
La Torre de Pisa catalana, Santa Eugènia de Nerellà
La Torre de Pisa catalana: un campanario del siglo XII en medio del Pirineo declarado bien de interés cultural
Un equipo de la ciudad italiana tuvo que venir a Cataluña para evitar el colapso de la torre
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La Torre de Pisa es única, sí. Esta obra de Bonanno Pisano, enterrado a los pies del monumento, es uno de los iconos de Italia. El mundo ve una imagen de este edificio y ya lo sabe ubicar.
Cataluña también tiene su particular Torre de Pisa. No es blanca ni tiene forma circular, pero sí está al lado de una iglesia y, obviamente, también está inclinada. Mucho.
Dónde se encuentra
A pesar de no ser tan conocido, este campanario se ha logrado mucha fama en el Pirineo catalán. De hecho, quien sabe de él, rápidamente desea acercarse para disfrutar de una joya del románico que le hace la competencia a Pisa.
El edificio en cuestión se encuentra en Bellver de Cerdanya, un pueblo de la provincia de Girona frecuentado por la clase alta catalana. Allí, se encuentra, la iglesia de Santa Eugènia de Nerellà, la Torrre de Pisa catalana.
Una iglesia protegida
En realidad se trata de un templo románico del siglo XII que destaca por si inclinación, su historia y su arquitectura de estilo románico. Todo ello le ha valido la declaración de Bien Cultural de Interés Nacional.
No le ha sido fácil sobrevivir. Más allá de por su edad, la obra tiene más de mil años, por todo lo que ha tenido que pasar: reformas, incendios, restauraciones y variaciones que le han hecho acabar así.
De cuándo es
La primera mención documentada de Nerellà aparece en el acta de consagración de la Catedral de la Seu d'Urgell en el año 839. La iglesia actual, sin embargo, se erigió en el siglo XII sobre una construcción prerrománica previa.
Desde sus inicios, ha sido el centro religioso para los habitantes de las cercanas localidades de Olià y Nas. Estas pequeñas localidades no disponen de su propio templo y dependen de esta iglesia, que también alberga su cementerio.
Primeros problemas
El primer momento clave de la historia de la iglesia de Santa Eugènia de Nerellà llegó en plena edad media. En los siglos XV y XVIII, el templo sufrió importantes modificaciones que alteraron su estructura original, con la excepción del campanario románico, que se mantiene intacto hasta la actualidad.
Dos siglos más tarde, el templo fue casi destruido. Durante la Guerra Civil, un grupo de anarquistas se acercaron el edificio y le prendieron fuego a la ermita y a varios templos de la región. Pese a que el incendio afectó al cuerpo principal de la iglesia, el campanario logró sobrevivir a la devastación.
La Torre de Pisa catalana
Precisamente, esta torre, que ha sobrevivido a todas las vicisitudes de Santa Eugènia de Nerellà, es el que da el sobre nombre al lugar. Su inclinación es más que evidente, pero también lo que la diferencia del resto, aunque está en sintonía con la arquitectura de la zona.
Como muchas iglesias del Pirineo, el campanario es de origen románico. Sus dimensiones, por eso, no son tan imponentes como los de Pisa.
Se trata de una torre cuadrada de 3,40 metros de lado y 18,50 metros de altura, con cuatro niveles de diseño lombardo. Presenta arcos ciegos en su segundo y tercer nivel, mientras que el último piso alberga amplios ventanales de medio punto.
Aunque todo esto no todo lo que le caracteriza. Con un desplome de 1,20 metros hacia el sureste, esta inclinación ha hecho que el campanario y la iglesia sean comparados con la famosa Torre de Pisa en Italia.
Intervención italiana
La comparativa no es baladí. Cuando los responsables del templo empezaron a ver su inclinación fueron a los expertos italianos.
El mismo equipo técnico que trabajó en la consolidación de la Torre de Pisa participó en la estabilización del campanario de Santa Eugènia. Fue en un proyecto que, si bien fue costoso, sirvió para evitar su colapso.
Una iglesia a visitar
Más allá de por su inclinación, Santa Eugènia de Nerellà bien merece una visita. Es una iglesia de una sola nave, dividida en tres tramos y con un presbiterio cuadrado. Su cubierta presenta una combinación de bóveda de lunetos y bóvedas de arista en las capillas laterales.
En los siglos XV y XVIII, se derribó el ábside románico original y se construyó en su lugar la actual entrada principal. También se añadió una cúpula barroca en la nave central, lo que, con el tiempo, afectó a la estabilidad de la estructura.
Últimas reformas
Estas no fueron sus únicas reformas. A finales del siglo XX, el templo requirió importantes intervenciones debido al deterioro progresivo causado por las modificaciones estructurales.
La última intervención que requirió el templo fue en el 2002. En su restauración, se descubrieron dos absidiolas ocultas en el antiguo presbiterio, lo que proporcionó más información sobre la configuración original del templo.