Iglesia Sant Climent de Taüll

Iglesia Sant Climent de Taüll Centre del Romànic

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Más allá de Tarraco: el otro rincón de Cataluña que celebra su 25 aniversario como Patrimonio de la Unesco

Es uno de los espacios más queridos y apreciados por los catalanes

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Cataluña cuenta con seis lugares, monumentos o espacios declarados Patrimonio Mundial de la Unesco. Uno de los más conocidos es la antigua Tarraco romana.

Este 2025, Tarragona ha celebrado por todo lo alto el 25.º aniversario de su nombramiento por parte de este organismo internacional. Sin embargo, ese mismo año, en el 2000, otro rincón de Cataluña recibía la misma distinción.

No se ha hablado tanto de él en este 2025, pero, sin duda, es uno de los espacios más queridos y apreciados por los catalanes. Se trata del románico que se esconde en el valle de Boí.

La Unesco incluyó este conjunto en su lista por tres razones esenciales: la excepcional calidad artística de las obras conservadas, la extraordinaria preservación de los templos y la concentración —sin precedentes— de arquitectura románica en un espacio tan pequeño.

Patrimonio en las alturas

En apenas 15 kilómetros de este valle situado a más de 1.000 metros de altitud se conserva una cantidad de arte sin igual y en un estado excelente.

Solo en este territorio se alzan nueve iglesias que representan el mejor ejemplo del arte románico lombardo conservado en Europa. Una concentración única de murales, retablos e iglesias que destacan por su coherencia estilística, su antigüedad y su magnífica conservación.

El pueblo de Durro

El pueblo de Durro

Un románico que no existe en ningún otro lugar. Buena prueba de ello es que algunos de sus murales se conservan ahora en museos de todo el mundo —no solo en Cataluña, sino también en Estados Unidos—. Todo ello ha sido posible por dos factores principales.

Por un lado, el aislamiento geográfico, que hizo que pocos pueblos o invasores llegaran hasta aquí para destruirlos. Por otro, la propia comunidad local, a menudo humilde y ligada al ritmo estacional de la montaña, que mantuvo las estructuras originales sin grandes intervenciones.

Sant Climent de Taüll

Uno de los lugares cuya conservación impresiona es la iglesia de Sant Climent de Taüll, quizá la más conocida del románico español. Consagrada en 1123, destaca por su campanario de seis pisos y una arquitectura de una pureza casi académica.

Pero, sobre todo, si hay algo que se admira con devoción es el Pantocrátor más famoso del románico europeo. Aunque actualmente en su interior solo puede verse una recreación audiovisual, los murales originales del ábside se aprecian hoy en el MNAC tal como lucían en el siglo XII.

Santa Maria de Taüll

A escasos metros se halla la iglesia de Santa Maria, también consagrada en 1123. Su interior conserva reproducciones de pinturas murales de notable dinamismo, con escenas de la infancia de Jesús y un extraordinario bestiario.

Arquitectónicamente, presenta una planta más compacta, un campanario más bajo y una decoración lombarda igual de rigurosa. Juntas, las dos iglesias de Taüll forman el núcleo simbólico del conjunto declarado por la Unesco.

Sant Joan de Boí

Situada en el pueblo que da nombre al valle, la iglesia de Sant Joan conserva algunos de los ciclos pictóricos más narrativos del románico catalán. Sus pinturas —hoy en el MNAC y en el museo local— representaban animales fantásticos, escenas bíblicas y episodios moralizantes destinados a una población mayoritariamente analfabeta.

Su planta basilical, su pórtico y su torre, más baja que las de Taüll, muestran un románico más funcional, pero no menos valioso.

Santa Eulàlia d’Erill la Vall

Ya más alejada de los núcleos principales, en Erill la Vall se encuentra uno de los templos más elegantes del conjunto. Su campanario, estilizado y perfectamente proporcionado, se ha convertido en el icono visual del valle.

En su interior se conserva la reproducción del famoso conjunto escultórico del Descendimiento de Erill la Vall, una obra maestra del románico catalán cuyos fragmentos originales están repartidos entre el MNAC y el Museo Episcopal de Vic.

La Nativitat de Durro

Visible desde buena parte del valle, la iglesia de la Nativitat de Durro combina monumentalidad y sobriedad. Su porche porticado —uno de los pocos del conjunto— y su campanario macizo la diferencian del resto.

Fue un templo importante dentro de la red eclesiástica medieval del valle y es uno de los mejores ejemplos de cómo el románico se adaptó a los pueblos de montaña habitados durante todo el año.

Iglesia Santa Maria de Taüll

Iglesia Santa Maria de Taüll Centre del Romànic

Sant Feliu de Barruera

Ubicada en el fondo del valle, Sant Feliu posiblemente sea la iglesia que mejor muestra la evolución del románico a lo largo de los siglos. Sus sucesivas ampliaciones y restauraciones permiten leer varias capas históricas.

Aquí se aprecian desde las primeras estructuras lombardas hasta añadidos medievales que reflejan los cambios demográficos del territorio. Su ubicación junto al río la convierte en una de las más accesibles del conjunto.

Santa Maria de Cardet

Construida sobre una terraza natural que domina el valle, es una de las iglesias más espectaculares por su emplazamiento. Su planta alargada y su ábside elevado refuerzan la idea de templo fortificado.

Posee una de las estructuras más singulares del conjunto y se considera un ejemplo perfecto de cómo el románico supo adaptarse a la topografía pirenaica.

L’Assumpció de Cóll

Menos conocida, pero imprescindible, la iglesia de Cóll destaca por su pórtico de acceso y por la elegancia de su nave, que conserva elementos estructurales originales del siglo XII. Su interior austero y la coherencia formal de sus muros la convierten en una de las joyas discretas del valle.

Imagen de la Vall de Boí, en Lleida

Imagen de la Vall de Boí, en Lleida Cedida

Sant Quirc de Durro

Esta ermita se encuentra en lo alto de una colina y domina el paisaje con una presencia pequeña pero rotunda. Aunque es la más modesta del conjunto, su valor radica en su aislamiento y en el uso comunitario que tuvo durante siglos.

Lo mejor de todo es que todas estas joyas se encuentran en un radio de apenas 15 kilómetros y en un paisaje bucólico impresionante. Sin ir más lejos, aquí arrancan decenas de rutas que atraviesan el Parc Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, uno de los espacios naturales más espectaculares de España, con más de 200 lagos. Un lugar muy especial.