Un castillo en la montaña

Un castillo en la montaña

Historia

La fortaleza medieval más desconocida de Cataluña: está en Lleida y conserva su torre maestra del siglo XI

Esta construcción del siglo X, ejemplo de las fortalezas de frontera, está al lado de un hermoso templo religioso

5 julio, 2024 15:25

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Francia es conocida por su ruta de castillos, pero Cataluña no se queda atrás. Como decía el anuncio, una ardilla podría ir de castillo en castillo de la comunidad autónoma y conocer así todo el territorio.

Más allá de las bromas, explorar estas fortalezas no sólo es un plan de fin de semana sino una oportunidad de conocer in situ la historia de Cataluña. Desde los castillos medievales, a las ciudades amuralladas con sus torres, estas edificaciones se erigieron por una razón. Algunas han pasado a la historia como el castillo de Montjuic, la fortaleza de Figueres o el castillo de Tamarit, al lado de la playa.

Un castillo desconocido

Otros han pasado más desapercibidos. Tal vez, porque no están próximos al mar, pero su estado de conservación es tan increíble que bien merecen una visitas. Este es el caso del Castillo de Mur.

Situada en el municipio de nombre homónimo, esta fortaleza del Pallars Jussà (Lleida) es un destacado ejemplo de la arquitectura civil del siglo XI. Además, es todo enclave histórico, envuelto en misterio, que ofrece una visión fascinante de la vida medieval en Cataluña. 

Un poco de historia

A su sombra se desarrolló el pueblo castrense de Mur, abandonado hace siglos, al que pertenecía la iglesia de Santa María de Mur. Se trata de un notable poblado medieval que aún conserva restos de muralla ciclópea y suelos de habitación tallados en la roca, descubiertos principalmente en las prospecciones arqueológicas de 1977.

El castillo, por eso, dato de muchos siglos atrás, casi un milenio. El Castillo de Mur está documentado desde el año 969, aunque el documento original se ha perdido. Se trataba de un texto firmado por el Padre Villanueva titulado Viaje literario a las Iglesias de España. 

El texto que si se conserva es posterior. En 1044, el castillo aparece en una cesión del conde Ramon III de Pallars y su esposa Ermesenda a un tal Bertrand Ato, para luego ser cedido a García Ezo y su esposa Ricards en 1045. Pero sin duda, si un personaje le dio la fama fue Arnau Mir de Tost.

Este prohombre fue uno de los más influyentes de la época no sólo poseyó el castillo sino que defendió el territorio de su alrededor, incluida la Colegiata de Santa María de Mur, un templo religioso situado a tan sólo 100 metros de él que defendía los valores cristianos de entonces. Y es que por aquella época se dio la invasión musulmana de Iberia.

Territorio disputado

La zona del Pallars era crucial. Estos dos edificios son buena prueba de ellos, simbolizan el dominio militar y espiritual de un territorio que llegó a ser conquistado a los musulmanes. Todo gracias a Arnau Mir de Tost.

Tras la victoria contra los invasores. Ramon IV de Pallars, gobernante de la zona cedió a Mir de Tost el castillo de Mur y a su hija Valença le otorgó los de Llimiana y Montañana a cambio de quince onzas de oro de Barcelona. Así se inició una nueva organización territorial en la frontera.

Vistas del Castillo de Mur

Vistas del Castillo de Mur

Desde entonces, la fortaleza de Mur pasó por varias manos y fue habitado por la familia de los Mur y del conde de Pallars. Gracias a ellos, el castillo se conserva sino intacto en muy buen estado y todavía se ve a lo lejos cuando uno se acerca al Montsec.

Por su arquitectura y estado de conservación, esta fortaleza se ha convertido en el emblema de los castillos de frontera de los condados catalanes. A pesar de que su estructura arquitectónica es sencilla sus muros son impresionantes. Una visita a su interior lo demuestra.

Cómo es el Castillo de Mur

El castillo se asienta sobre un acantilado rocoso, lo que le confería una posición defensiva estratégica. Eso, sumado a sus dos plantas, ofrecían unas vistas sobre los valles de gran importancia miliar.

La construcción de la parte baja de la torre, con piedras más grandes e irregulares, sugiere que los cimientos datan del siglo X, mientras que la sección superior, acabada en estilo románico, corresponde al siglo XI. La torre circular, conservado en muy buen estado, tiene dos accesos: uno en el segundo piso, desde el interior de la fortaleza, y otro en el tercer piso.

El espacio interior de la torre es reducido, lo que la hacía inadecuada para la habitación permanente. Se utilizaba principalmente como estructura militar. En el piso superior probablemente se habilitaban defensas verticales, como vanos abiertos o tablados. 

En cualquier caso, la estructura del castillo revela que desde su construcción estuvo dividido en dos ámbitos claramente distinguibles: al sur, un espacio alrededor de la torre, y al norte, una zona más residencial. Entre ambos, actuando como galería de distribución, se encuentra un pequeño patio de armas con una cisterna.

Castillo de Mur

Castillo de Mur CATALUNYA TURISME

El muro del recinto exterior está adosado claramente a la torre, haciendo ambos elementos inseparables. En el sector norte, la muralla toma forma de bestorre, sustentada por una gran arcada. 

Esta torre circular se abre al exterior, por encima del nivel de las murallas, con cinco grandes ventanales, probablemente usados como cadalsos defensivos. Todo ello no hace otra cosa que reafirmar su carácter defensivo. El buen estado de conservación, su eficacia.

Cuándo ir y cómo llegar

El castillo se puede visitar a día de hoy y, con la entrada, se accede también a Colegiata de Santa Maria de Mur, un templo agustiniano fundado en el 1069 por los condes de Pallars Jussá Ramón de estilo románico-lombardo. La entrada cuesto menos de seis y la visita merece la pena.

Para llegar al Castell de Mur desde Barcelona, se recomienda tomar la autopista AP-2 en dirección a Lleida. Después de aproximadamente 150 kilómetros, se debe tomar la salida 5 hacia la carretera C-25 y luego continuar por la C-13 en dirección a Tremp. Desde Tremp, se siguen las señales hacia Castell de Mur, recorriendo unos 15 kilómetros adicionales a través de carreteras locales. El trayecto total es de alrededor de 200 kilómetros y toma aproximadamente 2,5 horas en coche.