Las desconocidas cascadas termales ocultas en los Pirineos, Thuès-les-Bains

Las desconocidas cascadas termales ocultas en los Pirineos, Thuès-les-Bains PYRÉNÉES-ORIENATALES

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Las desconocidas cascadas termales ocultas en los Pirineos: saltos de agua caliente de 35 metros a dos horas y media de Barcelona

Los saltos de agua alcanzan unas temperaturas impensables para un paisaje de alta montaña: entre 40 y 60 grados

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Cuando se habla de termas, uno piensa en balnearios. Algo de eso hay. Otros conocen fuentes termales escondidas en rincones remotos del mundo.

Lo que es menos común es encontrarse con cascadas termales de más de 35 metros de altura. Existen, y no hace falta subirse a un avión ni recorrer miles de kilómetros: a solo dos horas y media de Barcelona, este tesoro natural sorprende a todo aquel que lo visita.

Para llegar hasta él hay que cruzar la frontera con Francia y adentrarse en las gargantas rocosas del valle del Têt, en los Pirineos Orientales. Aquí, la vegetación se vuelve más frondosa y salvaje, y el aire huele a bosque húmedo.

Pero ese aroma cambia en cuanto uno se acerca a las aguas termales: de pronto aparece el inconfundible olor a azufre, herencia del antiguo termalismo decimonónico.

Dónde está

Thuès-les-Bains es un pequeño enclave francés donde el agua brota caliente desde las entrañas de la montaña y cae en forma de cascadas humeantes. En su descenso, forma pozas naturales en las que cualquiera puede sumergirse mientras fuera hace frío, y sin necesidad de pagar por ello.

El contraste es lo más sorprendente. Si por la mañana el bosque amanece cubierto de niebla fría, en estos saltos de agua reina una neblina cálida que se eleva desde el cauce. Es vapor caliente.

Cascadas termales a 60 grados

Más de treinta surgencias termales emergen desde grietas invisibles en la roca rojiza de este rincón del Pirineo. El agua nace a temperaturas impensables para un paisaje de alta montaña: suele superar los 40 grados y algunas fuentes alcanzan incluso los 55 o 60 al brotar en la superficie.

Conviene no tocar directamente estas surgencias, pero sí disfrutar de las pozas que forman. Al mezclarse con el agua del río, la corriente resultante es tibia y permite caminar, bañarse o incluso descender un pequeño cañón sin quemarse ni sentir frío en ningún momento. La sensación es única.

En algunos puntos, el agua surge de fisuras verticales y cae formando auténticas cascadas termales naturales. En otros, resbala por la roca creando láminas brillantes que alimentan pozas profundas donde bañarse es un auténtico placer.

Los visitantes vienen a disfrutar de estas aguas sulfuradas y mineralizadas durante todo el año, porque aunque el exterior esté helado, el agua nunca hierve ni llega a temperaturas extremas.

Cómo es el lugar

Aun así, la actividad más popular de Thuès es el descenso de su barranco termal, un cañón estrecho y sinuoso donde el cauce se encajona entre curvas suaves y paredes abruptas.

De repente, aparece un rápel de veinte o treinta metros, acompañado por un hilo constante de agua templada. La experiencia es sorprendente e inolvidable.

Termas gratis

Aunque pueda sonar extremo, este barranco es accesible para prácticamente cualquier persona con una condición física básica. Y, quien no quiera hacer rappel puede igualmente acceder a algunos tramos a pie, detenerse en las pozas humeantes y disfrutar de un momento de calma y calor natural.

En Thuès no hay hoteles ni spas ni servicios turísticos al uso. Lo que hay es un entorno poderoso, salvaje, semiclandestino y gratuito que lo hace aún más atractivo.

Lo curioso es que hoy muy poca gente lo conoce, pese a que Thuès-les-Bains fue un destino célebre a mediados del siglo XIX. La zona vivió un auge inesperado gracias a la moda del termalismo, que impulsó la construcción de balnearios por todo el Pirineo.

En este rincón francés se levantaron hoteles, galerías de duchas y baños, instalaciones de tratamientos e incluso una estación de tren conectada directamente con el complejo. Las aguas, ricas en minerales, se utilizaban para tratar afecciones reumáticas, problemas de piel y trastornos circulatorios.

De la fama al olvido

Las élites burguesas acudían al balneario para “curarse”, pero también para relacionarse en un entorno saludable y tranquilo. El declive llegó en pleno siglo XX.

La competencia, los cambios en las modas terapéuticas y los costes de mantenimiento hicieron que muchos de estos lugares cayeran en desuso. El balneario de Thuès fue quedando atrás hasta abandonarse por completo.

Hoy solo quedan las ruinas de ese edificio, ocultas entre la vegetación, lo que añade un aire bucólico y misterioso al lugar. Vale la pena acercarse para ver cómo la naturaleza ha recuperado lo que un día fue un destino de renombre.

Cómo llegar

El visitante llega por carretera y, tras unos minutos de caminata, se adentra en este universo geotermal desconocido para la mayoría. El agua caliente, las paredes de roca, los restos del antiguo balneario y la aventura del barranco forman una experiencia singular y muy diferente de cualquier otra escapada pirenaica.

A dos horas y media de Barcelona, Thuès-les-Bains sigue siendo un secreto. Un secreto caliente, literal y metafóricamente, protegido por las montañas del Pirineo. Para llegar, basta con tomar la AP-7, cruzar La Jonquera y continuar por la autopista francesa A9. Desde allí, la carretera N116, bien señalizada, recorre el valle del Têt hasta llegar a la pequeña comuna de Thuès-Entre-Valls, punto de entrada a este paraje único.