Josep Maria Argimon, 'conseller' de Salud / EUROPA PRESS

Josep Maria Argimon, 'conseller' de Salud / EUROPA PRESS

Vida

Josep Maria Argimon, el gestor técnico que avala Waterloo

El consejero de Salud lo ha sido todo en el departamento que más dinero consume de la Generalitat: los expertos alertan de que su formación no garantiza éxito

26 mayo, 2021 11:42

Josep Maria Argimon Pallàs (Barcelona, 1958) será el consejero de Salud del nuevo Gobierno catalán que han pactado ERC y Junts. El doctor, hasta ahora secretario de Salud Pública, lo ha sido todo en el departamento que más dinero consume de la estructura de la Generalitat de Cataluña. Pero los expertos alertan de que su encomiable formación no le garantiza éxitos: dependerá de su equipo

Argimon cuenta con el plácet del organigrama de Junts, un entramado que pasa necesariamente por Waterloo (Bélgica), donde dormita el expresident catalán fugado de la justicia, Carles Puigdemont. De hecho, el agrado es tal que Laura Borràs, candidata a presidenta autonómica por los neoconvergentes y ahora jefa del Parlamento catalán, avanzó su nombre como hipotético conseller de Salud en campaña. El galeno se tomó el honor con manifiesta incomodidad

Currículum envidiable...

Antes, el facultativo cultivó una hoja de vida colosal. Es epidemiólogo, licenciado y doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública por el Hospital Universitario de Bellvitge (HUB). Diplomado en Epidemiología y Estadística por la Université Pierre et Marie Curie Paris IV (Francia). Máster en Atención Sanitaria por la Universidad de Oxford (Reino Unido) y máster también en Epidemiología y Gestión Sanitaria por la Universidad de Gales (Reino Unido). 

Ha sido consultor internacional en salud en Sudamérica para la Unión Europea y Alemania. Ha escrito libros y cuenta con una prolija producción académica. En la estructura de la Generalitat, Argimon lo ha sido casi todo desde que en 2004 recaló en el Servicio Catalán de Salud (CatSalut). Saltó desde allí a la agencia de evaluación AQuAS y el ICS, donde cogió el timón de la mayor empresa de Cataluña, con 40.000 trabajadores, tras una no muy acertada gestión de Candela Calle. Cuando Joan Guix dejó la consejería por la puerta de atrás, le sustituyó como secretario de Salud Pública en 2020. La pandemia daba un respiro antes de volver a embestir. Desde entonces, ha sido el rostro del combate contra el virus en Cataluña. 

...aunque dependerá de su equipo

Ni su formación ni su trayectoria garantizan que se convierta en un buen conseller. Las fuentes consultadas lo fían casi todo al equipo que nombre y, también, a una pizca de suerte. "CatSalut, ICS y Salud Pública son las tres patas del departamento. Las personas que nombre al frente de ellas serán de importancia capital", explican quienes conocen la estructura. En efecto, Alba Vergés (ERC), titular saliente, tuvo que prescindir de la última secretaria de Salud Pública, Laura Pelay, ante la incapacidad de esta de domar la estructura. Vergés ha pagado también el discreto papel de Adrià Comella al frente del CatSalut, explican las mismas voces. 

De Argimon se espera que, como él, opte por nombrar perfiles técnicos. ¿Quién? Suena, y con fuerza, Marc Ramentol, secretario general del departamento. "Es el más preparado de quienes comandan la estructura de Salud", explican. En cualquier caso, el médico cogerá el timón de la estructura tras dos consellers muy distintos, pero con marcado carácter político: Toni Comín y Alba Vergés. "No ha funcionado. La apuesta por colocar a currículums muy poíticos al frente de Salud se ha mostrado limitada. Es la hora de los técnicos", agregan las fuentes consultadas. 

Un hombre refugiado en la evidencia

¿Es Argimon ese técnico? El tiempo lo dirá. El nuevo conseller de Salud no es un hombre político como sus predecesores. Se aleja del estilo Comín y Vergés, pero también del de Boi Ruiz (CiU), un consejero ideológicamente muy marcado --a la derecha-- que recomendó a los catalanes contratar una mutua de salud poco después de tomar el cargo. Lejos de esas estridencias, Argimon se refugia en la evidencia. Ha sugerido destensionar la estresada estructura sanitaria revirtiendo los recortes en Salud de Boi, sí, pero también prescribiendo a los ciudadanos "acudir menos veces al médico". Fue el primero que testó el big data en la sanidad catalana con Visc+, un programa de cesión de historiales clínicos. Los sindicatos y expertos en privacidad montaron en cólera y Comín fulminó el proyecto en 2016. 

Antes, capeó por el tormentoso capítulo de los ajustes presupuestarios de CiU en Salud refugiado en AQuAS, donde hizo equilibrios para mostrar un ligero enojo con los recortes sin sublevar al conseller convergente. Lo consiguió, pues no solo continuó en la estructura, sino que fue nombrado al frente del ICS en 2018. Allí encajó la primera huelga en atención primaria en 10 años, que cerró con un plan de inversión que ha cumplido solo a medias. Quienes le conocen le atribuyen un carácter dialogante y negociador, pero repiten machaconamente que la suerte de Argimon dependerá de los escuderos que nombre. Salud no es una consejería cualquiera: maneja más de 9.000 millones anuales de presupuesto. Y parte del puente de mando está compartido entre la cúpula del departamento y el CatSalut. Las mujeres y hombres que designe certificarán su éxito o fracaso. Ello y el hecho de que Waterloo mantenga la confianza en él.