
La terrible historia de este hermoso pueblo catalán arrasado por la peste, Bossòst CATALUNYA TURISME
No dejes pasar la oportunidad de hacer esta desconocida ruta: el hermoso pueblo catalán arrasado por la peste
Un paseo por esta zona implica un viaje en el tiempo rodeado de hermosos paisajes
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Hay historias terribles que acaban con un final feliz y dejan un hermoso legado. Todos los castillos de la Edad Media son un claro ejemplo.
Las fortalezas medievales que pueblan Cataluña y que ahora lucen majestuosas son frutos de la defensa de los pueblos que habitaban estas tierras. Allí se encerraba y torturaba al enemigo y, en algunas, llegó a morir gente. En cambio, en la actualidad, sus edificios enamorar.
Algo parecido sucede con un pequeño pueblo catalán de apenas 1.141 habitantes. A simple vista, sus casas de piedra cubiertas con techos de pizarras, sus siete ermitas, su puente viejo sobre el río y los verdes prados de su alrededor enamoran. Su historia, en cambio, pone los pelos de punta.
Cuenta la leyenda que, en la Edad Media, cuando la peste se extendía por Cataluña, un pastor y su rebaño subieron desde su pueblo a las montañas de los Pirineos. En el camino se encontró un monje con el que se paró a hablar en busca de consejo.
Una leyenda particular
El ganadero estaba preocupado. La Vall d'Aran, donde estaba, estaba arrasada por la enfermedad. Así que pidió consejo al clérigo.
El religioso trató de calmar al hombre. Tenía la solución para él y para su pueblo. Tan sólo debía construir siete ermitas alrededor del municipio y quedarían completamente a salvo.

Bossòst
La solución contra la peste
La propuesta se las traía y los vecinos no se lo pusieron fácil. El pastor tuvo que volver a la montaña para comentarle el rechazo de sus vecinos y éste tomó medidas. El monje le hizo sacarse la camiseta y le marcó sus cinco dedos en la espalda. “Ahora sí te creerán”, soltó.
Aterrorizados por la enfermedad mortal y el riesgo de contagio y ante las pruebas de que el pastor venía enviado por un religioso, se pusieron manos a la obra. Esta vez siguieron las instrucciones a rajatabla y enfocaron las ermitas mirando hacia el pueblo, todo para estar a salvo. Y lo lograron.
Qué pueblo es
Seis de esas ermitas se encuentran todavía en pie. Son las de Sant Fabián y Sebastián, Sant Roc, Sant Cerat, Sant Joan Crisòstom, Sant Antoni y la Pietat. Una séptima, la de Santa Eulàlia, está en ruinas. Sólo se conservan sus cuatro paredes.
Todas ellas, a las que cabe añadir la iglesia de Santa María de la Purificación, se hallan en Bossòst, un municipio de la Vall d’Aran, situado a 924 metros de altura, que enamora a sus visitantes por estas iglesias, por su pasado y su presente.

Bossost WIKIPEDIA
Una ruta rodada de naturaleza
La historia puede ser cierta o inventada, pero cuesta encontrar otra explicación que argumente por qué un municipio tan pequeño, en medio de una naturaleza arrolladora por su belleza y frío por la cantidad de nieva que cae en invierno, tiene tantos templos religiosos. Es cierto que si uno mira las fechas, hay siglos de diferencia entre las edificaciones de unas y otras, pero claro, pierde gracia y atractivo turístico.
Es cierto que se pueden tomar muchos senderos que llevan a lugares increíbles de la zona, donde la naturaleza demuestra su majestuosidad. Pero lo cierto es que estas siete ermitas y la iglesia extra despiertan una gran curiosidad.
Las ermitas
Lo mejor que uno puede hacer para saber qué se va a encontrar allí es ir. Pero para los que necesitan algo de información, he aquí unos breves apuntes sobre estas ermitas.
- Iglesia de Sant Fabián y Sebastián. La primera mención de esta capilla hace referencia al culto de un solo santo, Sebastián. Era un texto del siglo XVII en el que se hablaba sobre las cuatro iglesias de la villa. Un siglo más tarde se hace referencia a la devoción de los dos santos que le dan nombre.
- Iglesia de Sant Roc. Antes fuera del pueblo, ahora dentro, esta iglesia del siglo XIX, obviamente tenía la misión encomendada, ya que es el santo protector de epidemias.
- Iglesia de Sant Cerat. Sin datación concreta, se la considera la más antigua de todas. Ahora, queda a las afueras, en la parte alta del municipio.
- Iglesia de Sant Joan Crisòstom. Erigida en el siglo XVIII se la computaba como una de las cinco ermitas de la época. Está reformada ya que sufre varios aludes.
- Iglesia de Sant Antoni. Otra de las más actuales, del siglo XIX. Queda bastante alejada, en el camino al Portilhon.
- Iglesia de la Pietat. Si estás en los Pirineos, lo normal es tener una virgen de las nieves, como es el caso. La ermita se encuentra en el acceso sur.
- Iglesia de Santa Eulàlia. Una de las más antiguas, construida entre los siglos XVII y XVIII, es también la peor conservada.

Ermita de Sant Joan Crisòstom GOOGLE
A pesar de que la ruta habla de siete ermitas, la Iglesia de Santa María de la Purificación, también en el lugar merece destacarse. Sobre todo, porque es la más antigua de todas. Pertenece al románico, fue erigida entre los siglos XI y XII, y desde 2015 fue catalogada Bien Cultural de Interés Nacional.
Cómo llegar
Llegar hasta el pueblo de las siete ermitas es fácil, pero requiere un largo trayecto en coche. Ya desde Lleida, el viaje es de dos horas y medias. Eso sí, sólo hay que seguir la N-230 en dirección la Vall d'Aran y seguir las indicaciones hasta el municipio.
Camino muy parecido es desde Barcelona, aunque se tarda más. Uno debe tomar la A-2 hasta Lleida y, una vez allí, tomar la N-230. Eso sí, son cuatro horas y 45 minutos de viaje.