Primeras planas

Peligra la inmersión, tiembla la patria

Onda expansiva del amago de un 155 escolar. La prensa soberanista pone el grito en el cielo por el anuncio de tanteo de incluir una casilla con la opción del castellano en la preinscripción

16 febrero, 2018 11:24

"Educación aún duda si aplicar la ley sobre el español en las escuelas catalanas" es la versión de El Mundo. En El País, el Gobierno "planea poner fin a la educación sólo en catalán". La falta de acuerdo entre los soberanistas, la humorada belga de Puigdemont, ese prurito del expresidente en la ingle del cargo, el yo o yo del pastelero desatado cierne sobre el sistema de la inmersión la sombra de una refutación. El 155 afilado podría determinar que aparezca la casilla del castellano al lado de la del catalán (o incluso debajo) en los papeles de la preinscripción escolar. El horror, un puro sacrilegio desde la perspectiva de los talibanes de Ensenyament, esos hombres y mujeres entregados al desasne de la canalla y la introducción de los deficientes en las armónicas reglas de Pompeu Fabra, no Farra, como dicen los estudiantes.

La brigada de opinión de La Vanguardia ya está en pie de guerra, prestos y dispuestos sus miembros a defender la exclusividad del catalán en la educación. Antes muertos que aceptar el más leve conato de bilingüismo. Les escoles seran sempre nostres i per un país de tots, l’escola només en català. Los carteles en las puertas de los centros no han decaído con el 155. Francesc Marc Álvaro toca a rebato en el diario godosino. El enemigo acecha y el gran periodista, profesor y gurú del proceso titula "Vida bajo el 155", ese yugo: "El mismo día que trasciende que el Gobierno estudia si modifica (gracias al 155) las normas de matriculación de los escolares para hacer posible que los padres que quieran eludan la escolarización en catalán empiezan a salir artículos que afirman rotunda y solemnemente que la inmersión lingüística debe ser eliminada por la vía de la reforma constitucional. ¿La razón? Según el gurú de turno, esa es la manera de desactivar el independentismo. Que el análisis del sociólogo de trinchera esté repleto de falsedades, errores y tópicos rancios no tiene importancia: la parroquia del “¡a por ellos!” aplaude con entusiasmo. Y la amenaza se extiende fácilmente, aunque el secretario de Estado del ramo ha remarcado que no hay, de momento, ninguna decisión".

Alude el opinador al magnífico texto del sociólogo por Harvard José Luis Álvarez, una pieza publicada el jueves en El País que aboga por eliminar la inmersión para evitar que la escuela en Cataluña siga consagrada a la formación de patriotas.

En El Nacional, José Antich alerta de las consecuencias colaterales de la intentona bilingüe y pide calma: "Dudo mucho de que se llegue a producir ya que por aquellas fechas (la preinscripción) estoy convencido de que ya habrá Govern en Catalunya y, aunque el 155 continúe en parte vigente, la comunidad educativa no permitirá una astracanada como esta. Aunque Ciudadanos nació, fundamentalmente, para tumbar el modelo educativo catalán y su discurso ha contagiado y acomplejado al PP y parcialmente al PSC, no hay nada como la defensa de la lengua propia que aglutine a sectores más diversos de la sociedad catalana. Hasta el extremo de que cualquier ataque que pueda producirse acabaría siendo un bumerán para quien lo llevara a cabo".

Si es por eso, el Gobierno mariano es especialista en tiros en los pies.

Destaca en El Periódico la nota de Francina Martí titulada "Ataque al corazón de la escuela", desgarrador relato de cómo el Gobierno malayo se quiere cargar la paz catalana: "Sería un ataque directo a la concepción del país que hacemos y queremos hacer desde la escuela: un país que queremos cohesionado, donde todo el mundo se exprese en la lengua que quiera, y que tenga competencias lingüísticas plenas en las dos lenguas oficiales". O sea, que la lengua de culto sea el catalán y el español, la de esnifar pegamento.

Cerrada defensa del bloque digital soberanista al modelo de la inmersión, que es un dogma sagrado, esencia y sustancia del sistema "un sol poble". El cedazo lingüístico lleva en vigor casi cuarenta años. La interpretación más ponderada es que el amago de maniobra desencallará un acuerdo indepe. Así titula Nació Digital: "L'amenaça del 155 sobre la inmersió urgeix a l'independentisme a entendre's". Chatos, está claro. O acuerdo sin Puigdemont o artículo en las escuelas. Depende del fugado.

Las deposiciones ante los tribunales siguen dando juego. Carles Viver Pi-Sunyer dijo ante el juez del 13, Ramírez Sunyer, que él sólo era un técnico, que nadie le consultaba nada y que la Transición Nacional era papel mojado, una leyenda. Otro gran jurista, Santiago Vidal, aseguró en la misma instancia que "trasladé a los mítines una realidad que no existía". De hecho, Vidal ya habría presentado su solicitud de reingreso en la carrera judicial puesto que el próximo mes se cumplen los tres años de inhabilitación que le cayeron por redactar la "Constitució" en horas perdidas. 

Nadie hizo nada ni hubo jamás un comité estratégico del referéndum. El propio Roures, a quien retratan en El País como alegre votante de la CUP, es una víctima de los infundios, del Estado tricornio. Miquel Gimeno también le hace un traje a medida al magnate comunista en Voz Populi: Las personas como Roures, que se ríen de la policía, desprecian la justicia, creen tener todos los derechos y ninguna obligación y se pavonean creyéndose terribles revolucionarios son el paradigma del momento presente. Su capacidad de generar pensamiento es nula, su empatía con la gente, cero".

16 de febrero, santoral: Juliana de Nicodemia y san Maruta.