Imagen tras el derrumbe del SOC en Igualada / CG

Imagen tras el derrumbe del SOC en Igualada / CG

Vida

“Pasé dos horas enterrada entre escombros”

La superviviente de un derrumbe ocurrido en Igualada (Barcelona) en el que murieron dos chicas espera que se haga justicia 18 años después

17 diciembre, 2016 00:00

Era su primer día de clase. Y, de pronto, todo el edificio tembló. “Oí un crujido grande y pensé que era una novatada. Todos nos miramos. Después, la oscuridad. Estuve entre los escombros durante dos horas. Y estaba consciente”, explica Inma Molín. Tenía 18 años recién cumplidos cuando, el 17 de diciembre de 1998, se derrumbó la Escuela de Diseño y Moda Genny, situada en Igualada (Barcelona). Casi 20 años después, reclama justicia. Porque de las indemnizaciones a las que fueron condenados por negligencia la propietaria del centro y el arquitecto apenas ha visto unos 500 euros, ingresados con cuentagotas en su banco. “La semana pasada me ingresaron 9 euros. Hace unos meses, unos 500 euros. Parece cachondeo, pero no”, explica a Crónica Global.

Dos chicas muertas

Inma, que hoy tiene 36 años, sobrevivió al desplome de esta academia, que ocupaba un inmueble de tres pisos y 24 metros de altura, donde se impartían cursos del Servicio de Ocupación de Cataluña (SOC), dependiente de la Generalitat. Dos chicas murieron y otras diez personas resultaron heridas. A pesar del tiempo transcurrido, quedan secuelas físicas y psíquicas. Y el temor a pasar por delante del lugar donde ocurrieron los hechos, recuperado por un centro de la tercera edad. No hubo sentencia firme hasta 2007, año en el que fueron condenados Genoveva Copovi, dueña de la escuela, y el arquitecto Salvador Codina, a 2 años y 9 meses de prisión y 4 de inhabilitación por dos delitos de homicidio por imprudencia y diez de lesiones imprudentes.

soc igualada derrumbe

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Sin licencia

La sentencia declaró probado que el derrumbe se produjo debido a las obras que se estaban realizando en el edificio con la finalidad de modificar los accesos, las escaleras y los baños del inmueble, así como la reforma del sótano para convertirlo en biblioteca y laboratorio. Dichas obras empezaron sin la licencia municipal, aunque el Ayuntamiento de Igualada concedió finalmente el permiso en noviembre de 1998. A principios de ese mes, la dueña de la escuela contrató los servicios del acusado y oficial de primera Domingo Ruiz y, a mediados de mes, empezaron a ejecutarse unos nuevos trabajos en el sótano del centro bajo la dirección de Salvador Codina. La reforma del sótano, que consistía en la sustitución de las paredes estructurales por pórticos metálicos, así como la excavación de tierras del recinto, no se incluía en el proyecto presentado al ayuntamiento y, además, se llevó a cabo sin análisis ni catas y sin un plan de seguridad. Las clases comenzaron cuando todavía no habían acabado esos trabajos.

"Muy seguro"

“El día anterior había venido un inspector y aseguró que la Escuela era el centro más grande y seguro de Cataluña”, explica la víctima. El juez impuso a los acusados el abono de indemnizaciones que superaban los 800.000 euros, pero éstos se declararon insolventes. Desde entonces, las víctimas esperan recibir el pago íntegro de las indemnizaciones dictadas por el juez. La compensación económica dictaminada para Inma, que sufrió la fractura del tobillo y de dos vértebras, quemaduras en la cara y graves lesiones que le han dejado una pierna hundida, ascendió a 18.000 euros. “Pero otra de las víctimas, Mónica Massa, que sufrió una invalidez permanente, debería haber cobrado 100.000 euros que todavía no ha visto".

Las víctimas cobraron una parte de las indemnizaciones, sobre todo provenientes del seguro del Colegio de Arquitectos, pero el grueso de la condena aún está por saldar. Los abogados de la acusación lograron embargar algunos inmuebles de los inculpados, como los aparcamientos que Genoveva Copovi tenía en Tarragona.

Tras el juicio, la Generalitat fue condenada como responsable civil subsidiaria, ya que el SOC depende de esta administración, pero presentó un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que finalmente la exculpó.

"Nosotros entendíamos que la Generalitat, en tanto que llevaba el SOC, era la responsable de habernos llevado a realizar los cursos de formación en la Escuela Genny, una escuela que no estaba en condiciones. Si el SOC no nos hubiera derivado, no habríamos estado ese día en ese edificio que no cumplía las normas de seguridad de la propia Generalitat", dice Molín, quien califica la situación de “vergonzosa”. Asegura que el Gobierno catalán nunca se puso en contacto con ella. Aún espera que alguien le pida perdón.