La autoestima de los pacientes oncológicos también necesita cura
Desde la pérdida del cabello por la quimioterapia a las cicatrices que deja una mastectomía dejan secuelas psicológicas en los enfermos de cáncer
3 noviembre, 2019 00:00La cara B del cáncer son las secuelas del tratamiento que lo combate. Desde la pérdida del cabello por la quimioterapia a las cicatrices que deja una mastectomía. Señales que afectan no solo a la imagen de quien lo sufre, sino a la identidad de los pacientes y a su recuperación psicológica.
Fue ese el motivo que llevó a Dolores Pérez a impulsar la iniciativa Areola Solidaria, para realizar de manera gratuita la micropigmentación de esta zona a mujeres que habían superado un cáncer de mama con cirugía, para poder cerrar la etapa de la enfermedad. Ahora, gracias a ella, este servicio ya forma parte de la cartera de la Sanidad Pública, aunque los hospitales tienen un plazo de cinco años para implementarlo. “El problema es que no existen profesionales, aunque ya estamos formando a enfermeras para los centros que han creado el servicio”, explica a Crónica Global.
Servicio en la Sanidad pública
Pérez, sanitaria de formación, es la presidenta de la Asociación de Micropigmentación Estética, Paramédica y Oncológica (Amepo). Desde su centro, en Santa Coloma de Gramenet, ayuda a mujeres mastectomizadas con escasos recursos económicos. “Acudían a la clínica y preguntaban por el tratamiento, pero muchas estaban de baja o tenían a familiares en paro, y no podían pagarlo, por eso lancé la campaña solidaria”, cuenta. Este tratamiento tiene un coste que oscila entre los 300 y los 400 euros, de media.
Cuatro años después, ha conseguido que el servicio de micropigmentación oncológica vaya a estar presente en todos los hospitales públicos del país. “En Cataluña ya está operativo en el Hospital de Bellvitge, y hemos formado al personal del Clínic, que comenzará pronto a ofrecerlo a los pacientes”, avanza.
“Necesidad para el paciente”
Y es que esta técnica no es una necesidad meramente estética. “Cuando un paciente ha terminado su proceso de quimioterapia y radioterapia y le hacen la reconstrucción mamaria, se encuentra con un bulto. Es una necesidad, porque psicológicamente, hasta que no se les crea la areola y el pezón, no existe un antes y un después de la dolencia”, subraya Dolores.
La alopecia también supone un duelo para los pacientes oncológicos. Magda Ciendones, enfermera del Hospital de Sant Pau y la Fundación Stampa sostiene que solo el diagnóstico de la enfermedad afecta la identidad de los que la sufren. “Si a eso le incorporamos un cambio en nuestra imagen corporal, pasamos de ser uno más que pasea por la calle a, de golpe, ser una persona que llama la atención. Nos faltan el pelo, las cejas, tenemos un aspecto que no corresponde a lo que socialmente se espera de una mujer; cuando, ya de por sí, la dolencia nos pone en una situación vulnerable”, expone.
El aspecto influye en el tratamiento
Ciendones, que lleva más de una década como gestora de casos de cáncer de mama en el centro sanitario barcelonés, recuerda que, para la recuperación, es fundamental complementar el tratamiento sanitario con una mejora del aspecto. “Incorporamos estos procesos porque sabemos que la imagen puede afectar al cumplimiento del tratamiento”, explica, y es que algunos pacientes rechazan pasar por un proceso que implica la pérdida del pelo, como es la quimioterapia.
El programa Ponte guapa, te sentirás mejor, de la Fundación Stampa, organiza talleres en los que profesionales de la estética asesoran a pacientes oncológicos para que puedan mejorar su imagen durante el proceso. “Ese día dejamos la enfermedad de lado, y hablamos de cómo nos queremos sentir”, señala Magda. Unas sesiones en las que orientan a las mujeres que se encuentran en pleno tratamiento sobre “cómo perfilarse las cejas --cuando han perdido el pelo-- o cómo cuidar la piel para sentirse bellas y también sanas”, dado que este tejido se resiente mucho durante el proceso.
El duelo de perder el pelo
“Las personas quedan muy afectadas cuando se les cae el pelo. No quieren perder la normalidad o que los demás les pregunten constantemente si tienen cáncer”. Así lo explica Sergio Grau, al frente de Carreras Centro Capilar Oncológico en Barcelona, que atiende a centenares de pacientes que persiguen mejorar su aspecto durante el proceso de quimioterapia.
Las personas que acuden a este centro, que colabora con el Institut Català d’Oncologia (ICO), buscan a un profesional que entienda las necesidades de un paciente oncológico. “Quieren un producto especial que no sea agresivo para su piel, que sufre mucho durante el tratamiento”, detalla Graus, quien explica que las secuelas visibles de la enfermedad provocan “inseguridad y muchos miedos”, y señala que “la pérdida del pelo conlleva un duelo asociado”.