El 'narcobloque' sin ley del Raval: drogas, destrozos y amenazas
Vecinos de la calle de l’Om denuncian la pasividad del Ayuntamiento ante la delincuencia en este edificio de alquiler social
21 mayo, 2020 00:00Fue este martes cuando los Mossos d’Esquadra evitaron la ocupación de otro piso en un edificio de la calle de l’Om en el Raval. Se trata de la finca número 9, donde vecinos afirman estar “atemorizados” por las amenazas y destrozos de algunos de sus inquilinos. Uno de ellos, Lluís (nombre ficticio) denuncia a Crónica Global la pasividad por parte del Ayuntamiento de Barcelona para poner orden en un bloque de titularidad pública, destinado al alquiler social.
Este afectado, que vive en la misma finca y prefiere mantener el anonimato por su seguridad, asegura que muchos otros, con hijos pequeños, ya han tenido que abandonar sus viviendas por miedo. Hace dos días, tras detectar una escalera de grandes dimensiones apostada sobre la fachada, alertaron a la policía autonómica, quien ha evitado la intrusión en uno de los pisos vacíos. No siempre llegan a tiempo, relata el vecino. Y es que, en ocasiones, según denuncia, son familias las que acceden al alquiler social y luego ceden el espacio a terceros quienes lo utilizan para la venta de estupefacientes a pequeña escala.
Intervención de Mossos
Fuentes del cuerpo confirman a este medio que varios individuos intentaron ocupar un piso de la calle de l'Om dos días atrás. "Había varias personas frente al inmueble y, en cuanto llegamos, salieron corriendo", detalla la policía. En el interior del edificio sí encontraron signos de que habían intentado forzar una de las puertas, aunque no llegaron a entrar. "Se activó la brigada municipal pero no se necesitó ninguna intervención", aclaran. Sí admiten que es una finca "problemática", con una situación "compleja", y que los agentes "trabajan en ello".
Lluís también ha sufrido lo que bautiza como “narcoportería”. Un individuo apostado en una silla, controlando entradas y salidas que amedrenta a los residentes del bloque, en su mayoría personas de edad avanzada. Incluso en ocasiones lo hacen con un perro de raza peligrosa. También sufren los destrozos de la finca, de los que se hace cargo el Patronat de l’Habitatge de Barcelona. Cerraduras rotas, interfonos y buzones reventados, así como pinchazos en el cuarto de contadores.
Trapicheo constante
Durante el estado de alarma, “el trapicheo ha sido constante, no dejaba de venir gente a la puerta”, lamenta uno de los residentes en el edificio de la calle de l’Om, 9. Cuando incrementa la presencia policial, tanto de Mossos como de Guardia Urbana, cesa la actividad. “Pero vuelven a ello tan pronto deja de haber policía”, explica.
Este residente denuncia la pasividad del consistorio. “Llevamos muchos años así, es cierto que ha habido épocas aún peores”, recuerda. Y es que él mismo tuvo que enfrentarse al intento de ocupación de su piso. “Al llegar me encontré la puerta abierta y cuando pregunté qué hacían comenzaron a amenazarme, dijeron que me iban a matar”, explica. Su reclamo es poder vivir con tranquilidad, sin miedo a amenazas, y que el Ayuntamiento tome medidas frente a los individuos que se han apoderado del edificio.