Habla el Extranjero
No estamos solos en la catástrofe de los incendios, que no han hecho más que empezar
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Cantaba Sabina que “hoy amor, como siempre el diario no hablaba de mí, ni de ti…”
Es algo deprimente. Nuestros problemas, que tanto nos obsesionan, no le importan a nadie. Pues bien, no: ahora, con los catastróficos incendios forestales de cada verano, se da una buena noticia: ¡Los diarios hablan de nosotros!
Los incendios en Cataluña han sido comentados en toda la prensa internacional, en las agencias de noticias más prestigiosas –Reuters, France Press Euroweekly News, Euronews--. Los periódicos de referencia –The New York Times, Le Monde, The Times—hablaban de ti y de mí, de Cataluña. Y de sus catástrofes, que como el verano, no han hecho más que empezar.
Desde fuera, esta tragedia reiterativa se enmarca en lo que pasa en todo el sur del Continente. Siempre es instructivo ver cómo nos ven desde fuera. Veamos, por ejemplo, lo que dice el The New York Times sobre el tema, en un artículo de anteayer:
“Los incendios forestales arrasaron España y Francia el martes, lo que provocó el cierre de un aeropuerto internacional, después de que una ola de calor de varios días secara los paisajes de la región y convirtiera los bosques en polvorines.
Al menos cinco personas y cinco bomberos resultaron heridos en el sur de Francia, donde un incendio cerca de la ciudad de Narbona ardía por segundo día, según las autoridades locales. Los funcionarios dijeron en un comunicado que el incendio ya había arrasado casi 2.000 hectáreas de tierra, y que más de 1.000 bomberos trabajaban para controlarlo.
A más de 240 kilómetros de distancia, al norte de Marsella, otro incendio iniciado por un coche y avivado por vientos fuertes y erráticos arrasó 700 hectáreas de vegetación seca. El incendio obligó a un aeropuerto cercano a suspender todos los despegues y aterrizajes, interrumpió el tráfico local de trenes y carreteras y cubrió la ciudad con densas nubes de humo acre.
Las autoridades locales dijeron que más de 700 bomberos lograron detener las llamas en los límites norte de la ciudad, con daños limitados y sin muertes hasta el momento. Georges-François Leclerc, el representante estatal local, instó a la población a mantener la calma, quedarse en casa para evitar los humos tóxicos y mantener las carreteras despejadas para los bomberos.
‘La situación no está escrita en piedra, no se ha estabilizado, pero está bajo control’, dijo a los periodistas.
La agencia meteorológica francesa también advirtió que existía un alto riesgo de incendios forestales en otras partes del país, dadas las condiciones ventosas.
Al otro lado de la frontera, en España, las autoridades regionales de Cataluña ordenaron a los residentes de casi una docena de pueblos y barrios que permanecieran en sus casas mientras los bomberos combatían un incendio que, según los servicios de emergencia de la zona, había quemado casi 2.400 hectáreas desde el lunes.”
Este número --2.400 hectáreas--, ha sido ampliamente superado desde entonces.
“Ráfagas de viento de hasta 88 kilómetros por hora complicaban los esfuerzos de los 89 equipos de bomberos sobre el terreno, dijo David Borrell, inspector de bomberos de la región.
‘Hemos estado trabajando toda la noche en condiciones muy precarias, muy duras’, dijo Borrell en un comunicado, agregando que las llamadas de auxilio de residentes aterrorizados aumentaron durante la noche.
La semana pasada, el calor sofocante azotó gran parte de Europa occidental, siendo Francia y España los países más afectados. La ola de calor secó el terreno, creando combustible para los incendios forestales, según agencias meteorológicas y expertos.
‘En diferentes partes del sur de Europa, es una tormenta perfecta: calor abrasador, sequía severa y vastas plantaciones de árboles inflamables y no autóctonos como el eucalipto’, dijo Sarah Carter, investigadora de Global Forest Watch, en un correo electrónico.
Y aunque gran parte de Francia se ha enfriado en los últimos días, el mismo sistema meteorológico que creó una brisa refrescante es responsable de las ráfagas de viento que propagan rápidamente los incendios, según la agencia meteorológica francesa.”
Anímese el lector, porque esta catástrofe que ha recluido a miles de catalanes y franceses en sus casas y provocado algunas muertes –tanto de bomberos como de ancianos que no han podido sobrevivir a la ola de calor— no es un fenómeno local, sino regional, de todo el sur de Europa. Sigue The New York Times:
“En otras partes de Europa, el aumento de las temperaturas provocó alertas meteorológicas en varios países.
En Grecia, las temperaturas superaron los 40 grados Celsius, o 104 Fahrenheit, el martes. El calor llevó a las autoridades en Atenas a restringir los horarios de visita a la Acrópolis, el sitio arqueológico popular entre los turistas que domina la capital. El Ministerio de Protección Civil griego advirtió que existía un riesgo ‘extremadamente alto’ de incendios forestales en Atenas y emitió advertencias más moderadas para otras partes del país.
En Portugal, según Fogos, un sitio web que rastrea incendios en el país, había cuatro incendios activos en el oeste.
La agencia meteorológica de Rumanía ha emitido una alerta roja, la más alta, ya que los pronósticos indicaban que las temperaturas podrían alcanzar los 41 grados Celsius, o 105.8 Fahrenheit. En Serbia, la agencia meteorológica advirtió sobre condiciones ‘muy peligrosas’, con temperaturas que se esperaba superaran los 38 grados Celsius, o 100.4 Fahrenheit”.
En definitiva: el verano no ha hecho más que empezar, pero no estamos solos. Semos europeos.