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Habla el Extranjero Simón Sánchez

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Otro espejo catalán: Nueva Caledonia

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A los lectores habituales de Crónica Global este tema, por remoto que sea el territorio al que se refiere –Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur--, les interesará, sin duda, a título de curiosidad exótica; a título, digamos, deportivo.

A los nacionalistas catalanes que también leen Crónica Global (aunque a escondidas, y con el único objetivo de que les hierva la sangre), y que creen o fingen creer que Cataluña es una “colonia” de España, seguro que el asunto les encantará: el territorio francés de ultramar de Nueva Caledonia –trescientos mil ciudadanos repartidos en ciento cuarenta islas en el Pacífico Sur-- va a obtener una gran soberanía, aunque seguirá siendo nominalmente francés, tras un acuerdo alcanzado entre negociadores de París y los partidos políticos del archipiélago.

A lo mejor el lector recuerda –yo lo había olvidado—que en mayo de 2024, el territorio fue sacudido por disturbios muy graves, desencadenados por el proyecto de una reforma electoral que favorecía a los ciudadanos provenientes de la Francia continental.

El territorio francés en el Pacífico sufrió una grave crisis de violencia e inestabilidad política provocada por la tramitación de una reforma electoral que buscaba modificar el censo para elecciones provinciales, medida rechazada por la población indígena canaca (indígena) porque la consideraba discriminatoria. Aquello desencadenó disturbios en la capital, Numea, y en otras zonas, con enfrentamientos armados entre manifestantes, milicias y fuerzas de seguridad.

Los eventos fueron muy violentos: hubo al menos siete muertos, incluyendo policías y civiles indígenas, cientos de heridos, saqueos, incendios de edificios gubernamentales, viviendas, escuelas y comercios y destrucción de unos 400 edificios en total. El aeropuerto internacional La Tontouta cerró hasta nuevo aviso, afectando el turismo y la movilidad aérea. También se impusieron toques de queda, restricciones a la venta de alcohol y prohibiciones de reuniones públicas para restablecer el orden.

Ante la escalada, Francia declaró estado de emergencia y desplegó 1800 militares, luego reforzados con 500 efectivos más. El presidente francés, Emmanuel Macron, visitó Nueva Caledonia el pasado 23 de mayo, anunciando la suspensión forzada de la reforma electoral y convocando a un diálogo para buscar consenso político.

En fin, estos acontecimientos reflejan la profunda crisis política y social vinculada al futuro de Nueva Caledonia y su relación con Francia, así como la tensión entre el movimiento independentista canaco y el gobierno francés.

Para intentar suturar las heridas, Emmanuel Macron ha ofrecido a aquellas islas, paradisiacas pero alborotadas, un acuerdo histórico que le concede una amplia autonomía, mediante la creación de un “Estado de Nueva Caledonia” dentro de la República Francesa. Este acuerdo, avalado por el propio Macron y alcanzado entre representantes independentistas y unionistas, reconoce ese nuevo y singular estatus en la Constitución francesa. Nueva Caledonia podrá ser reconocida internacionalmente como un "Estado"… aunque seguirá bajo la soberanía formal de Francia y no tendrá asiento en la ONU.

Esta solución de compromiso que las dos partes acaban de alcanzar desata tanto elogios como escepticismo en la prensa europea.

Resumo aquí la opinión de algunos periódicos influyentes, según las recoge el portal Eurotopics:

Nueva Caledonia está en el camino correcto, aunque accidentado, interpreta Ouest-France (el periódico de Rennes que resulta que además es el más se vende en Francia):

“Gracias al sentido de responsabilidad mostrado por los implicados en este diálogo, Nueva Caledonia ha vuelto al sendero de la democracia. Ha sido un largo viaje... El acuerdo tiene el mérito de proponer un nuevo marco: un estado caledonio dentro del estado francés. Este estatus sin precedentes abre la posibilidad de un futuro más justo para todos los habitantes de Nueva Caledonia. Pero el pasado turbulento no puede simplemente borrarse con firmas en un acuerdo, por muy 'histórico' que sea. Libre para reinventarse pero lastrada por las pruebas ya vividas, Nueva Caledonia inicia ahora un camino peligroso. Al menos, el camino existe.”

Le Figaro, el distinguido diario conservador parisiense, compulsa la opinión del político belga de extrema derecha Alain Destexhe, quien trabajó como médico en Nueva Caledonia:

“Lo que ayer se presentaba como línea roja, hoy se celebra como 'compromiso histórico'... Como con los disturbios en los suburbios de las ciudades francesas, el gobierno no busca resolver problemas, sino contenerlos. Se contenta con volver a tapar la olla. Este acuerdo no trae la paz, sólo un respiro... Y este precedente será observado de cerca: en Polinesia, las Antillas, Mayotte, Córcega e incluso Bretaña. El Estado ha abierto una grieta en el principio mismo de la unidad republicana... Han ganado los separatistas. No en las urnas, sino mediante la violencia.”

El Tages-Anzeiger, diario suizo de centro izquierda, se muestra sorprendido por las implicaciones del acuerdo:

Nueva Caledonia será un estado dentro de la República, con casi todos los adornos: nombre propio, bandera, himno, si así lo desean los isleños. Serían entonces ciudadanos dobles: caledonios y franceses, del Pacífico Sur y europeos, todo a la vez... Así que, en cierto modo, Nueva Caledonia puede volverse independiente permaneciendo dependiente. Veremos si el acuerdo es aceptado por las bases de ambos bandos —lo cual no está claro-- El compromiso alcanzado va demasiado lejos para los lealistas, y no lo suficiente para los independentistas. Pero tal vez sea el suave inicio de otra ola de descolonización.”

Varios otros periódicos europeos analizan el acuerdo, pero nos limitaremos a citar, para acabar, la opinión de Diena (el más importante diario letón), que se pregunta si el nuevo estado terminará por separarse completamente de Francia:

“Hay numerosas similitudes con la evolución de muchas colonias europeas hacia estados relativamente independientes en la década de 1960. Otra pregunta es la viabilidad a largo plazo de esta solución. Por ahora, evidentemente, el acuerdo supone un éxito relevante para los partidarios de la independencia caledonia. Pero no está claro qué ocurrirá cuando quede patente que la verdadera independencia y la capacidad de tomar decisiones esenciales por sí mismos no ha aumentado significativamente. Es muy probable que entonces Nueva Caledonia trate de seguir el ejemplo de las antiguas colonias africanas de Francia.”