Cada año se diagnostican en España unos 6.179 casos de melanoma, según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). La afición por lucir bronceado está aumentando en Occidente la incidencia de este tipo de tumor. De hecho, es uno de los más frecuentes en el mundo occidental --Australia, Nueva Zelanda, América del Norte y Europa del Norte encabezan la lista de tasas de incidencia, inversamente a lo que ocurre en países de África, Asia y América Latina-- y ya supone el 80% de los fallecimientos por cáncer de piel.
Con un aumento anual de la tasa de incidencia de entre un 3% y un 7% en los países de población de piel caucásica, este melanoma tiene una incidencia superior en personas de piel clara. Para concienciar a la población sobre la importancia del diagnóstico precoz de este tipo de cáncer, el 23 de mayo se celebra el Día Mundial del Melanoma.
Los niños, más vulnerables
Sin embargo, aún hay personas que restan importancia a los efectos en la piel de la exposición solar, incluso padres y madres que no prestan atención a la protección solar que necesitan sus pequeños. “No pasa nada porque el niño se queme. Yo de pequeño también me quemé y mira, no me ha pasado nada”.
¿Pero realmente no pasa nada? “En la actualidad, el 39% de los niños se queman frecuentemente cada verano, y estas quemaduras solares suponen uno de los mayores factores de riesgo en la infancia para la aparición de un melanoma. Cuando somos pequeños la piel es muy vulnerable a los rayos ultravioleta, ya que la piel es más sensible y permeable, por lo que la capacidad de las ‘defensas’ para afrontar la irradiación solar es menor”, afirma la doctora Aurora Garre, medical marketing manager de ISDIN, laboratorio internacional líder en dermatología y fotoprotección en España.
Prevención cuanto antes
Cada caso es, además, un mundo. “La piel de cada persona reacciona diferente a la exposición solar y son muchos y diversos los factores que intervienen en el desarrollo de esta enfermedad, por eso el hecho de que una persona adulta no lo haya desarrollado no implica que en otra persona suceda lo mismo.
La prevención de este tipo de cáncer no debe empezar cuando ya tenemos una edad avanzada. Desde niños, los padres y madres deben tomar precauciones al exponer a sus hijos a la luz solar y deberían realizar consultas dermatológicas de forma periódica, como mínimo una vez al año”, advierte la doctora Garre.
¿Tiene memoria la piel?
Para explicar la aparición de melanomas o diferentes cánceres de piel, siempre se recurre a que “la piel tiene memoria”. ¿Qué hay de cierto en esta frase? Lo aclara la ejecutiva de ISDIN. “La explicación científica es un poco compleja, pero a grandes rasgos, cuando exponemos nuestra piel al sol de forma prolongada, nuestras células absorben las radiaciones ultravioletas y, dependiendo de la capacidad de nuestro cuerpo a la hora de crear melanina (que nos protege del sol) y la gravedad de la quemadura, se pueden producir mutaciones en el ADN. Nuestro organismo posee unos mecanismos capaces de reparar estas mutaciones, pero no siempre se consigue alcanzar a todas las células dañadas".
"Por eso --continúa-- hablamos de memoria en la piel, porque si hay una exposición solar crónica, se irán acumulando estas mutaciones celulares, hasta que llega un punto en el que puedan crecer de forma anormal como un tumor. La realidad es que, tras cada quemadura, la piel se regenera, pero el daño celular puede ser permanente”, lamenta esta reputada doctora.
Efectos de las quemaduras
La clave para evitar que la exposición solar incida negativamente en las células de nuestra piel está en la prevención y protección: “Es importante que utilicemos protectores solares con SPF altos, ya que con solo 5 quemaduras en la piel antes de los 20 años aumenta en un 80% el riesgo de sufrir melanoma”, explica Garre.
Además de la protección, esta profesional de la salud recomienda una exploración dermatológica anual para prevenir situaciones graves de esta enfermedad o diagnósticos tardíos. “La recomendación médica es pasar por la consulta una vez al año, y acudir al médico siempre que nos surja una duda sobre el estado de un lunar, una mancha en la piel, etc. A partir de los 50 años, que es cuando la incidencia de cáncer empieza a hacerse notoria, se recomienda hacer visitas anuales, aunque lo mejor es empezar cuanto antes”, insisten desde ISDIN.
Pese a que el cáncer no suele hacer distinciones de edad, lo cierto es que “la media de edad de personas que padecen esta enfermedad ronda los 65 años. Sin embargo, si se trata de menores de 50 años, las tasas indican que las mujeres son más propicias que los hombres a desarrollarla. Especialmente en mujeres jóvenes es uno de los cánceres más comunes y no es extraño detectarlo en personas de menos de 30 años”, admite Aurora Garre.
Regla del ABCDE
Además de una alta protección y la revisión anual, hay algunas señales que nos pueden -y deben- poner en alerta. “Hay una técnica, llamada la regla del ABCDE, que nos puede ayudar a reconocer los signos de alarma de un lunar o mancha en la piel: A, asimetría, la lesión NO es redondeada; B, bordes, los bordes son irregulares; C, color, la lesión presenta distintos colores, no homogéneos; D, diámetro, el tamaño de la lesión es mayor de 6 mm; E, evolución”, detalla la doctora Garre.
“Si cualquiera de las características anteriores ha presentado cambios en el tiempo o han aparecido lesiones diferentes a otra que ya tengamos, que presenten un tono más rojizo o negro, o cuyo aspecto sea simplemente distinto a las demás”, es importante visitar una consulta de dermatología.
Sobrevivir a un melanoma
Las labores de concienciación frente a la exposición solar en los últimos años se notan ya en una disminución de las muertes. “Tal y como indica la Sociedad Americana de Oncología Clínica, entre 2014 y 2018, las muertes por melanoma disminuyeron un 5% en los adultos mayores de 50 años y un 7% en las personas menores de 50”, señala la doctora de ISDIN.
Sin embargo, la tasa de supervivencia de los pacientes con este tipo de cáncer es diferente entre hombres y mujeres. “Las estadísticas de la Asociación Española Contra el Cáncer también muestran que la tasa de supervivencia a cinco años tras la detección del melanoma es del 90% en mujeres y del 74% en los hombres. La media europea se sitúa en un 84% y 75% respectivamente.
En líneas generales, es más frecuente en mujeres, pero la supervivencia es mayor, ya que en ellas se diagnostican tumores de menor tamaño y en zonas más localizables. No obstante, la supervivencia depende de varios factores, como, por ejemplo, el grosor del melanoma, su proximidad con los ganglios linfáticos o la expansión a otras zonas del cuerpo”, manifiesta Garre.
Recomendaciones en caso de quemadura
Si la quemadura ya se ha dado, ya sea en niños o en adultos, “lo primero es retirarnos del sol". "Cuando lleguemos a casa, será importante que al ducharnos solo lo hagamos con agua, sin usar jabones que puedan irritar todavía más la piel y aplicar una loción hidratante, así como beber abundante agua, ya que existe un mayor riesgo de sufrir deshidratación tras una quemadura. Mientras dure la quemadura, es mejor vestir con prendas de algodón que sean agradables al tacto”, recomienda la doctora Garre.
“Independientemente de estos consejos, se debe siempre evaluar la complejidad y magnitud de la quemadura, y acudir al médico en caso de inflamaciones, ampollas, fiebre o cambios en el tono de la piel, entre otros”, concluye.