La conexión de Argentina con España es de sobras conocida. Siempre se ha dicho que el gran movimiento migratorio al otro lado del charco fue desde Galicia. Tanto es así que a los españoles allí se les llama gallegos. Hasta aquí, ninguna novedad.
Tampoco se descubre el pan de ajo al comentar que son muchos los argentinos que también se han venido a vivir a España, en especial a Cataluña. El clima parecido al de Buenos Aires, el idioma y los lazos familiares hacen mucho. Y el territorio ha salido ganando: la gastronomía argentina ya está interiorizada con sus empanadas, facturas y carnes.
Pueblo argentino con raíces catalanas
Pero en realidad, la relación catalano-argentina viene de lejos. Pruebas hay a miles y no se acaba con la Casa de Cataluña que está en la capital argentina. En la provincia hay un curioso pueblo que tiene un origen muy catalán.
El municipio en cuestión tiene un nombre que da pistas, San Mayol. Maiol es un nombre puramente catalán, bastante arraigado al territorio. Pero si uno se queda aquí se pierde buena parte de la historia.
Dónde está
La localidad, situada a 510 kilómetros de Buenos Aires y aún así perteneciente a la provincia, tiene 116 años. Apenas son 50 vecinos, pero desde hace unos años han visto como su historia puede fomentar el turismo.
Era 1898 cuando el pueblo se constituyó. Pero, en realidad, eran unas pocas casas. El desarrollo llegó con una familia de catalanes, los Mayol.
La familia Mayol
Felipe Mayol de Senillosa y María Luisa Crámer de Mayol quienes viajó hasta Argentina a finales de la Primera Guerra Mundial. Se hicieron con varias tierras, donde diseñaron varias estancias. Una de ellas, por eso, la vendieron para que se construyera la estación de tren que tenía que dinamizar la zona. Funcionó.
El 1 de octubre de 1907 el primer ferrocarril llegó al lugar. A la estación que llevaba el nombre de esta familia catalana. Este avance hizo que estas cuatro casas fundadas en el siglo XIX empezar a cobrar vida.
Interesado por lo que habían creado sus padres en tierras argentinas, el hijo del matrimonio, Jorge Mayol, decidió irse hacia allí. El ingeniero civil, original Mataró, vio que la idea familiar podía ir a más.
El tren acababa de llegar, la población iba a más y decidió dar cobijo a todos aquellos que quisieran conocer la zona. Construyó el Hotel San Mayol, uno de los primeros grandes edificios del pueblo. Tenía grandes salones y decenas de habitaciones que podían llegar a albergar hasta a 100 personas. Una estancia ideal para aquellos trabajadores temporales que acudían allí en tiempo de cosecha. Algunos de ellos se acabaron quedando.
Las Casas Catalanas
El pueblo crecía y crecía (llegó a tener 150 habitantes e incluso se registraron hasta 300) y la fama de los Mayol también. El mismo Jorge construyó dos grandes edificios en Buenos Aires. Pero su mayor legado quedó en el pueblo.
Allí construyó las famosas Casas Catalanas. Se trata de edificaciones dos plantas, portones de madera, puertas en forma de arco que llevaban a patios comunitarios, ventanas rectangulares, balcones con hierro forjado. La idea era que en la planta baja se ubicaran locales comerciales y en la segunda planta vivieran hasta dos familias.
El plan original fue para su hija, Arsinda Mayol, que también se vino de Cataluña. Casada con otro hombre de apellidos catalanes y convicciones independentistas, Paco Masferrer, de Vic, solicitó a su padre un lugar para vivir. Jorge Mayol construyó estas viviendas catalanas, que empezaron a reproducirse por la zona.
Construidas entre 1934 y 1935, las réplicas cautivaron. Algunas ahora tienen otros nombres como las Casas iIvertidas. A pesar de su peculiar nombre, estas construcciones llevan este nombre porque parecen que estén del revés. Y sí, lo están. Los planes urbanísticos de los años 70 en San Mayol, obligaron a que la entrada original de algunas de estas casas quedara en el patio trasero y a la inversa. Puede resultar extraño, pero en realidad se ha convertido en un nuevo atractivo turístico.
Una 'Espardenya' turística
Poco a poco, el pueblo fue perdiendo vecinos. En pleno siglo XXI su población oscila entre los 70 y 50 vecinos, pero hay cambios. Uno de los descendientes de la familia, llamado Ezequiel, ha fundado una empresa para fomentar el turismo en San Mayol.
La compañía en cuestión se llama Espardenya, un nombre que ya dice mucho de sus orígenes. Este es el nombre que recibe una típica sandalia catalana. Las raíces ante todo.
Qué ver en San Mayol
Esta iniciativa ha empezado a funcionar. La difusión de la historia de San Mayol ha dinamizado la economía del lugar. El turismo se vuelve a acercar y su fama ha llegado hasta estos lares.
San Mayol no sólo ofrece la curiosidad de la historia y la arquitectura catalana. El municipio cuenta también con la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, declarada edificio histórico por parte del departamento de patrimonio del lugar.
Se trata de una construcción de 1933 inacabada (hay paredes con ladrillo a la vista y un portón de acceso para los obreros), algo apartada del municipio pero con actividad. Es claramente de inspiración catalana, los techos son de forma ondulada y cubiertos con la llamada teja española le dan un toque colorido más que peculiar. Y sí, también obra de Jorge Mayol. Un catalán que, a pesar de no ser un santo como puede parecer por el nombre del pueblo, ha dejado huella en Argentina.