El balneario con 300 años de historia a media hora de Barcelona que innova en tratamientos termales, las Termes Victòria
El balneario con 300 años de historia a media hora de Barcelona que innova en tratamientos termales: "Me siento más ágil"
Las termas participan en diversos estudios con pacientes de cáncer de mama y Covid persistente, entre otros
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Hace más de 300 años que está en funcionamiento. Desde entonces, sus tratamientos no han dejado de evolucionar y mejorar. El último ejemplo es un programa diseñado para mejorar la calidad de vida de mujeres que han superado un cáncer de mama.
El Hotel Balneari Termes Victòria, a media hora de Barcelona, ha sabido adaptarse a los tiempos y llevar el concepto termal a nuevos niveles. Este proyecto es una buena muestra de ello.
La investigación, desarrollada junto al equipo investigador del Hospital del Mar, estudia los efectos del agua termal en mujeres menores de 55 años diagnosticadas de cáncer de mama y sometidas a un tratamiento de doble supresión estrogénica.
Se trata de pacientes que, tras superar la enfermedad, deben seguir durante cinco años una terapia de supresión de estrógenos cuyos efectos secundarios pueden deteriorar de forma significativa su calidad de vida.
Hablan las pacientes
“El tratamiento me ha mejorado los dolores articulares, me siento más ágil y con más ganas de hacer cosas”, explicaba una de las participantes en el estudio a Crónica Global.
“Antes, con el dolor, no tenía proyectos ni me sentía con fuerzas. Ahora que me encuentro mejor, me animo a hacer más y, psicológicamente, también me sube la moral. Al final, lo psicológico pesa casi más que el dolor”, remata.
Tratamientos adaptados
Por programas innovadores como este, y muchos otros, el balneario se ha consolidado como uno de los grandes referentes del termalismo en Cataluña y en España. Ya en su día realizó un estudio con pacientes que padecen los síntomas del Covid persistente y, ahora, preparan más.
Este ejemplo resume la continuidad histórica del uso del agua termal, desde sus orígenes modernos en el siglo XVII hasta su adaptación al turismo de bienestar del siglo XXI.
Los orígenes de las Termes Victòria se remontan precisamente a ese siglo, cuando comenzaron a estructurarse los primeros espacios balnearios privados en torno a los manantiales termales.
Desde 1917, el establecimiento está gestionado por la familia Anglí, que ha convertido el hotel en un proyecto de continuidad generacional. Hoy, la séptima generación, encabezada por los hermanos Joan y Jordi Anglí, mantiene viva esa tradición.
Termas históricas
A lo largo de los años, el complejo ha sido objeto de diversas reformas arquitectónicas, siempre con el objetivo de evolucionar sin renunciar a su identidad. El edificio conserva así elementos originales de gran valor patrimonial, como la bóveda de la galería termal del siglo XVIII, las baldosas históricas de los salones o las vidrieras del comedor.
El principal activo del balneario es, en cualquier caso, su agua. Se trata de aguas cloruradas sódicas y fluoradas que emergen a 74 grados centígrados, la temperatura más elevada de la península ibérica y la segunda más alta de Europa.
Cómo es el balneario
Estas aguas alimentan tanto las piscinas como los tratamientos terapéuticos del centro. Sus propiedades están especialmente indicadas para combatir el estrés, las dolencias reumáticas, la artrosis, la artritis y los procesos de recuperación muscular y ósea.
El balneario cuenta con dos espacios termales diferenciados. Por un lado, el balneario clásico, concebido como un centro terapéutico tradicional.
Piscina del hotel Termes Victòria
Incluye una piscina termal con burbujas, chorros y cascada, además de duchas a presión, duchas circulares, vaporario, salas de inhalaciones, tratamientos de parafina, parafangos y baños de contraste.
Por otro, el complejo alberga su espacio más singular: el Espai Cel. Situado en los antiguos depósitos termales del siglo XVIII, donde antiguamente se enfriaba el agua, este espacio aprovecha una imponente arquitectura de bóveda catalana para crear un circuito sensorial.
Tradición romana
Cuenta con siete piscinas de distintas temperaturas, sauna, ducha nebulizadora, zonas privadas y un área específica de masajes y tratamientos.
La historia del balneario no puede entenderse sin la del municipio que lo acoge. En el siglo II a. C., los romanos ya construyeron aquí una estación termal, de la que hoy se conserva en excelente estado una piscina situada junto a la Font del Lleó, donde el agua brota también a 74 grados.
Pueblo termal
Entre los siglos XVII y XVIII, varios balnearios se levantaron sobre y alrededor de las antiguas termas romanas. En la actualidad sobreviven tres: el Balneario Broquetas, con una estética marcada por el art déco; el Vila de Caldes; y las Termes Victòria, convertidas en emblema del termalismo catalán.
A este legado se suman otros puntos de interés patrimonial, como el Lavadero de la Portalera, todavía en uso y alimentado por agua termal; el puente románico, documentado desde 1226; y la iglesia de Santa María, un templo barroco que conserva una talla policromada del siglo XIII.