Cuando uno piensa en un pueblo medieval cerca de Barcelona, fácilmente se le viene a la cabeza un nombre: Mura, un hermoso pueblo a unos 45 minutos de la capital. Pero no todo acaba allí, a una hora aparece otro municipio de similares características donde la naturaleza y la historia tienen un peso clave.
No es extraño. Cataluña tiene un pasado cargado de momentos clave, mezcla de culturas y de pueblos y eso la convierte en un territorio rico en cultura y en pueblos medievales que parecen detenidos en el tiempo. Estos lugares, además, ofrecen a los visitantes una oportunidad de desconexión y una ventana a un pasado donde las calles empedradas, los castillos imponentes y las murallas centenarias narran historias de esas épocas pretéritas.
Aunque algunos de estos pueblos como Mura o Taüll suelen ser los destinos más populares, existe otro que destaca por su belleza y autenticidad, un rincón escondido en la comarca de la Garrotxa que ofrece un paisaje que parece sacado de un cuento de hadas: Santa Pau.
Ubicado en el corazón del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, este pueblo se presenta como un refugio de tranquilidad rodeado de los imponentes volcanes de Can Simó, Santa Margarida y Croscat. Un entorno más que especial en Cataluña que otras localidades más conocidas no tienen.
Un pueblo entre montañas
Este encantador pueblo medieval no está muy lejos de la capital, sólo a hora en coche de Barcelona. Eso le hace tener una temperatura más que agradable para escapar del bochorno del verano y abrazar los colores del cercano otoño. Si a eso se le suma a las historias de caballeros y damas de épocas pasadas que allí se vivieron, Santa Pau consigue destacar entre los planes de escapada.
Su ubicación estratégica entre montañas y su estructura arquitectónica parece haberse congelado en el tiempo, hasta el punto que Santa Pau se ha convertido en un destino privilegiado para aquellos que buscan un plan diferente, alejado de la rutina y en plena armonía con la naturaleza.
Qué ver
Al recorrer las estrechas y empedradas calles de Santa Pau, uno se sumerge en la atmósfera de la Edad Media. Sobre una colina al pie de la Sierra de Finestres, el pueblo está dominado por un impresionante castillo que data de entre los siglos XII y XVIII, antiguamente residencia de los señores de la Baronía de Santa Pau. Este edificio de planta rectangular y sus robustas murallas está acompañado de la hermosa Torre del Homenaje, que añade un toque de majestuosidad al conjunto.
El casco antiguo, conocido como la Vila vella, es un auténtico laberinto medieval que invita a recorrer sus estrechas callejuelas, donde cada rincón ofrece vestigios de la historia. Un ejemplo claro de estos detalles arquitectónicos que se pueden encontrar mientras se pasea por el pueblo son los dinteles de la Calle Mayor, tallados en los siglos XVII y XVIII. Las pequeñas esculturas que adornan algunos puntos del casco histórico, realizadas durante un encuentro de artistas en 1992, añaden un toque contemporáneo al ambiente medieval.
Uno de los puntos más destacados de Santa Pau es la Plaza del Mirador, desde donde se puede admirar la vista más espectacular del pueblo. Desde esta plaza, los visitantes pueden contemplar las casas de piedra del núcleo antiguo que se asoman sobre la colina, las murallas que protegían a sus habitantes y el campanario de la iglesia que se eleva majestuosamente entre los tejados. Por su parte, la plaza, con sus terrazas y su ambiente tranquilo, se convierte en el lugar ideal para relajarse y disfrutar de una pausa mientras se admiran las vistas.
El Castillo de Santa Pau
Pero sin lugar a dudas, la estrella de Santa Pau, su corazón, es el Castillo de la Baronía, un edificio que, a pesar de su apariencia de casa señorial fortificada, conserva la esencia de un auténtico castillo medieval.
En su interior, los visitantes pueden explorar un patio de armas, amplias escaleras y los restos de lo que fueron las estancias principales de los señores de Santa Pau. Aunque en ocasiones el castillo está cerrado, su imponente presencia en la parte alta del pueblo ofrece una imagen inolvidable que transporta a otra época.
Rutas de senderismo
Más allá de lo que se cuece en el casco urbano, los alrededores naturales de la Garrotxa bien merecen ser explorados y Santa Pau es un gran punto de partida. Desde allí, sale la Ruta por las Tierras de los Barones de Santa Pau, por ejemplo, que lleva a los excursionistas hasta la cima de Finestres, uno de los miradores más impresionantes de la región, donde se pueden visitar los restos del Castillo de Finestres y la ermita de Santa María de Finestres.
Otra opción popular es la Ruta de los Antiguos Caminos de Monjes, que ofrece un recorrido de cinco horas con vistas espectaculares hasta la capilla de Sant Abdó y Sant Senén y el santuario de Sant Julià del Mont.
A vista de pájaro
Para quienes sean menos de pasear y no sufran vértigo pueden optar por los vuelos en globo que ofrecen algunas empresas de la zona y dan la posibilidad al visitante de ver desde el aire a los volcanes y contemplar el impresionante paisaje desde el aire. Esta actividad permite descubrir la Garrotxa desde una perspectiva diferente, brindando vistas panorámicas inigualables de los bosques, los volcanes y los encantadores pueblos que se esconden entre las montañas.
Pero no olvidemos que todo municipio de Cataluña ha de aportar mucho algo más. Hay muchos pueblos que destacan por aspectos como la historia y la arquitectura, siempre ha de haber algo que le haga distintivo y Santa Pau lo tiene. Es su gastronomía.
Qué comer
La visita a Santa Pau no estaría completa sin probar algunos de los productos más emblemáticos de la región. Los fesols (guisantes) de Santa Pau, pequeñas alubias blancas con denominación de origen, son el ingrediente estrella de muchos platos locales y un tesoro gastronómico que no se puede dejar de probar. Además, la butifarra, elaborada con recetas tradicionales, es otro de los manjares que los visitantes pueden disfrutar en los restaurantes y tabernas del pueblo, donde la cocina se mantiene fiel a las raíces y los sabores de la Garrotxa.
Cómo llegar
Para llegar a Santa Pau desde Barcelona en coche, el trayecto comienza tomando la autopista AP-7 en dirección a Girona. Después de aproximadamente 60 kilómetros, se debe tomar la salida 6 hacia la C-66 en dirección a Banyoles y Olot.
Continuando por la C-66 durante unos 30 kilómetros, se llegará a la localidad de Besalú, un punto de referencia conocido por su impresionante puente medieval. Desde Besalú, hay que seguir las indicaciones hacia la carretera GI-524 que conduce directamente a Santa Pau, adentrándose en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa.