Pérez acerca de todas estas teorías.
La distancia dejará de ser un problema
La presencia de chips cutáneos en nuestra vida sexual podría ser otra de las novedades que traiga consigo el sextech. Con ellos, cuenta la sexóloga, será posible “sentir orgasmos de varias personas al mismo tiempo en tu propio cuerpo”, lo que reconoce que supondría “una expansión y conocimiento del placer y la sexualidad”. Plátanomelón también asegura que “el juguete erótico y sus revoluciones tecnológicas nos darán una nueva perspectiva de disfrute y autoconocimiento”.
Además, la distancia física dejará de ser un impedimento pues, según las hipótesis, podremos sentir a la otra persona cerca gracias a sensores conectados a pantallas táctiles, que enviarán mensajes al cerebro para crear diferentes percepciones que nos estimulen.
Salud sexual y tecnología
La psicóloga Noemí Pérez cree que estos cambios pueden ser muy positivos, en especial, para aquellas personas “con dificultades físicas o que sufran trastornos de la sexualidad, por no poder llegar al orgasmo, por ejemplo”. Según la terapeuta, también sería muy beneficioso para quienes sufran soledad o incluso para combatir la falta de deseo, “ya que estos dispositivos sabrán exactamente lo que te gusta y cómo”.
Del mismo modo, Plátano Melón defiende que “los juguetes, de manera general, son una herramienta excelente para conocerse un poco mejor y explorarse”. Y añaden que, además, “pueden ser muy buenos aliados para la lucha contra el estrés”. De hecho, en 2020, la Feria Electrónica de Consumo (CES) admitió, por primera vez, los dispositivos sexuales dentro de la categoría Salud y Bienestar.
La parte más negativa del progreso
Como todo, el sextech también tiene su parte negativa. La preocupación de los expertos se centra en la pérdida de las relaciones interpersonales: “Si éstas hoy en día ya son como un fast food y parecen de usar y tirar, con Tinder u otras aplicaciones similares, cuando contemos con un robot completamente adaptado, que cumpla nuestros deseos, probablemente la interacción social mengüe”, opina Pérez.
También se ponen sobre la mesa los posibles problemas de adicciones y otras cuestiones de carácter moral que responden sobre dónde están los límites. Sin embargo, para la sexóloga y terapeuta “todo depende del uso que hagamos, por ello, es necesaria una buena educación y una política correcta”. También es consciente de que, por otro lado, “todas estas innovaciones suponen un cambio que muchas personas no podrán asimilar”.