La reputación de Israel, el eje franco-alemán, disparar hacia Rusia, matar millones de perros, y Buscemi noqueado
¿Qué pensar sobre el exterminio de los palestinos a manos de los israelitas? Las atrocidades de la invasión de Gaza se ven de manera muy diferente según la cuenten los invasores o sus víctimas. El oficialista The Jerusalem Post editorializaba ayer: “Durante la guerra en Gaza, Israel ha hecho todo lo posible para proteger vidas humanas, incluso a costa de poner en peligro a sus propios soldados. Ha establecido un estándar de oro para la guerra urbana, utilizando tácticas que nunca antes se habían utilizado en un campo de batalla tan complejo, y ha trabajado incansablemente para permitir que llegue ayuda humanitaria”.
Su columnista de referencia Akiva Spiegelman reprocha a los países europeos que, como España –por decisión personal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez–, han reconocido el Estado de Palestina: “Si el mundo libre entendió que los actos de Hamás justifican la creación de un Estado, claramente ha olvidado el atroz ataque que condujo al asesinato de niños, hombres y mujeres inocentes. Han hecho la vista gorda ante los secuestrados en Gaza durante más de medio año. Han olvidado qué son los derechos humanos. Un Estado palestino nunca fue una solución plausible y ahora transmite el mensaje equivocado. Pero es que pretender que España, Noruega e Irlanda alguna vez fueron firmes partidarios de Israel sería un relato falso e inaceptable”.
Farah Stockman, miembro del consejo editorial del liberal The New York Times, no podría estar más en desacuerdo con Spiegelman y denuncia los lamentos hipócritas del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tras cada matanza: “Después de enfrentar la reacción internacional por el ataque militar israelí que quemó vivas a decenas de personas en sus tiendas de campaña en un campo de refugiados en Rafah el domingo, calificó las muertes de civiles como ‘un trágico percance’. También dijo que su Gobierno estaba haciendo ‘todos los esfuerzos posibles para no dañar a civiles inocentes’ y que los errores serían investigados. […] En abril, después de que el ejército israelí atacara un convoy de miembros del personal de World Central Kitchen [la ONG del chef hispano-norteamericano José Ramón Andrés] que acababan de descargar ayuda alimentaria en un almacén en Gaza, a pesar de que los trabajadores de World Central Kitchen viajaban en un convoy claramente señalizado y habían coordinado meticulosamente sus movimientos con el ejército israelí, tras una protesta internacional, Netanyahu emitió un comunicado calificando las muertes como ‘un trágico accidente’ que ‘ocurre en la guerra’”.
“Estamos llevando a cabo una investigación exhaustiva y estamos en contacto con los Gobiernos”, se lee en el comunicado. “Haremos todo lo posible para evitar que se repita”. Pero en ese momento, la gran cantidad de ataques contra trabajadores humanitarios y contra civiles de Gaza que buscaban ayuda planteó verdaderas dudas sobre si habíamos sido testigos de asesinatos intencionales o de “incompetencia imprudente”, como señaló Christopher Lockyear, funcionario de Médicos Sin Fronteras.
“Entre otras incompetencias imprudentes hubo aquel momento en diciembre en el que soldados israelíes dispararon contra tres hombres desarmados que ondeaban banderas blancas, sólo para descubrir que eran rehenes israelíes que habían logrado liberarse de sus captores. Entonces la oficina de Netanyahu emitió un comunicado en el que calificaba los asesinatos como ‘una tragedia insoportable’. La declaración prometía ‘aprender las lecciones’ para garantizar que aquello no volviera a suceder. ¿Cuántas disculpas se emitirán y se prometerán investigaciones antes de que termine esta guerra abandonada por Dios? La lista de disculpas internacionales de Netanyahu sigue creciendo. Pero los ataques a Rafah –y el indescriptible sufrimiento de los civiles palestinos…–”.
El encuentro sin sustancia de Macron y Scholz
El presidente francés, Emmanuel Macron, realiza desde el domingo una visita de Estado de tres días a Alemania. Hasta ahora todo ha ido bien: en Dresde, hizo campaña a favor de la democracia y la defensa europea y, junto con el presidente alemán, Steinmeier, destacó la importancia de la amistad franco-alemana. En el último día de su visita se reunió con el canciller, Olaf Scholz. La prensa internacional se pregunta si de este encuentro saldrá algo eficiente.
Reforzar el Triángulo de Weimar, es decir, el acuerdo entre Francia, Alemania y Polonia, es la única oportunidad de salvación que tiene Europa, escribe el eurodiputado francés Bernard Guetta en La Repubblica, con acentos quizá tremendistas: “En un momento en el que peligros como no hemos visto desde 1939 se acumulan en nuestras fronteras, la UE tiene al ejército francés como única defensa. […] Por eso, tan pronto como los polacos hicieron volver a la oposición a la derecha antialemana, el Triángulo de Weimar despertó de su letargo. ... Los inevitables conflictos de intereses pueden frenar el camino hacia una defensa común. […] Pero el acercamiento de estos tres países es el presagio de lo que se está convirtiendo, ante nuestros ojos, en el tercer gran momento de la unidad europea. Después del mercado único y de la moneda única, ahora viene la unidad política”.
El encuentro de tres días, al que la prensa española no ha prestado atención, quizá porque de él no saldrá ninguna iniciativa firme, debería, sin embargo, dicen algunos comentaristas europeos, proteger la economía europea frente a las amenazas orientales. Pero no será algo para cumplirse mañana: señala Le Nouvel Observateur que “si bien coinciden en la necesidad de fortalecer Europa frente a la competencia de los dos gigantes mundiales, siguen en desacuerdo sobre la importancia de la energía nuclear, la estrategia presupuestaria, los acuerdos comerciales y el grado de proteccionismo”.
“Las relaciones franco-alemanas consisten principalmente en expresar diferencias de opinión y tratar de encontrar vías de compromiso”, señala Hélène Miard-Delacroix, especialista de la Sorbona en historia alemana. “Pero para Olaf Scholz, con su reserva nórdica, y Emmanuel Macron, que siempre está dispuesto a cuestionar lo obvio, el camino está resultando más largo de lo habitual”.
El Frankfurter Rundschau teme consecuencias desagradables si Macron y Scholz se limitan a las relaciones diplomáticas de cortesía y no ponen manos a la obra pronto: “La disputa sobre los inminentes aranceles a los automóviles contra China, por ejemplo, podría poner en peligro el empleo y, por tanto, la prosperidad de Europa. Esto, a su vez, alimentará los temores entre la población, de los que hasta ahora se han beneficiado los partidos populistas de derecha o incluso los de extrema derecha. Los Estados de la UE son capaces de mantenerse unidos cuando se les desafía desde fuera. Al menos así fue cuando el presidente estadounidense Donald Trump presionó a los aliados europeos. ... Pero para resolver los numerosos problemas sería bueno acelerar el ritmo. El motor franco-alemán puede garantizarlo”.
Además de la carpeta económica, Macron y Scholz han conversado sobre la guerra de Ucrania, y hasta qué punto puede involucrarse Europa en su devenir sin que ello lleve a un agravamiento, potencialmente atómico, del conflicto. El pasado martes, el jefe de política exterior de la UE, el español Josep Borrell, instó a los países a equilibrar el miedo a una escalada bélica con la necesidad de Ucrania de defenderse, diciendo que Kiev tiene derecho a utilizar armas occidentales para atacar en territorio ruso, desde donde parten las bombas y drones contra Járkov: “Según el derecho de la guerra, es perfectamente posible y no hay contradicción”, dijo Borrell al inicio de una reunión con los ministros de Defensa de la Unión Europea. “Hay que equilibrar el riesgo de una escalada y la necesidad de que los ucranianos se defiendan”.
Ucrania ha estado presionando a sus partidarios occidentales en este sentido. Estados Unidos y Alemania son reacios a permitir que Kiev ataque objetivos en Rusia, por temor a que eso pueda arrastrarlos aún más a un enfrentamiento directo con Moscú, o sea, a la tercera guerra mundial. Otros ministros de Defensa –los de Holanda y Estonia– presentes en la reunión en Bruselas respaldan el llamamiento de Borrell. Macron, también.
Philippe Ricard, el enviado especial de Le Monde al encuentro entre Emmanuel Macron y Olaf Scholz, señala que anteayer ambos dieron un nuevo paso en su apoyo militar a Ucrania. En rueda de prensa posterior a sus encuentros cerca de Berlín, Macron dijo: “Debemos permitir [a los ucranianos] neutralizar los emplazamientos militares desde los que se disparan los misiles, los emplazamientos militares desde los que se ataca a Ucrania”, “aunque no debemos permitir que se alcancen otros objetivos en Rusia ni, obviamente, las instalaciones civiles. […] Si decimos [a los ucranianos] ‘no tenéis derecho a alcanzar el punto desde el que se disparan los misiles’, en realidad les estamos diciendo ‘os suministramos armas, pero no podéis defenderos’”.
¿Vuelve la mili a Reino Unido?
“Olaf Scholz fue más matizado. Alemania sigue negándose a entregar sus misiles Taurus de largo alcance a Kiev, pero el canciller ha abierto la puerta a que los tanques transferidos por Berlín al frente apunten a territorio ruso. ‘Ucrania tiene todas las posibilidades de hacerlo en virtud del derecho internacional’, afirmó. Tenemos que dejar claro que Ucrania está siendo atacada y puede defenderse”.
El clima bélico se manifiesta no sólo en el frente, sino en todas partes. En Gran Bretaña, el Gobierno ha hecho público el proyecto –de momento no muy popular, por razones obvias– de reimponer el servicio militar obligatorio, con una alternativa de servicio civil, si los conservadores ganan las elecciones generales de julio. Según el plan, los jóvenes de 18 años tendrían la opción de realizar 12 meses de servicio militar o bien servicio comunitario los fines de semana. El primer ministro, Rishi Sunak, supone que la medida promovería un “sentido de propósito compartido entre nuestros jóvenes”.
Este propósito merece una cuidadosa consideración. Según el conservador The Times, los laboristas –que, en realidad, según todas las estadísticas, son los que ganarán esas elecciones, y de calle– no deberían descartar ya de entrada la propuesta de Sunak: “¿Starmer está absolutamente seguro de que no habrá circunstancias, al final de la década, en las que necesitemos muchos más soldados entrenados? ¿Europa está segura? ¿Rusia va a transformarse en una democracia amante de la paz?”.
Un nuevo servicio militar, argumenta el editorialista, aumentaría las habilidades militares, crearía una gran reserva de tropas, colaboraría en reconstruir la identidad nacional y… “rescataría a muchos de la soledad”.
En una publicación de Facebook, el consultor financiero londinense Andrei Movchan enumera varias razones para oponerse a la propuesta de Sunak: “Como si no hubiera ya escasez de mano de obra en casi todos los sectores (desde la agricultura hasta la construcción). Como si el país no estuviera envejeciendo y se pudiera detraer constantemente entre el dos y el tres por ciento de la fuerza laboral sin consecuencias, y pensar que esto no tendría ningún impacto en las cotizaciones sociales, de las que cada vez se necesitan más. Como si los adolescentes pudieran convertirse en soldados capaces de participar en guerras modernas (en lugar de estorbar y morir innecesariamente) en el plazo de 12 meses. Como si el país tuviera fondos para albergar y formar a 300.000 personas”.
La idea de Sunak tendría consecuencias fatales para Irlanda del Norte, advierte The Irish Independent: “En Derry, donde los acontecimientos del Domingo Sangriento aún revisten gran importancia, la idea de que un joven de Bogside o Creggan pueda ser obligado a unirse al ejército británico en cualquier puesto es ridícula. ... Al igual que con el Brexit, cuando se prestó poca o ninguna consideración a lo que sucedería con la frontera en Irlanda si los acuerdos comerciales cambiaban, este es un ejemplo más de lo poco que el Gobierno del Reino Unido piensa en Irlanda del Norte”.
Exceso de perros callejeros
En Turquía tienen, entre los muchos problemas de la población, uno particular: la sobreabundancia de perros callejeros y asilvestrados. El Gobierno turco ha presentado un proyecto de ley según el cual han de ser sacrificados si no se les encuentra un nuevo hogar en un plazo de 30 días.
Se estima que en el país hay entre cuatro y diez millones de perros callejeros. La idea es eliminarlos. Seguro que Brigitte Bardot se estará tirando de los pelos, y no es la única. Las organizaciones protectoras de animales llevan varios días protestando contra el plan. Hay debate en la prensa nacional. Los animalistas protestan. En Habertürk, el periodista Nagehan Alçı no está seguro de qué debe pensar: “El problema es muy complejo. No puedo estar enojado con quienes se quejan de los perros, pero tampoco puedo estar de acuerdo con quienes abogan por sacrificar a los perros. ... Pongámonos en los zapatos de quienes han perdido hijos y familiares en ataques de perros callejeros, y luego en el de los pobres perros que serán asesinados ante nuestros ojos”.
El problema llegó a un punto crítico durante la pandemia, explica Sabah: “Los perros que la gente compraba para mitigar su soledad se convirtieron en una molestia una vez que esta pasó. Los perros de raza que tanto costaban fueron abandonados. ... Especies peligrosas que no podían sobrevivir por sí solas y perros que nunca habían hecho daño a nadie formaban manadas. Luego cientos de ellos llegaron a las ciudades en busca de comida. Y ahora son agresivos. ... Cuando quienes vieron la difícil situación de los perros en las calles comenzaron a alimentarlos sistemáticamente, el número de perros con fuertes impulsos reproductivos se multiplicó”.
Violencia en la Gran Manzana
Mientras tanto, en el otro extremo del mundo, en Nueva York, ha sido detenido el chiflado que sin venir a cuento el pasado día 13 le asestó un puñetazo en la cara al actor Steve Buscemi mientras caminaba por la calle. Buscemi hubo de ser internado en el Hospital Bellevue, con hematomas y un ojo ensangrentado.
Resulta que estos brotes de violencia dadaísta son casi una plaga en la Gran Manzana: ha habido informes de “ataques aleatorios” y en marzo se desplegaron en el metro cientos de soldados de la Guardia Nacional para atajar incidentes de violencia. El mismo Buscemi –a quien casi todos recordarán por su papel de sicario idiota en Fargo, de los hermanos Coen– se declaró “tristísimo por todos a los que les ha sucedido esto mientras caminaban por las calles de Nueva York”.