¿Qué es eso del Estado de bienestar?
La calidad de vida de los ciudadanos va más allá de lo que miden los indicadores económicos y tiene muchos agujeros, también en España
2 febrero, 2020 00:00El bienestar real de la población ya no se mide solo con indicadores económicos como el PIB, la inflación y la tasa de paro. Expertos internacionales han puesto el foco durante el Foro Económico Mundial de Davos en variables como calidad del aire, sanidad, educación, desigualdad, pobreza infantil y violencia doméstica. España obtiene en esta amalgama de índices un aprobado de media pero con varios suspensos.
El PIB (el valor en euros de los bienes y servicios producidos en un año) ya no es la principal vara de medir. Puede ser muy grande, pero no sirve si el crecimiento se reparte de forma muy desigual y se acompaña con una educación y una sanidad de poca calidad.
IPC bajo sospecha
También está bajo sospecha el IPC. Es un indicador artificial que solo analiza bienes y servicios elegidos en función de los patrones de consumo medio. Los alimentos, bebidas alcohólicas y transporte suman un tercio. Serían más atinado el deflactor del PIB, que revisa 469 artículos. El IPC de España fue el 0,8% en el mes de diciembre y el deflactor del PIB el doble.
Algo similar ocurre con la tasa de paro al evaluar el mercado laboral como pilar de bienestar. Los expertos prefieren utilizar la tasa de empleo. La primera en Francia es del 8,6% y en España el doble. Sin embargo, la de empleo solo es dos puntos superior en el país vecino, lo que evidencia que la situación no es tan mala en España ni tan buena en Francia.
Tres deficientes
Los salarios son otra cuestión. Este es uno de los capítulos en el que España suspende o se queda rezagada en todas las evaluaciones internacionales. El Índice para una Vida Mejor (Better Life Index) que publica la OCDE le otorga un deficiente, otro al empleo y un tercero al compromiso cívico (confianza en el Gobierno, transparencia de las instituciones y participación electoral).
Se trata de una evaluación completísima por las variables utilizadas: rentas por familia, condiciones de vivienda, calidad del medio ambiente (aire y agua), apoyo social, felicidad de la población, compromiso cívico, seguridad, salud y equilibrio entre ocio y trabajo.
España obtiene casi un sobresaliente en las tres últimas y un aprobado justo en medio ambiente (5,3) y educación (5,5). Se sitúa en el parte media alta de una tabla encabezada por Noruega, justo detrás de Francia y, sorprendentemente, por delante de Italia y Japón con mayor renta per cápita.
Esperanza de vida con goteras
La esperanza de vida (83,4 años), tres por encima de la media de la OCDE y segunda tras Japón, es muy ponderada. También la calificación subjetiva de la salud como buena de los españoles, otros tres puntos por encima.
Este índice no tiene en cuenta las “goteras”. La esperanza de vida saludable a partir de los 65 años desciende año tras año, según reconoce el propio Ministerio de Sanidad. La OMS coloca en el puesto 14º a España. Tiene 2,1 millones de personas dependientes y más de 250.000 sin ayudas, aun con el derecho reconocido.
La longevidad es uno del centenar de factores utilizados por el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU. España ocupa una discreta 25º posición mundial. Noruega vuelve a ser la primera, seguida de Suiza, Irlanda y Alemania.
Desigualdad a la baja
La desigualdad es, junto con la distribución de la renta o la pobreza, tema recurrente en foros, mítines y debates. Los expertos constatan que gana terreno a medida que la tecnología amenaza algunos puestos de trabajo.
El coeficiente de Gini le pone nota utilizando el valor de uno como la máxima desigualdad posible y el cero para la redistribución perfecta. Los líderes son Sudáfrica y las Seychelles con un 0,66. La nota más baja está en países nórdicos, Eslovenia y antiguas repúblicas de la Unión Soviética (del 0,22 al 0,25).
En España la desigualdad es del 0,33, por encima de la media de la zona euro (0,30). Según datos aportados por el INE, se ha reducido desde 2017 y ha vuelto a niveles de 2008. Su punto más alto fue en 2014.
Bienestar emocional
Nueva Zelanda presentó el año pasado un presupuesto de "bienestar” que prioriza la mejora en la calidad de vida. Incluso “emocional” teniendo en cuenta factores de equilibrio con lo que nos rodea. Sus partidarios ven un ejemplo de vanguardia social y sus detractores pura retórica.
"Nadie quiere vivir en un país donde a pesar de un fuerte crecimiento económico hay familias sin hogar y el medio ambiente se degrada”, defendió la primera ministra, Jacinda Arden. Parece que Sánchez está tomando nota.