Proxenetas cercados por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) de la Policía Nacional diversifican negocio en Barcelona. El clan valenciano de los Solsona, que está siendo investigado por supuesto blanqueo de capitales, ha entrado en el sector de los cajeros automáticos en Barcelona, donde llegó hace meses, tal y como avanzó este medio. En la Ciudad Condal pugna con otro grupo rival de la capital que se ha instalado en el céntrico distrito del Eixample.
Así lo han confirmado fuentes policiales a este medio. Los agentes vigilan de cerca a los Solsona, dueños del macroclub de striptease Maxx de Catarroja (Valencia). La familia entró en el sector del ocio para adultos de la Ciudad Condal hace meses, cuando reabrió el polémico lupanar del número 44 de la avenida Sarrià con el simplón nombre de Sarria 44 BCN. Para ello se aliaron con Manuel, histórico propietario del club Breston, ubicado en la calle Marià Cubí. No funcionó. El matrimonio entre valencianos y catalán no ha funcionado, quizá por el declive del sexo de pago en la capital catalana y, ahora, los Solsona deben dinero.
A los cajeros
Es en este escenario que el clan, cuya operativa en Barcelona capitanea José Solsona júnior, hijo del conocido José Solsona Barriel, el rey del sexo de Valencia, se ha metido en el sector del pago por móvil. Han alertado de ello a este medio voces policiales, que han extendido su dedo acusador hacia la empresa PeanPe. La firma, que en apariencia es una empresa de cajeros automáticos de última generación, ofrece los dispositivos a discotecas y otros clubes del sector del ocio nocturno en Barcelona. Con sede en el paseo de la Habana 9-11 de Madrid, PeanPe es sin embargo algo más que una compañía de innovación en los pagos.
Al frente de la mercantil que la cubre, Rápido sin Riesgos SLU, está María Carmen Sánchez Olmos, según el Registro Mercantil. Esta administradora única figura también en las empresas Comercio Futuro XXI, con cuartel general en Málaga, y Rapidprest SL, con sede en Castellón. El armazón societario no tiene relevancia salvo por el hecho de que en dos de estas sociedades aparece también Juan Antonio Rosa García, socio de José Solsona Barriel en Inversions Dobacor. Esta compañía tiene su sede en el número 6 de la calle Extremadura de Riba-roja, la dirección de la Sala Glamur, uno de los burdeles de la familia Solsona.
Lucrativo negocio
Preguntados por su vinculación con la familia Solsona, la empresa PeanPe no ha contestado a los requerimientos informativos de este medio. Sí lo han hecho fuentes policiales, que han confirmado que tras la operativa de cajeros automáticos se encuentra el clan valenciano ligado al destape. Su nueva iniciativa empresarial en Barcelona genera comisiones mensuales cercanas al 3%. El volumen de dinero que mueve cada unidad comercializada por PeanPe podría alcanzar los varios millones de euros, entiende este medio de voces del sector de la seguridad. Los ingresos compensarían el trompazo de los Solsona con su torpe entrada en la industria del sexo de pago de la segunda mayor ciudad española.
El negocio, legal, no tendría mayor relevancia salvo por el hecho de que detrás de su pulcra estructura se esconde la familia Solsona. El clan valenciano cayó en julio de 2017, cuando efectivos de la Udef registraron clubes de alterne en toda España con mandato de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, tal y como avanzó El Español. Los agentes buscaban indicios de fraude y blanqueo de capitales por valor de 20 millones de euros. El propio Solsona Barriel, pater familias, fue detenido e imputado. Otros arrestados encajaron imputaciones por delitos contra los derechos de los trabajadores.
La intervención, continuación de la Operación Pompeya contra el blanqueo, se ramificó en otro caso paralelo: el caso Bandenia. El procedimiento, que instruye el juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, se centra en el presunto uso del banco Bandenia Banca Privada, con sede en Las Rozas (Madrid), como grupo financiero pantalla para canalizar dinero de proxenetas y organizaciones criminales allende las fronteras, informó El Confidencial en 2019. Uno de los clientes de esta entidad habría sido, creen los investigadores, José Solsona, el capo de la estructura de casas de lenocinio.