Parece una piscina natural pero es una playa: así es la increíble cala secreta de la Costa Brava, sin arena y con aguas cristalinas

Hace unas semanas Crónica Global hablaba de la piscina secreta de la Costa Brava. Se trata de un rincón increíble que parece fruto de la naturaleza, pero que en realidad es producto de la mano del hombre. Pero como bien se sabe, el ser humano nunca podrá llegar a crear paisajes como los que uno se encuentra por el mundo y en los que no ha tenido nada que ver.

Otro paseo por la costa de Girona, lleva a una piscina natural de agua salada. Se trata de una de las calas más pequeñas del litoral catalán y que, sin embargo, alberga un pequeño embarcadero. ¿Cómo es posible? Solo la naturaleza lo sabe.

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Su nombre puede llevar a confusión, parece que sea una playa de las islas Baleares. Sus aguas turquesas recuerdan a las de Formentera y Menorca y, en cambio, hay mucha menos gente. Sobre todo, porque no se cabe. 

Se encuentra entre Sant Feliu de Guíxols y S'Agaró, siguiendo el famoso Camí de Ronda que recorre todo el frente marítimo catalán. Sale en los mapas, y es fácil llegar. A pesar de estar rodeada por un acantilado y hay escaleras y rampas que facilitan el acceso. Eso sí, allí no hay servicios, ni siquiera socorristas. Por tanto, es mejor ir con cuidado en el descenso. 

Una playa especial

Una vez conseguido, se llega a Sa Caleta, una pequeña y rocosa playa que, por sus dimensiones y sus aguas calmas, parece casi una piscina. Sólo hace falta contemplar sus aguas para darse cuenta.

Los más curiosos de todo es un pequeño detalle que allí se encuentra: un antiguo embarcadero que todavía mantiene un enorme hierro para cargar y descargar los barcos de la época. Una construcción que la convierten en un destino especial.

Cómo es

Sa Caleta es un remanso de paz entre todo el turismo que abarrota la Costa Brava. Su entorno es tranquilo, siempre que los más jóvenes no estén por allí. Por eso, algunos se acercan pronto para escapar del bullicio de la playa principal de Sant Pol, muy cercana.

Al estar protegido por las rocas de los acantilados, sus aguas permiten un nado sosegado e incluso sumergirse en la serenidad del mar. No es extraño ver a algún niño o aficionado al snorkel explorar la zona. Claro que con la claridad del agua no hacen faltas ni gafas para ver qué hay debajo.

Fácil acceso

Llegar allí es sencillo, uno ha de tomar el Camí de Ronda en dirección sur desde la playa de Sant Pol y, a pocos metros, casi desapercibida, aparece esta cala. Mejor no ir muy equipado ya que no hay arena ni espacio para estirar la toalla. Mucho menos lugar donde poner la sombrilla.

Solo hay dos posibilidades, sentarse en la roca o subir en el pequeño rellano que hay en la entrada del antiguo embarcadero. No hay mucho más. ¿Pero qué más se puede pedir en un mundo que impide parar y relajarse.

Un rincón de paz en la Costa Brava

Esa es precisamente la gracia de Sa Caleta. Es un rincón tan protegido por la naturaleza, que hasta impide su explotación. Es un lugar diseñado para el baño y el relax. Para refrescarse, disfrutar de la calma y poco más. Uno puede 

Con aguas cristalinas y una rica vida marina, esta cala es un paraíso para los amantes del snorkel y la exploración submarina. El fondo, no muy profundo, se puede ver a simple vista, pero si uno va bien equipado puede observar de cerca la cantidad de vida submarina que allí se esconde.

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Gracias a que la gente no se queda allí mucho rato e incluso que pasa de largo, la fauna marina campa allí a sus anchas. Eso también ha de advertir al bañista de que puede que se encuentre algún erizo. Se ha de ir con cuidado.

Cómo llegar

Al ser una playa tan pequeña y resguardada es imposible llegar en coche, lo más práctico s acercarse a S’Agaró y trata de aparcar cerca de la playa de Sant Pol. Desde Girona son 40–45 min. Se toma la C-65 en dirección a Sant Feliu de Guíxols, y luego se enlaza con la C-31 hasta el destino.

Desde Barcelona el viaje alcanza la hora y media. Se va por la AP-7 en dirección Girona, tomando la salida 9A y enlazar con la C-35 hasta conectar con la C-65.