¿En qué idioma decidir?
Las decisiones tomadas en una lengua extranjera son menos emocionales y meditadas con más distancia
22 noviembre, 2017 00:00No es lo mismo decidir en la lengua materna que en una extranjera. Las conclusiones que se alcanzan según si el planteamiento se hace en el idioma habitual o en otro aprendido presentan diferencias sustanciales. Unas son más emocionales, las otras más racionales; unas se afrontan de forma más intuitiva, las otras, con más distancia.
Un grupo del Centro del Cerebro y la Cognición de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, dirigido por el doctor en psicología Albert Costa y en colaboración con la Universidad de Chicago, investiga desde hace cinco años la incidencia del idioma en el que se toman decisiones en cómo se alcanzan estas conclusiones.
Las diferencias se observan en personas bilingües que han aprendido el segundo idioma a partir de los 12 años. El ejemplo más claro es el inglés para los españoles, que se estudia en el colegio. Es decir, en el caso de los catalanoparlantes, por ejemplo, no se produciría esta distinción, ya que ambas lenguas --catalán y castellano-- son consideradas maternas.
Una idea prevalece sobre otras
El componente emocional
Las decisiones pueden tratar de maximizar la felicidad --el bien general--, responder a las normas morales, o ambas cosas. El componente emocional es uno de los factores que más influyen en la toma de decisiones. El uso de la lengua materna implica que el proceso es más rápido y se impone la primera intuición, que suele estar más ligada a las emociones.
Uno de los estudiantes de doctorado que trabaja desde hace dos años en la investigación sobre Producción del Discurso y Bilingüismo es Marc Lluís Vives. “El idioma extranjero es menos familiar y ayuda a tomar decisiones con más distancia y a ver el problema desde fuera”, explica. La lengua foránea también implica más tiempo de reflexión para entender bien la duda y las posibles decisiones, por lo que la intuición queda en segundo plano.
Matar a una persona para salvar a cinco
Una de las situaciones que se plantea a los participantes en el estudio es que imaginen que van en un tren que está a punto de atropellar a cinco personas y hay dos posibilidades. La primera es empujar a un pasajero para que se caiga del tren y éste cambie su trayectoria o pare. La segunda opción es activar una palanca para que los vagones circulen por otra vía en la que sólo hay una persona. En ambos casos se salvarían las cinco personas pero moriría otra.
Los resultados muestran que, cuando se plantea la pregunta en castellano solo un 20% elige la primera respuesta, en la que la muerte de la persona es provocada directamente por el sujeto. Cuando la duda se plantea en inglés, el porcentaje sube hasta alrededor de un 40%, ya que la decisión se toma en un plano menos emocional.
Cómo se plantea la duda
Una joven hace turismo con la ayuda de un mapa
También incide en mayor medida la forma de presentar la duda en el idioma materno que en el extranjero. “No es lo mismo decir que la carne es un 25% grasa que decir que la carne tiene un 75% de proteína”, indica Vives. El concepto es el framing, cómo se enmarca la información.
Otra de las líneas de investigación del grupo tiene que ver con los ámbitos en los que se produce este efecto del lenguaje sobre la toma de decisiones. No sólo se da en los juicios morales, sino también en las decisiones financieras y en las situaciones sociales.