Las exigencias del Gobierno de la Generalitat de Cataluña han obligado a cerrar el crematorio de Collserola por contaminar el parque natural. Cementiris de Barcelona (Cbsa) ha echado el cerrojo temporal al horno funerario, donde se queman unos 4.000 cuerpos al año, porque la instalación incumple con la normativa medioambiental de reducción de dioxinas.

La empresa municipal que dirigen el concejal Eloi Badia y Miquel Trepat, nuevo gerente de la firma pública tras la espantada de Jordi Valmaña, ha preferido no aportar información sobre el incidente. Sí lo han hecho fuentes del sector, que han alertado de que la clausura temporal se ha producido "tan de imprevisto que ha obligado a reconfigurar los turnos de los trabajadores, provocando problemas con el comité de empresa". Por su parte, pequeñas empresas del sector funerario de la conurbación de Barcelona, que utilizan el crematorio de Collserola como apoyo a su operativa en los municipios del área metropolitana, han confirmado que Cementiris les ha comunicado el cierre, obligándoles a usar las instalaciones del Cementerio de Montjuïc.

Desinformación

Ello significa varias cosas. Por un lado, que Cementiris, que presume de tener el monopolio de la cremación en la ciudad de Barcelona, con hasta 8.022 servicios en 2017 --el último ejercicio del que existen cifras disponibles-- se queda a medio gas. Carga toda la operativa de incineración en su horno más moderno, el de Montjuïc, que pasará a cremar cerca de veintena de cuerpos al día con sus cuatro aparatos de disposición de cadáveres. Por el otro, que la empresa pública que dirigen Badia y Trepat vuelve a ocultar información a los ciudadanos, como está haciendo, según los abogados de los familiares afectados, con el derrumbe de un bloque de 144 nichos en su mayor camposanto en septiembre de 2017.

Crematorio de Collserola, cerrado por contaminar el parque natural / Google Maps

En esta ocasión, Cbsa no es que no conteste a Crónica Global sobre el incidente ni sobre si se ha informado a los usuarios del mismo, es que ni informa a los ciudadanos mediante su página web oficial [ver aquí] o los perfiles de Facebook [ver aquí] o Twitter [ver aquí] de la empresa. De hecho, estas cuentas han quedado desfasadas con mensajes publicitarios sobre la Nit dels Museus del pasado fin de semana, o compartiendo imágenes de los nueve camposantos que la firma gestiona en la capital catalana. "Los vecinos de Barcelona que pagan con sus impuestos y tasas esta empresa, ¿no tienen derecho a saber que el crematorio en el que se desharán los restos de sus familiares, y donde podrán recogerlos, está cerrado? ¿No tienen derecho a saberlo los proveedores, a los que Cementiris cobra por utilizar la instalación?", se han preguntado pequeños empresarios del sector.

"Operativa habitual"

El silencio de la firma municipal, que ha dilapidado parte de sus pingües beneficios con el desastre de Montjuïc de 2017, no es compartido por empresarios del sector. Directivos que operan crematorios en otros puntos de la geografía catalana han valorado el cierre fulminante y sin preaviso del crematorio de Collserola. "Son tareas que pueden ocurrir a menudo, ya que estas instalaciones funerarias son complejas. La revisión y colocación de nuevos filtros de dioxinas es relativamente habitual habida cuenta de que la normativa ambiental cambie y evolucione. Máxime cuando Collserola es antiguo (de 1989). Otro aspecto es si la empresa prefiere no revelarlo porque daña su reputación", han valorado.

Cabe recordar que Cementiris de Barcelona, que se desgajó de Serveis Funeraris de Barcelona (Sfb) en 1997, tiene el monopolio absoluto de la cremación en Barcelona. Los operadores privados o mixtos de servicios funerarios que operan en la capital catalana deben acudir a Collserola o Montjuïc si las familias de los difuntos se deciden por cremar y no por inhumar a sus allegados. Ello cambiará pronto cuando abra el horno funerario del barrio de La Catalana, situado en Sant Adrià de Besós (Barcelona). El equipamiento, impulsado por Áltima y Pompas Fúnebres de Badalona, y que cuenta con el apoyo en la sombra de Santa Lucía, servirá como instalación para esta ciudad metropolitana, pero competirá también para los barrios periféricos de la Ciudad Condal.