Hay pueblos de Cataluña que son, simplemente, de película. A pesar de que Barcelona se lleva todo el protagonismo para cineastas como Woody Allen o González Iñarritu, hay otras localidades lejos del área de influencia de la capital con gran atractivo para la pantalla.
Municipios como Girona o Besalú lo demostraron hace unos años con los rodajes de Juego de Tronos, pero mucho antes, en la época del Hollywood clásico, un pueblito como Tossa de Mar vio como Ava Gardner y Frank Sinatra se peleaban por sus calles, mientras ella rodaba Pandora y el holandés errante.
Un pueblo de película (y series)
Ponerse a enumerar todas las películas rodadas en Cataluña sería difícil, pero hay una localidad que en los últimos años se ha convertido en el plató favorito para las grandes producciones de Hollywood, tanto para cine, como para series. Se trata de Lloret de Mar.
En los últimos años, esta ciudad de la Costa Brava ha atraído varios rodajes importantes. Uno de ellos trajo a estas tierras al mismísimo Spider-man. Sí, el actor Tom Holland estuvo no sólo por Barcelona sino también por las calles de Lloret, aunque no enfundado en el traje del hombre araña, sino para rodar Uncharted, una cinta de tal éxito que dio nombre a una nueva atracción de PortAventura.
Esta cinta no ha sido la única. Si los creadores de Juego de Tronos ya fueron a los jardines de Santa Clotilde a grabar, los responsables de La casa del Dragón no han querido dejar pasar la oportunidad de volver allí para rodar. A ellos se les ha sumado una serie tan divertida y bizarra como premia, Mrs. Davis.
Y si las series internacionales se han fijado en Lloret como lugar perfecto para grabar, las nacionales no han sido menos. Producciones como Bienvenidos al Edén, La mano de hierro o El inocente son una buena prueba de ello.
Qué ver en Lloret
Para los que se quedaron con ese Lloret de Mar que parecía el Benidorm catalán, donde la fiesta loca y los jubilados vivían en armonía, les puede parecer extraña esta situación, pero lo cierto es que esta ciudad es mucho más que eso. Tiene playas increíbles, un castillo medieval espectacular y unos mirados ideales para ver las puestas de sol.
Por ejemplo, los mencionados Jardines de Santa Clotilde, tan vistos en la serie son un buen ejemplo. Diseñados por el urbanista Nicolau Rubió i Tudurí en 1919 a petición del marqués de Roviralta, en este espacio natural de 27.000 metros cuadrados no sólo hay infinidad de plantas y árboles de todo tipo, rampas, plazas, terrazas y miradores se reparten por este pequeño cabo para ofrecer unas increíbles vistas al Mediterráneo. Todo ello adornado con una colección de estatuas de mármol de estilo neoclásico que han llevado a estos jardines a ser declarados Bien Cultural de Interés Nacional por parte de la Generalitat.
Las playas
Bajo este recinte se encuentra una de las calas más apreciadas de la Costa Brava. Sa Boadella es un paraje naturalista abierto a todo aquel que desee sentirse en el paraíso, en la tierra, situado al sur de Lloret, a poco más de un kilómetro de la playa de Fenals, una de las alternativas perfectas para los que huyen de la playa larga del municipio. Sus aguas transparentes y su tranquilidad por ser una playa nudista, la hacen idónea para los que quieran un poco de calma.
Cerca de allí, a un kilómetro, está la más popular playa de Fenals y, al lado opuesto, la minúscula y no por ello menos bella Caleta de Lloret, que se encuentra a los pies de un castillo, el Castell de Plaja, otro lugar increíble del municipio.
Visitar dos castillos
A pesar de que puede parecer una fortaleza medieval, este edificio se lo hizo construir el gerundense Narcís Plaja en 1935. A pesar de que hubo polémica por su proximidad con la costa, es ya un emblema del lugar.
Algo más discreto es el Castell de Sant Joan. El problema principal es que, si bien el anterior se mantiene casi intacto, de este sólo luce la torre que está muy próxima a la cala Sa Boadella. Y es que esta es la edificación más antigua de las dos, data del siglo XI d. C. y fue testigo de varios enfrentamientos. Por un lado, el de los herederos del mismo, luego por el Cabildo y sus habitantes y, finalmente, fue casi destruido por los británicos cuando lo bombardearon en plena batalla de Trafalgar. Un lugar cargado de historia que vale la pena visitar.
Cómo llegar
Todo esto, sumado a su gran oferta gastronómica y de ocio hacen de Lloret un lugar de película, en todos los sentidos. Una ciudad, a la que, además, se puede llegar con relativa facilidad si uno va a pasar unos días por Barcelona. Se tarda alrededor de una hora en llegar.
Si se va en coche, se toma la C-32 en dirección noreste hasta empalmar con la carretera GI-600 que llega directa a Lloret. Otra opción es el transporte público. Desde la Estació del Nord de Barcelona hay buses que tardan una hora y 20 minutos en llegar. Alternativamente, se puede optar por el tren hasta Blanes y luego un autobús local hasta Lloret, aunque eso supone unas dos horas de viaje