Tremenda conmoción. No se habla de otra cosa en los medios. La dimisión de Íñigo Errejón, un asunto vagamente relacionado con Cataluña porque el personaje es apreciado en los medios catalanes por su notable manejo del idioma catalán, algo que siempre cae estupendo en ámbitos como los de TV3 o Catalunya Ràdio. También porque al menos una de sus exparejas es catalana, la periodista Glòria Mena. Y porque la periodista que ha vehiculado las denuncias es la catalana de adopción Cristina Fallarás. El caso es que el hombre ha escrito una carta de despedida susceptible de múltiples interpretaciones.
En Vanitatis, el suplemento del corazón de El Confidencial, se apuntaba allá por 2019 esto: "En un reportaje publicado en El Periódico de Cataluña en enero de 2017, se narraba la especial filiación que siente el candidato de Más Madrid por todo lo relacionado con Cataluña. Xavier Domènech hablaba entonces de "fascinación" del entonces secretario político de Podemos por el universo en catalán. "Es algo de piel. Además, le ayuda en la comprensión de la plurinacionalidad, pero no hay un cálculo político. Siente amor por Cataluña y lo habla a diario con un subgrupo muy potente de catalanohablantes en el Congreso"".
El titular más bizarro en relación al escándalo es del antedicho El Confidencial, medio que afirma sin ambages que "Errejón llevaba en terapia por adicción al sexo y a otras sustancias desde hacía meses". Y por otras sustancias se entiende que no trataba de dejar el tabaco. Lo de Rubiales (el del pico) va a ser una broma en comparación con el caso de Errejón, alias Milhouse.
La actualidad catalana pasa por el congreso de Junts, que comienza este viernes en Calella. En El Mundo, Iñaki Ellakuría da cuenta de las siete vidas del prófugo Puigdemont y de su papel como piedra en el zapato de Pedro Sánchez. Ahí va un extracto de su análisis: "El sueño de un Carles Puigdemont debilitado, con un Junts descabezado y obligado a mantener su apoyo al PSOE en el Congreso para vivir de migajas y no caer en la insignificancia, se evaporará este domingo cuando el congreso de la formación neoconvergente elija a Puigdemont como presidente, sin apenas contestación interna y rodeado de una cúpula de fieles entre los que destacan Jordi Turull, Josep Rius, Miriam Nogueras y Agustí Colomines. Una victoria personal y política de Puigdemont que supone, también, el rearme del espacio convergente y la reconstrucción de lo que el procés y la ineptitud de Artur Mas destruyeron: Convergència. Un partido que ostentó durante décadas la hegemonía del nacionalismo y la gestión del mucho dinero público que emana del autogobierno catalán. Ahora lo que intenta Puigdemont, tras su pacto con los Pujol y las viejas familias convergentes, es aunar en el Junts post procés el viejo pragmatismo de CiU y la radicalidad del nuevo nacionalismo populista que crece en Europa. Recuperar el peix al cove sin renunciar a la dialéctica insurreccional".
Continúa la pieza: "Para la transformación de Junts, un cajón de sastre del independentismo insurreccional crecido con el proceso soberanista, en un partido político tradicional y con voluntad de gobierno, con una estructura orgánica y territorial sólida, y un corpus ideológico en el que se puedan sentir cómodas la mayoría de sensibilidades nacionalistas, Puigdemont tendrá un margen de dos años. Lo que dura su mandato de presidente de Junts, tiempo suficiente para aclarar su situación judicial y de construir nuevos liderazgos internos capaces de tomar el relevo de Puigdemont si es necesario. Los modelos son el Partido Nacionalista Escocés y el Partido Quebequés".
En La Razón es Toni Bolaño quien corta el traje de Puigdemont y destaca en el titular que nuestro hombre en Waterloo "entierra la CUP de derechas y recupera una nueva CDC". El texto de Bolaño arranca así: "Hoy empieza en Calella (Barcelona) el congreso de Junts per Catalunya que oficializará la vuelta de Carles Puigdemont a la Presidencia del partido. La primera incógnita ha sido despejada esta semana. Laura Borràs queda apartada de la dirección y abandonará la Presidencia para ocupar un cargo menor, sin trascendencia orgánica, pero que le permitirá tener una cierta presencia mediática como presidenta de la fundación que se ha creado con la integración en Junts de Demòcrates, un partido que nació de la escisión de Unió Democràtica y que siempre ha sido un satélite de Junts. Como ya anunció La Razón esta semana, Puigdemont tiene la intención de integrar a todos los grupos de su órbita como Demòcrates o Acció per la República, partido liderado por Agustí Colomines que también se presentó en la lista de Junts en las pasadas elecciones. Colomines es uno de los encargados, junto a Anna Navarro, Ennatu Domingo y Neus Torbisco, de redactar la ponencia que marcará la hoja de ruta de la formación. Todos ellos se presentaron como «independientes» en las últimas elecciones autonómicas y todo apunta que tendrán un papel en la nueva dirección".
Y: "Una dirección que pivotará, además de en Puigdemont, en Jordi Turull, Josep Rull y Albert Batet, todos ellos dirigentes de Convergència Democràtica, junto a valores en alza: Mònica Sales, portavoz en el Parlament y coordinadora de la ponencia; Salvador Vergès y Jeannine Abella, ambos diputados en Cataluña, y la jefa de filas de la formación en Madrid, Míriam Nogueras. Las ponencias se han abierto a no afiliados porque Puigdemont tiene la voluntad de abrir el partido para cubrir el espacio que dejarán los «opnis» –objetos políticos no identificados– que asumieron el control en el mandato de Borràs. Hay que sumar a este grupo de nuevos dirigentes otros miembros del partido que coordinan bajo las órdenes de Sales la ponencia: Miquel Ángel Escobar, Gemma Geis, Xavier Vinyals, Aleix Sarri y Anna Pasqual".
Más noticias del mundo plurinacional de la izquierda feminista que anda de capa caída. Se va Colau y algunos medios trazan un retrato amargo de la exalcaldesa que iba a acabar con el problema de la vivienda y ha resultado que ni de coña. "Ada Colau cierra en el plenario de octubre un ciclo de nueve años, cuatro meses y doce días en el Ayuntamiento de Barcelona", destaca El Nacional como si recogiera una condena. El texto es de Jordi Palmer: "El 13 de junio del año 2015, Ada Colau Ballano (Barcelona, 1974), fue investida alcaldesa de Barcelona, la primera mujer -y la primera persona bisexual confesa- en ostentar este cargo. Al frente de Barcelona en Comú, una plataforma ciudadana de confluencia formada justo un año antes recogiendo el espíritu del movimiento de los indignados y con el chasis de Iniciativa per Catalunya, Colau, reconocida activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), ganó las elecciones municipales del 24 de mayo con un 25,11 por ciento de los votos y 11 concejales, y se aseguró la alcaldía con el apoyo de ERC, PSC y CUP en un tiempo en que todavía imperaba el 'fair play' de no cerrar la alcaldía al ganador de las elecciones. Aquel sábado, Colau inició un ciclo político que la ha llevado hasta el plenario de este viernes, 25 de octubre del 2024, cuando se retirará, por lo menos de momento, de la política activa en el Ayuntamiento de Barcelona, tras nueve años, cuatro meses y doce días, ocho de los cuales como alcaldesa y, el resto, como presidenta del grupo municipal de la tercera formación en el pleno. Cuestionada por unos y venerada por otros, su paso por la Casa Gran ha marcado un punto de inflexión en la política municipal con un legado que ha supuesto la transformación de la ciudad, y no son pocos los observadores internos y externos que juzgan que esta transformación ha sido más negativa que positiva, con una Barcelona en declive con respecto a la Barcelona pujante que heredó de Trias y a la que Collboni tuvo que imponer un Pla Endreça como medida de choque para evitar la degradación".
Continúa la pieza: "Entre la Barcelona de 2015 y la de 2024 puede haber, según cómo se mire, un abismo o un viaducto, pero de Colau queda la imagen de abanderada de la Barcelona del No, del no al Hermitage y el no a la ampliación del aeropuerto del Prat; la del no al turismo y el no a los hoteles; incluso la del no inicial al Mobile World Congress y la del no de última hora a la Copa América de Vela. Su obra de gobierno no se escapa de una lectura crítica, y su política bandera, la de la vivienda, ha dejado una Barcelona como zona de cacería de los fondos buitre, con la normalización de vivir compartiendo piso y con unos precios de alquiler imposibles de pagar. Todavía más, su política de pacificación de calles basada en las supermanzanas y los ejes verdes ha dejado como contrapartida más dificultades para los propietarios de coches y motos, el aumento del tráfico en las calles adyacentes y la subida de precios y la gentrificación en las calles beneficiadas por unas pacificaciones que, además, generan problemas de incivismo. El balance en seguridad no es precisamente mejor, cuando este aspecto se ha convertido en el primer problema de los barceloneses, y por eso mismo primera arma arrojadiza de los grupos de la oposición. La reserva del 30% de vivienda social, muy cuestionada, tampoco ha dado el resultado esperado".
Un drama lo de la señora Ada, pero para drama-drama lo de la escuela catalana, la mejor escuela del mundo según la retórica nacionalista. Pues bien, "Uno de cada tres profesores catalanes se muestra dispuesto a dejar la profesión, según el sindicato Ustec", señala El País. Escribe Ivanna Vallespín: "Uno de cada tres profesores catalanes se muestra dispuesto a dejar la profesión, según refleja la encuesta realizada por el sindicato Ustec (el mayoritario del sector) el pasado mes de mayo y que respondieron unos 14.000 profesores (de un total de 90.000). El sindicato lo atribuye a una “tormenta perfecta”: “Intervienen varios motivos, como el deseo de mejorar económicamente, pero también por el sentimiento de degradación de la profesión, debido a que ven que con los años la situación no mejora y tienen más carga de trabajo y más ambiente conflictivo”, resume Xavier Díez, coordinador del estudio. Ante la pregunta de si el docente se plantea abandonar la profesión, el 36% respondió afirmativamente. El perfil más habitual de estos es un hombre de unos 30 años, que imparte clases en la ESO o en escuelas de adultos, con un nivel formativo alto (disponen de un doctorado) y que tiene una situación económica precaria (vive en piso compartido y tiene ingresos bajos). “A raíz de la pandemia creció el malestar emocional entre los docentes, es lo que se conoce como la Gran Renuncia Docente. Pero lo preocupante es que ello se suma a la falta de profesores para cubrir las vacantes”, ha resumido la portavoz de Ustec, Iolanda Segura".
Continúa Vallespín: "Según los encuestados, los factores que hacen menos atractiva la profesión son los conflictos con las personas (sea con otros profesores, alumnos o familias), mientras los aspectos positivos que más se destacan son el ambiente de trabajo y la flexibilidad horaria. De hecho, la encuesta -formada por 81 preguntas- revela una sensación generalizada de complacencia con el trabajo: el 60% considera que la relación con los compañeros es satisfactoria, pero también destaca el hecho de que el 40% piensa que la democracia interna de los centros ha menguado en los últimos años. En este sentido, Xavier Díez ha apuntado que los docentes hablan de “proceso de proletarización”, por el conocido como decreto de plantillas que permite a las direcciones seleccionar parte de su plantilla, lo que crea para los sindicatos situaciones de discriminación y favoritismos. Para Ustec, este es uno de los motivos que también genera malestar e insatisfacción en la profesión. (...) “La situación de la docencia en Cataluña es delicada, pero no es crítica y es reversible”, ha sintetizado Díez. Ante esta situación, el sindicato Ustec “medidas inmediatas” de carácter económico, organizativo y laboral. En concreto, piden un aumento de los salarios y fijar en 2.500 euros netos la retribución de un docente que inicia la carrera (ahora es de 1.500), para hacer más atractiva la profesión".
25 de octubre, santoral: Frutos de Segovia, Bernardo Calbó, Crisanto de Roma, Crispín y Crispiniano de Soissons, Daría de Roma, Engracia de Segovia, Frontón de Périgeux, Gaudencio de Brescia, Hilaro de Javols, Mauro de Pécs, Miniato de Florencia y Valentín de Sevilla.