Imagen del interior del Club Paradise La Jonquera

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Vida

El Club Paradise: prostitución, bombas y droga

La policía vincula a clanes mafiosos rumanos, franceses y a narcos españoles con la muerte del traficante apodado El Gordo, a quien le explotó su coche en Viladecans

6 diciembre, 2017 00:00

Al menos tres investigaciones judiciales distintas confluyen de una u otra forma en la muerte de Javier Juan Peña, alias El Gordo, a quien le explotó su coche hace una semana en el parking subterráneo donde lo guardaba en Viladecans.

Por un lado, la Operación Dunarea, abierta por el Juzgado de Instrucción número 6 de Figueres y que relaciona al club de prostitución Paradise de La Jonquera con una organización criminal de origen rumano dedicada a la “trata de blancas con finalidad de explotación sexual”.

Por otro lado, la Operación Danubio, igualmente relacionada con la trata de blancas y el Club Paradise, también tramitada por un juzgado de Figueres, en concreto por el número 2.

Y, en última instancia, las actuales diligencias de investigación por la muerte de Javier Juan Peña, El Gordo.

El fallecido en la explosión de Viladecans en el prostíbulo dónde intentó atentar en 2012 / EE

El fallecido en la explosión de Viladecans en el prostíbulo dónde intentó atentar en 2012 / EE

José Moreno, el dueño del Club Paradise / EE

Todo nace en la Junquera

El Gordo tenía una amplísimo historial criminal, fundamentalmente relacionado con el tráfico de drogas a pequeña escala y con la colocación de un coche bomba en el Paradise el 20 de diciembre de 2012.

Seis meses antes, un ciudadano francés apareció muerto en una de las habitaciones del prostíbulo. En un principio se dijo que aquel hombre había fallecido fruto de un infarto de miocardio pero otras fuentes policiales hablan de apuñalamiento.

Varios atentados

El 12 de diciembre de 2012, a las 6.15 horas, dos personas montadas sobre una moto con matrícula española falsa (en realidad era una motocicleta sustraída en Francia) lanzan dos granadas de mano contra el Club Paradise, que, a aquella hora, ya está cerrado al público. Una explota en la puerta trasera provocando daños leves y la segunda, lanzada sobre la puerta principal, no llega a explotar.

Solo ocho días después, el 20, los enemigos del Club Paradise buscan más efectividad en sus atentados. Así, y según se recoge en el atestado policial que al respecto elaboró la policía, un hombre irrumpió en el parking del club al volante de un Opel Astra de color blanco.

“Del mismo se apea un individuo que oculta su rostro con un pasamontañas y que porta una arma larga. Informa a los vigilantes del local de la existencia de una bomba en el interior del turismo. Momentos después, huye en un Porsche Cayenne que ocupan otros cuatro individuos también encapuchados y armados”.

Calle Santiago Rossinyol i Prats, número 6, en Viladecans, donde se produjo la explosión

Calle Santiago Rossinyol i Prats, número 6, en Viladecans, donde se produjo la explosión

Calle Santiago Rossinyol i Prats, número 6, en Viladecans, donde se produjo la explosión

El Gordo, identificado

El artefacto estaba compuesto por un kilo de dinamita y TNT además de bombonas de butano “teniendo como detonador una mecha lenta de 5 o 6 metros”, dice el atestado.

El Porsche apareció horas después calcinado en el término municipal de Capmany (Girona). Había sido robado en Francia.

La policía situó a Javier Juan Peña, El Gordo, como uno de los cinco componentes del grupo que perpetró la acción.

Pinchazos sospechosos

En el marco de la Operación Dunarea, la policía intervino diferentes teléfonos de los supuestos proxenetas. En una de estas conversaciones mantenidas por el capo Gabriel V. y su amiga Carmen A., ambos de nacionalidad rumana, ella le dice que los “bombazos” del Paradise “tienen que ver con la muerte de aquel ciudadano francés en una de las habitaciones”.

El atestado añade: “Según se desprende de estas conversaciones, los familiares del muerto exigieron una indemnización al dueño del prostíbulo y ante su negativa se llevaron a cabo esas acciones como vendetta”. La policía verificó estos hechos y, efectivamente, dan por buena la relación causa-efecto entre la muerte del ciudadano francés y las bombas en el Paradise.

Un agente de la unidad de investigación de Mossos d'Esquadra / TWITTER

Un agente de la unidad de investigación de Mossos d'Esquadra / TWITTER

Un agente de la unidad de investigación de Mossos d'Esquadra / TWITTER

Explosión por aclarar

Han trascurrido cinco años del último atentado y los investigadores, que tenían a El Gordo el primero de la lista, se quedaron de una pieza al conocer la noticia de su muerte en la explosión de su coche.

El juez que lo investiga tiene la certeza de que se trata de un crimen, no un accidente. El magistrado ha puesto a los Mossos d'Esquadra a trabajar sobre la hipótesis de un ajuste de cuentas y la policía está rememorando los antecedentes del finado y todos los atestados (como el antes referido) para establecer un hilo razonable de conexión.

Según los Mossos, El Gordo estaba vinculado con organizaciones españolas y francesas de tráfico de hachís y de cocaína. Se le relacionaba con algún “vuelco” (robo de droga a otros narcos). Por lo tanto, era un persona con muchos enemigos. Habrá que esperar para saber si, como intuye el juez, su muerte obedece a una vendetta y, en caso afirmativo, si ésta tiene que ver con asuntos de droga, la prostitución, deudas contraídas por el finado con la mafia rumana o francesa vinculada a la trata de blancas.