Imagen de una viajera que practica el 'couchsurfing' o los viajes durmiendo en un sofá / CG

Imagen de una viajera que practica el 'couchsurfing' o los viajes durmiendo en un sofá / CG

Vida

Alojarse en un sofá: así es la última moda en viajes que llega a España

Miles de españoles ofrecen su comedor gratis en internet para que duerman en él los turistas que 'van justos' de presupuesto

22 junio, 2019 15:49

Alojarse en un sofá sin pagar un euro. Así es la última moda en viajes que ha irrumpido con fuerza en España. El couchsurfing o ceder parte del mobiliario de tu casa --sin llegar a la habitación entera-- para que se aloje un turista que va justo se está haciendo cada vez más popular.

Prueba de ello es que 21.500 vecinos ya lo ofrecen solo en Valencia. En la Ciudad del Turia, esta forma de alojamiento turístico informal ha adelantado a los apartamentos turísticos, que ofrecen 16.053 plazas, además de a los los hoteles, que ponen 38.715 camas en el mercado. La tendencia se consolida, pero no está exenta de riesgos.

Sin responsabilidad civil

Las organizaciones de consumidores recuerdan que 686.565 personas ya abren su casa --o, al menos, su sofá-- en España a turistas para que duerman en él. La cantidad creciente de domicilios abiertos no está exenta de riesgos. El couchsurfing es un acuerdo verbal entre personas adultas libres del que nadie más se hace responsable. ¿Peligros? Nadie asegura las pertencencias del visitante o del anfitrión, o su integridad física. Tampoco hay una vigilancia exhaustiva de las posibles transacciones económicas en negro, tal y como ha recogido Las Provincias.

Ello no es óbice para que un número cada vez mayor de turistas opten por esta opción. Se calcula que unos 12 millones de personas viajan de esta manera en unos 200.000 ciudades y pueblos de todo el globo.

Inmersión cultural

En la apartado de ventajas, viajar durmiendo en sofás presenta credenciales. Permite ahorrar dinero y conocer gente. Hacer también nuevos amigos. Asimismo, abre la puerta a inmersiones culturales completas en las ciudades o localidades que se visiten. Ello es lo que le ocurrió a María y Ruth. "Lo hicimos por primera vez en Estocolmo, donde nos acogió una señora que había viajado por todo el mundo, fue una experiencia increíble y por eso decidimos repetir", explican.

Las experiencias que vinieron después les arrancan una sonrisa. "Conocimos al kazajo que trabajaba en la ONU y al americano que viajaba en bici, haciendo autoestop", explica una de ellas. Son dos de las valencianas que practican couchsurfing. En el lado de los anfitriones, a Raquel Ayala, vecina de Valencia, esta práctica le ha servido para aprender inglés. "He recuperado la confianza en la gente", apostilla.