A Xavi le lloran los ojos cuando habla de La Verneda. Este vecino de la Rambla Prim se declara como "de toda la vida". "Me duele cuando un pequeño grupo de personas lamina el encanto de mi calle con comportamientos incívicos", admite a este medio entre lágrimas. Xavi es uno de los 70 vecinos de la zona menos coqueta del distrito de Sant Martí. Se han atrincherado ante una antigua oficina bancaria. ¿Qué pretenden? "Que no la okupen", admiten de forma coral los residentes.
Xavi habla con este medio mientras se bebe una Coca-Cola. Lleva desde la cinco de la mañana de pie, montando guardia. Le acompaña Blanca Gotor, profesora de secundaria en un instituto local. "Este es un barrio que no ha tenido una gran organización vecinal. Y quizá por ello hemos sufrido durante mucho tiempo la existencia de guetos", lamenta la residente. Asegura la docente "sufrir una gran controversia interna", pues las okupaciones "son ilegales, pero algunas familias las necesitan". ¿Por qué pues colabora en el muro vecinal para evitar la usurpación del número 240 de Rambla Prim. "Porque es insalubre. Allí no debería poder vivir una familia. Y eso que algunos de los chicos que moran en otras antiguas oficinas bancarias abandonadas son mis alumnos. Y son brillantes. Pero es que no puede ser que sus padres los metan en sitios así", juzga.
Barcelona se deshilacha por La Verneda
Los dos vecinos son parte de un colectivo informal que el jueves se organizó contra la toma de los bajos del número 240 de Rambla Prim por parte de una familia que vive en otros dos bajos comerciales en desuso en la zona. Lo intentaron tres veces en una noche. A la tercera vez, los residentes del bloque bajaron y se plantaron ante el espacio, que suma 150 metros cuadrados y un evidente estado de deterioro desde hace 7 años. Lo hicieron sin empeño racista o xenófobo, dicen. "Esto no va de este u otro origen. Aquí somos todos una comunidad. Lo que no se puede tolerar es el incivismo: que alguien se meta en unos bajos, pinchen la luz y a la comunidad o a la vecina le venga una factura de 600 euros", avisa Xavi. Apostilla sus palabras Blanca Gotor. "Hace diez años que hay muchos desajustes. Hay desigualdades gravísimas. Abandono social y guetos. Sé que Ada Colau hizo mucho esfuerzo con el Plan de Barrios. Pero aquí no llegó", aclara.
"La protesta de estos vecinos --continúa la maestra-- no podía ser más acertada. Aquí vale todo. No hay control alguno. Todo el mundo nos tiene abandonados". Bajo el punto de vista de esta profesora, dos son las recetas que necesita una Verneda que ve olvidada: "Disciplina y seguimiento. Si alguien ensucia, que le multen. Si tiras esto, lo recoges. No se trata de contundencia policial, se trata de que se recupere cierta disciplina y hacer un seguimiento. Organización. Y si luego hacen falta intervenciones sociales profundas, que se hagan. Porque aquí los impuestos no se notan".
Amenazan con repetir el levantamiento de 1982
Recoge el guante Cristina Faneca, otra vecina. Actúa de portavoz de un colectivo que suma unas 70 personas, sí, pero también unas 500 firmas. "¿De quién es el local? Aquí en La Verneda ya tenemos dos bajos okupados en la misma Rambla Prim, una fábrica y bloques en la zona de la petanca", enumera la activista. Admite que "la primera noche hubo mucha tensión", porque los okupas querían entrar sí o sí. El fin de semana medió el Área Regional de Recursos Operativos (Arro) de los Mossos d'Esquadra. La situación se ha calmado ahora. En este impasse, los residentes lanzan un mensaje a las autoridades. "Hace 37 años nuestros mayores cortaron calles para echar el campamento de La Perona --un enclave de chabolas que fue desmantelado-- y se lo hemos dicho a los políticos: si no hacen nada, volveremos a cortar calles y luchar por nuestros mayores. Aquí hay calles importantes", advierte.
¿A quién se lo han dicho? Por lo pronto, a David Escudé, concejal del distrito por el PSC. Pero también a electos de ERC o Ciudadanos, que se han acercado al número 240 de la Rambla Prim a ofrecer soluciones. También a Guardia Urbana y Mossos d'Esquadra. "Es un problema de Barcelona, pero también del área metropolitana, España y esta Europa que tenemos. No queremos tener okupas en los bajos. Si tú tienes unos zapatos, son tuyos, no los dejas en la calle. Es tu responsabilidad ser cívico y tratar las cosas bien", resume Xavi. Enfatiza el vecino: "Rechazamos estigmatizar a nadie". Otra vecina hilvana un análisis más punzante. "Crítica total con todas las entidades sociales por su ausencia. Este es el fondo de la cuestión", remacha Blanca Gotor, la profesora que participa en las guardias.