No. Holanda no legalizará una “pastilla letal” para mayores de 70 años cansados de vivir. A pesar de las informaciones que se han publicado durante esta semana, esta posibilidad se enmarca en la publicación de un estudio sobre la eutanasia y en el debate que trata de impulsar sobre esta cuestión una de las formaciones que integran el Gobierno de coalición neerlandés, el partido progresista D66.
Y es que Holanda se convirtió en 2002 en el primer país del mundo en permitir por ley la eutanasia con el 85% de la población a favor. El problema es que la legislación vigente no aborda todos los supuestos, por eso su parlamento ha vuelto a reabrir el debate sobre el derecho a la muerte digna. “Personas mayores con polipatologías asociadas a la vejez no tienen cabida, por eso plantean añadir nuevos supuestos”, explica Isabel Alonso, presidenta de la asociación Dret a Morir Dignament (DMD).
“Biografía completa”
El D66 plantea que, a partir de una determinada edad, las personas puedan solicitar la eutanasia por el supuesto de “biografía completa”. “Hace referencia a mayores con dolencias relacionadas con los años”, detalla Alonso, quien recuerda el caso de un científico australiano de 104 años, David Goodall, que en 2018 tuvo que desplazarse hasta Suiza para poder acabar con su vida de manera asistida.
“Hay dos opciones, o decir ‘a mi no me interesa tu problema’, o estudiar cuántas personas han pedido la eutanasia y ver cuántas se han llevado a cabo. Como han hecho en Holanda, donde, tras analizar los datos, han descubierto que existe un grupo que la demanda y no se les permite por ley, por eso estudian si se debe modificar la legislación para que estas personas entren dentro de los supuestos”, explican desde la asociación favorable a la muerte digna.
Derecho a morir
El próximo martes se debatirá en el Congreso de los Diputados la admisión a trámite del proyecto de ley --presentado por el PSOE-- destinado a regular la eutanasia. Una propuesta similar a la ley holandesa de 2002, que recoge la posibilidad del suicidio asistido bajo los supuestos de enfermedad grave incurable, sufrimiento insoportable y demanda reiterada de la persona. Un texto similar al que se admitió en dos ocasiones anteriores, pero que decayó tras las convocatorias de elecciones.
Para Alonso, tanto en nuestro país como en otros territorios todavía “existe miedo a la libertad individual y rechazo a que las personas puedan recibir un servicio para quitarse la vida”. “Mi madre, que era muy católica, decía: ‘¿Cuándo se me llevará Dios?’, pero yo, que no lo soy, diré: ‘Me ha llegado el momento, me gustaría que me ayudaran’”, explica.
Problema real
La presidenta de Dret a Morir Dignament subraya que es un problema real al que es necesario dar respuesta. “Hay gente que se plantea ‘¿yo ya qué hago aquí? Ya tendría que haber muerto’. Son cosas que se escuchan con cierta regularidad. ¿Cuál es la solución? ¿Decir que aguanten? ¿O plantear una ley para que estas personas puedan tomar la decisión de morir?”, cuestiona.
Alonso recuerda que no querer ser dependiente también es un derecho. “Es el derecho a decidir sobre tu propia vida. Estamos en un debate como el del aborto. Que exista una ley no significa que se fomente el aborto ni que todas las mujeres lo hagan, sino que aquellas que se queden embarazadas y no quieran tener ese hijo tienen derecho a hacerlo”. Así, concluye Alonso; "hay personas que pensamos que somos dueños de nuestra vida y de nuestro cuerpo y que necesitamos unas leyes que nos ayuden a morir con dignidad y no haciendo barbaridades”.