El desconocido pueblo medieval del Pirineo de Lleida que enamoró a Camilo José Cela, Isil

El desconocido pueblo medieval del Pirineo de Lleida que enamoró a Camilo José Cela, Isil WIKIPEDIA

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El desconocido pueblo medieval del Pirineo de Lleida que enamoró a Camilo José Cela: "En invierno, se tapa con la nieve para no morir de frío"

Este pequeño rincón con apenas 83 habitantes está presidido por una iglesia situada en una isla

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Hay pueblos que inspiran. Picasso quedó fascinado por Gòsol y Horta de Sant Joan; Dalí, por Cadaqués; Cervantes, por el paisaje de La Mancha; y Camilo José Cela, por un pequeño rincón del Pirineo de Lleida con apenas 83 habitantes.

Esta localidad, con un nombre compuesto de cuatro palabras, esconde todo tipo de historias y misterios, pero, sobre todo, un patrimonio de la UNESCO que poco tiene que envidiar a los tesoros del valle de Boí.

Dijo el Nobel español que “en Alós de Isil se acaba la carretera”; de hecho, “de Alós de Isil para arriba ya no hay más que la montaña, la frontera y el cielo”, afirma. Y es que este municipio del Pallars Sobirà se encuentra a 1.165 metros de altitud, entre bosques espesos que lo cobijan de los aires más cálidos.

Además, presenta la estampa típica de los pueblos medievales de los Pirineos: calles empedradas, casas adosadas con tejados de pizarra y balcones floridos, y un puente románico que conecta ambas orillas del río.

La pasión de Cela

En palabras de Cela, “Alós de Isil es un pueblo pardo y negro, un pueblo que se confunde con el paisaje y que, en invierno, se tapa con la nieve para no morir de frío”. Y es que el clima aquí no es un problema, sino un subrayador de belleza.

Durante los meses fríos, como relataba el literato, las casas y las calles se cubren de blanco para ofrecer una postal acorde con lo que uno espera. El resto del año, en cambio, esta claridad se vuelve colorida. El marrón de la piedra de las casas, los tonos rojos, amarillos y azules de las plantas en los balcones y el verde de los prados del Pirineo componen una imagen de postal.

Una isla en el Pirineo

Para rematarlo, en el centro de la localidad, una isla fluvial acoge la iglesia barroca de la Inmaculada, visible desde todos los rincones. Es la joya arquitectónica del pueblo: la iglesia románica de Sant Joan d’Isil, construida en el siglo XI.

De planta basilical, con tres naves y un imponente ábside con decoración lombarda, esta iglesia fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1951. Su pórtico, con arquivoltas esculpidas y columnas con capiteles figurativos, es uno de los mejores ejemplos del románico del Pirineo catalán.

Las casas junto al río en Isil

Las casas junto al río en Isil CATALUNYA TURISME

Todo parece hecho para conquistar. “Un puente de piedra, de un solo arco, y unas casas que parecen nacer de la misma roca” conquistaron también al escritor Josep Maria Espinàs en una de sus visitas.

En su libro A peu pel Pallars i la Vall d’Aran, el autor aseguraba que “aquí se acaba el mundo de los hombres y empieza el dominio del oso y del rebeco”, porque “el valle se ha cerrado. Estamos en el fondo del saco. Alós d’Isil”. Un lugar donde “el silencio es tan espeso que se puede cortar”, remata.

Fiestas universales

Pero eso no es todo. Más allá de la calma, una fiesta pone en pie a todo el municipio y a buena parte de la región. Una celebración reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO: las Falles de Sant Joan.

Esta festividad, celebrada en la noche del 23 de junio, es una de las tradiciones más ancestrales del Pirineo. Durante la celebración, los fallaires descienden desde lo alto de la montaña portando grandes teas encendidas, formando una serpiente de fuego que cruza el bosque y llega hasta el corazón del pueblo. Al llegar, se enciende la falla mayor en la plaza central y se da paso a danzas tradicionales, cantos y festejos que se prolongan hasta la madrugada.

Falles de Sant Joan en Isil

Falles de Sant Joan en Isil FALLES D'ISIL

Más allá de la fiesta y la historia, Isil es también un destino para deportistas. El pueblo está integrado en el Parque Natural del Alt Pirineu, una de las áreas protegidas más extensas de Cataluña.

Desde aquí se pueden realizar rutas hacia el Pla de Boavi, el valle de Bonabé o el Port de Salau, antiguos pasos fronterizos que hoy ofrecen recorridos para senderistas y aficionados a la BTT, entre bosques de abetos y con posibilidad de avistar fauna como el rebeco, el urogallo o incluso el oso pardo, cuya presencia ha sido confirmada en la zona.

El agua

Tampoco faltan las actividades relacionadas con el río, algo más tranquilas. El Noguera Pallaresa acompaña el curso del pueblo y ofrece espacios naturales donde bañarse, relajarse o hacer picnic.

En la conocida zona de la Peixera, las aguas tranquilas permiten refrescarse y observar truchas bajo la superficie. A pocos metros, el antiguo puente de piedra recuerda la importancia de Isil como punto de paso y comunicación entre valles.

Cómo llegar

Cabe señalar que, si es poco conocido, también puede deberse a su difícil acceso. Se llega por carretera, sí, pero desde Lleida el trayecto supera las tres horas y media en coche. Se toma la C-13 hasta Tremp y, después, la N-260 en dirección a Sort. Desde allí, se continúa por la C-28 hacia Esterri d’Àneu y se sigue por la L-504 hasta Alós d’Isil.

Desde Barcelona, el viaje ronda las cuatro horas. Se toma la autovía A-2 hasta Cervera y se continúa por la C-14 en dirección a La Seu d’Urgell, hasta enlazar con la N-260 en dirección a Sort.