Los monasterios poseen una belleza única que se manifiesta en su arquitectura, su entorno natural y su propósito espiritual. Estas construcciones, muchas veces ubicadas en parajes aislados como montañas o valles, parecen fundirse con el paisaje, creando así un ambiente de serenidad y recogimiento. Sus muros de piedra, claustros silenciosos y capillas adornadas con vitrales reflejan una simplicidad austera, pero profundamente impactante.
Los detalles artísticos que los adornan, como esculturas y manuscritos, son una muestra de la devoción y el esfuerzo humano por plasmar lo divino a través del arte. Sin embargo, la verdadera belleza de los monasterios radica en su vida interior y su propósito espiritual. Son espacios dedicados a la oración, la reflexión y la paz, cargados de una atmósfera de tranquilidad que ha sido cultivada durante siglos.
Patrimonio de la Humanidad
El Real Monasterio de Santa María de Poblet o, simplemente, monasterio de Poblet, es el prototipo de abadía cisterciense española. Se encuentra en la comarca de la Conca de Barberá, en el término municipal de Vimbodí y Poblet, en Tarragona.
El primer cenobio fue impulsado y patrocinado por Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, que lo entregó a los monjes bernardos de la abadía de Fontfroide en el año 1149. Además, fue panteón real de la Corona de Aragón, desde finales del siglo XIV hasta la extinción de la casa real de Aragón en el siglo XV.
Alcanzó su máximo esplendor en el siglo XIV y su total decadencia y abandono en 1835, como consecuencia de la desamortización de Mendizábal. En 1930 se inició su restauración, en 1935 pudo dedicarse la iglesia al culto y en 1940 retornaban a su abadía algunos monjes. No todos los espacios pueden visitarse, por ser dependencias en clausura utilizadas por los cistercienses que, de nuevo, ocupan el monasterio.
En 1991 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Poblet, junto con Guadalupe, El Escorial, San Millán de Yuso y San Millán de Suso son los monasterios en España que gozan de este título.
La construcción del monasterio
La construcción de este monasterio comenzó, aproximadamente, sobre el año 1163, es decir, a los diez años de su fundación. Está documentado que en este año, Arnau de Bordells hizo una donación para la construcción definitiva en piedra y el señor de Espluga Jussana, Ramón de Cervera, extendió una autorización a los monjes para que pudieran extraer la piedra necesaria para construir el monasterio y sus dependencias.
Los edificios del Císter tenían muy en cuenta el enclave y su entorno. Uno de los condicionantes que más se respetaba era la existencia próxima de una corriente de agua de la cual se extraían los canales necesarios que hacían pasar por el propio y definitivo complejo monástico. En el momento de la fundación de un monasterio cisterciense se erigían, provisionalmente, una serie de estancias adecuadas para la vida comunitaria en espera del gran edificio definitivo que solía construirse pasados unos diez años y, a veces, hasta veinte. También, podía ocurrir que existiese ya algún tipo de edificación antigua y modesta donde los monjes empezaban su andadura.
Evolución arquitectónica
Cuando se iniciaban las grandes obras en piedra, se construía deprisa una pequeña capilla que, generalmente, quedaba después como capilla de enfermería y en algunos casos, como en el monasterio de Poblet, tenía incluso adosado un pequeño claustro, llamado aquí claustrillo de San Esteban o de la Enfermería, nombre del santo a quien está dedicada la iglesita. La capilla de San Esteban se dedicó, después, a capilla funeraria. Esta construcción y su claustro constituyen el núcleo más antiguo del siglo XII de todo el recinto.
Mientras los monjes vivían en este núcleo descrito, se fue alzando la definitiva iglesia, entre los años 1162 y 1196. En 1200 estaba ya terminado el muro norte colindante con la parte sur del claustro. Tras estas obras se debió construir la primitiva sala capitular -que se transformaría años más tarde-, la sacristía antigua, el locutorio y el dormitorio de monjes en el piso de arriba. A mediados del siglo XIII se hicieron ampliaciones y renovaciones tal y como se documenta en escritos conservados de donaciones y testamentos.
En 1225 y 1234 se habla de la obra del refectorio de conversos; otro documento de 1243 que señala la obra del dormitorio. De esto se deduce que a mediados del siglo XIII ya estarían levantados al menos tres de los cuatro lados del claustro. Donaciones hechas en 1249 y 1250 dejan bien claro que eran para las obras del 'nuevo capítulo' y ornamentación de la 'sacristía nueva' y 'nuevo dormitorio', es decir, para sustituir o remodelar las antiguas estancias de finales del siglo XII.
El monasterio se amplió en el siglo XIV con las obras del atrio del obispo Copons, la bodega -en sustitución del dormitorio de legos- y el dormitorio de monjes jubilados. A finales de este mismo siglo se construyó el complejo del llamado palacio del rey Martín el Humano. Entre los años 1789-1792 se construyó la sacristía nueva adosada al muro sur de la iglesia y ocupando un sector de la línea de la muralla.