La política en Cataluña discurre por cauces previsibles por primera vez en más de una década. Apartados del timón algunos egregios zumbados, una cierta normalidad regresa a los escenarios del Parlament y la Generalitat. Quedan restos de inestabilidad, pero su efecto es cada vez menor. El presidente de la Generalitat se encuentra con el monarca sin alborotos ni tonterías, se negocian presupuestos en vez de hojas de ruta a ninguna parte y la agenda pública recoge cuestiones como el funcionamiento de los trenes, el precio de los alquileres o la inseguridad. En ese contexto, las deambulaciones inconexas de Junts y ERC carecen de sentido.
A los protagonistas de los años pasados les cuesta recolocarse en el nuevo decorado catalán. Están incómodos y se les nota. No acaban de situarse en las nuevas coordenadas. Al hilo de los cambios, El Mundo destaca que "Puigdemont considera que las reuniones bilaterales con el Gobierno ya son una vía muerta: 'No sirven para nada'". El entrecomillado es el titular de una información que firma Iñaki Ellakuría y arranca así: "Una de las primeras exigencias de Carles Puigdemont a Pedro Sánchez, para empezar a explorar el apoyo de los siete diputados de Junts a su investidura, era establecer un protocolo y agenda de reuniones bilaterales entre el partido nacionalista y el PSOE, igual que el Gobierno había mantenido hasta ese momento con ERC. Aquellos encuentros, celebrados generalmente en Ginebra y Bruselas, sirvieron para que Junts mantuviera a Sánchez en la Moncloa y que el socialista le diera a cambio la Ley de Amnistía y restituyera a Puigdemont como su principal interlocutor catalán. Un matrimonio de interés convergente que, sin embargo, parece haberse marchitado en apenas un año. A partir de que Sánchez, una vez asegurada la investidura, se fue paulatinamente apartando de Junts para volver a considerar a ERC su socio preferencial, deteriorándose su relación con Puigdemont. «No sirven para nada». Así de tajantes definen desde la dirección de Junts las últimas reuniones que han mantenido con los socialistas. Una de ellas fue a finales del pasado mes de septiembre, tras la votación en contra de los neoconvergentes al techo de gasto del Gobierno. Hasta el punto de que, sin que Junts vaya a proclamar públicamente que acaba con ellas, sí las considera «una vía muerta» de la que no van a conseguir apenas resultados".
Sigue el texto: "«Después de haber obtenido la amnistía y que el PSOE se humillara al negociar la presidencia de España en el extranjero, algo que nos parecía inimaginable de conseguir, poco podemos esperar más de estos encuentros», afirman miembros de la dirección de Junts. Por supuesto, defienden la celebración de estas entrevistas en el extranjero como un éxito político de Puigdemont, al haber demostrado la desesperación y debilidad de Sánchez. En este sentido, recuerdan como en la reunión que el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, con Puigdemont en Bruselas, el 31 de noviembre de 2023, estuvo presidida por una gran fotografía de la votación del referéndum ilegal del 1-O. El nacionalismo catalán, y especialmente en el caso del ex presidente fugado, ha dado siempre un alto valor a lo simbólico. En las dificultades de seguir sacando rédito político a los encuentros con el Gobierno hay una decisión que cambia de forma radical la relación entre Junts y el PSOE, un elemento de ruptura: la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. Acogida por Puigdemont y su núcleo duro como «una traición» de Pedro Sánchez al acuerdo que permitió socialista mantenerse en la Moncloa a pesar de haber perdido las elecciones generales. Públicamente y en sus encuentros bilaterales en Ginebra y Bruselas, Junts demandó al PSOE el cumplimiento de aquel quid pro quo, es decir, que como correspondencia al apoyo de sus siete diputados en el Congreso a la investidura de Sánchez los socialistas facilitaran en el Parlament la investidura de Puigdemont. Lo que hubiera pasado por obligar al líder del PSC a renunciar a presentarse al debate de investidura y que el PSC, como mínimo, se hubiera abstenido en la votación de Puigdemont para permitir que tuviera una mayoría simple".
Y: "Una operación que el PSOE rechazó y consideró «descabellada», al no querer abrir una guerra con el PSC y estar más interesado en recuperar el poder en Cataluña con Illa y reafirmar su alianza con ERC, pero que para Puigdemont supuso un punto de ruptura en su relación con Sánchez, de quien nunca se había fiado del todo, al considerarlo un «trilero», según confesión del líder catalán a su círculo más próximo. Esta distancia de la cúpula de Junts con el PSOE la intentó solucionar en un encuentro reciente el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo papel en la negociación de la ley de Amnistía fue determinante, y que en este ocasión pidió a los nacionalistas que entendieran «los esfuerzos y riesgos» que estaba asumiendo Sánchez con la aprobación de la Amnistía".
Prueba de las dificultades que experimenta el prófugo para adaptarse a los nuevos tiempos es su peripecia del pasado 8 de agosto, cuando aprovechó todas las facilidades expuestas ante así para entrar y salir de Cataluña como si fuera un político sin cuentas pendientes ante la justicia. A ese relato le añade ahora El Confidencial un nuevo apunte. "Carles Puigdemont telefoneó a Salvador Illa para desmentirle que él alentara el asalto al Parlament de Cataluña", señala un titular del referido medio. La información es de Marcos Lamelas: "El 8 de agosto pasará a la Historia de Cataluña por la investidura de Salvador Illa y por la fuga de Carles Puigdemont, burlando a los Mossos d’Esquadra. Su huida tuvo un epílogo extraño dos días después: la llamada de teléfono que Puigdemont hizo a Illa en un contacto institucional sin precedentes, ya que ambos políticos no habían mantenido relación alguna con anterioridad. Fuentes de Junts han explicado que Puigdemont quería desmarcarse de acusaciones de trumpismo o de populismo extremo por una actuación que incluso no fue entendida ese día por miembros de su propio partido".
La otra gran familia del independentismo, la de ERC, sufre notorias convulsiones. "La pugna por el liderazgo de ERC dispara aún más la tensión interna", resume La Razón sobre un texto que firma Toni Bolaño: "Las espadas no es que estén en alto en Esquerra Republicana, están siendo usadas para masacrar al adversario en un sainete con tintes trágicos que dejan pequeñas tramas como «Juego de Tronos». Cuatro candidaturas se presentarán al congreso del 30 de noviembre y la segunda vuelta parece garantizada, porque para evitarla una de ellas debería lograr el 50% de los votos, asunto harto improbable. En conclusión, la Boda Roja, o Boda de Sangre, el noveno capítulo de la tercera temporada de «Juego de Tronos» puede verse relegado a un juego de niños".
Continúa Bolaño: "La semana pasada fue prolija en la proliferación de noticias que habían sido ocultadas por los republicanos en 2017, año en el que ahora se centra la batalla de desprestigio del adversario. Xavier Vendrell, otrora secretario de Organización de ERC en tiempos de Joan Puigcercós y ahora empresario de éxito en Colombia al albur del Gobierno de izquierdas de Gustavo Petro que pasó por la cúpula de Tsunami Democràtic, salió en tromba en Catalunya Ràdio acusando a Oriol Junqueras de desaparecer el 27 de octubre de 2017 cuando el Govern de Puigdemont debatía qué hacer tras la Declaración Unilateral de Independencia (DUI). «Se va a Montserrat, no fuese que le cayera algún garrotazo, para que el padre abad lo proteja», dijo Vendrell, que echó en cara a Junqueras que no se haya mojado sobre el acuerdo de ERC y PSC más allá de decir que vigilará que se cumpla. Por si acaso, su posición no es clara y sentencia: «Hay cosas que durante mucho tiempo quizás las hemos callado, pero que ya toca que se digan. Oriol Junqueras, en los momentos delicados, no ha estado»".
Y: "La cruz de la moneda la puso en la emisora pública de la Generalitat la exdiputada Gemma Calvet. «A mí me consta que la mitad del Govern de la Generalitat estaba en contra de la Declaración Unilateral de Independencia», dijo para apuntillar: «La DUI no estaba preparada», sino que fue «una situación improvisada de escalada» orquestada por «un sector de ERC» para «forzar elecciones y desgastar a Puigdemont». Calvet puso nombre a quien dirigía la sala de operaciones: Marta Rovira. Oriol Junqueras mantiene un discreto silencio mientras sigue «pateándose» las agrupaciones locales de ERC al más puro estilo del Peugeot de Pedro Sánchez. Hasta ahora es el único líder que ha tenido los arrestos para juntar a más de 1.300 fieles en el acto de proclamación de su candidatura en Olesa de Montserrat y por muchas voces que pidan su retirada no parece dispuesto a hacerlo".
En cuanto al presidente de la Generalitat, El Nacional destaca su nuevo encuentro con el Rey, esta vez en el portaaeronaves 'Juan Carlos I'. Del texto de Malena Ramajo: "El president de la Generalitat, Salvador Illa, ha cerrado su agenda de este fin de semana tal como la empezó, al lado de Felipe VI. Después de haber viajado a Madrid este sábado para asistir al desfile militar con motivo del Día de la Hispanidad, un acto al cual hacía 14 años que no iba el president de Catalunya, este domingo, ha acompañado al Rey a la jornada dominical de regatas de la Copa América de vela en Barcelona. El escenario de este nuevo encuentro ha sido el portaaeronaves Juan Carlos I, barco que se encuentra estos días en Barcelona. De hecho, monarca y presidente han aterrizado juntos en la cubierta del Juan Carlos I en un helicóptero, y han iniciado una visita por el barco, acompañados de múltiples autoridades civiles y militares. Desde la delegación del Gobierno han afirmado que la presencia del monarca "pone todavía más valor a este acontecimiento clave para el deporte y para la difusión de la cultura marítima y de la ciudad de Barcelona"".
Sigue la nota: "Por parte del Gobierno han estado presentes el conseller de Presidencia, Albert Dalmau, la consellera de Interior, Núria Parlon, y la consellera de Territori, Sílvia Paneque; también han asistido a la cita el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni y el delegado del Gobierno en Catalunya, Carlos Prieto. Con respecto al ámbito militar, ha estado presente el almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro Sánchez, el almirante de la Flota, Eugenio Díaz del Río, el comandante del Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota, Antonio González Tanago, y el comandante de Juan Carlos I, Santiago Martínez. También ha seguido las regatas la embajadora de Nueva Zelanda en España, Tara Devorah Morton, que ha podido presenciar una nueva victoria del Team New Zealand, que ya lleva tres consecutivas".
Algunos medios de orientación nacionalista reparan en que este lunes se cumplen cinco años de la sentencia del "Procés" y glosan la supuesta dureza de las condenas, la tremebunda represión del Estado y demás vainas. De lo que no dicen nada es que cinco años después del fallo, entre indultos y amnistías el único personaje descolocado es Puigdemont. Además se constata una cierta nostalgia del mambo. Es el caso de El Món, que solaza a sus lectores con un épico cuento sobre la "batalla de Urquinaona". El texto es de Quico Sallés: "Bona part del món independentista –de fet, una aclaparadora majoria– pensava que la Sala Penal del Tribunal Suprem comandada per Manuel Marchena dictaria una sentència dura contra els líders civils i institucionals del Primer d’Octubre. Tot apuntava que no hi hauria cap símptoma de magnanimitat ni de contextualització. Ans al contrari. Sabedors de la crisi institucional i social que podia esclatar, la cúpula judicial, amb l’aplaudiment entusiasta del ministeri fiscal i del silenci colpidor del Col·legi d’Advocats de Barcelona, van tirar pel dret. La protesta es donava per descomptada. I, de fet, així va ser. La plataforma Tsunami Democràtic, que feia dies que es preparava amb la implicació d’estructures polítiques de primer i segon nivell, els Comitès de Defensa de la República (CDR), l’ANC i Òmnium Cultural van activar tots els seus ressorts per una gran mobilització de protesta que podia allargar-se dies. De fet, no els va costar gaire la mobilització perquè el món civil independentista, fins i tot els sectors força allunyats d’aquestes entitats, es va mobilitzar contra la desproporció de les penes i la duresa gratuïta de la condemna".
Sigue el texto: "La mobilització es va iniciar el 14 d’octubre de 2019, aquest dilluns fa cinc anys. Va ser el dia que es va comunicar la resolució que condemnava els presos polítics a un total de gairebé 100 anys de presó, i una de les principals característiques d’aquell moviment va ser la mobilització juvenil. Un sector que ja havia apuntat maneres en la gran aturada del 3 d’octubre de 2017. Els joves veien en les protestes per la sentència una nova oportunitat de deixar anar el seu malestar i tancar en un calaix el mantra de “ni un paper a terra”. Aquell dilluns, amb una multitudinària convocatòria per anar al Prat amb la consigna Tothom a l’aeroport, es van encetar cinc dies protestes que van acabar amb el que s’ha batejat com la “batalla d’Urquinaona”, pel nom de la plaça de Barcelona, pròxima a la comissaria de Via Laietana, que en va ser l’epicentre. Un episodi emblemàtic del Procés que ha quedat a la memòria com l’última gran protesta tot i les contínues crides sota el lema Urquinaona, ho tornarem a fer! Només les protestes per l’ingrés a presó de Pablo Hasél van tenir alguna reminiscència, però mai amb la mateixa contundència. De fet, van ser uns dies que “l’a por ellos” va canviar de bàndol, fins que el món polític va semblar desentendre-se’n i el nivell de detencions i identificats era massa alt per al resultat que s’aconseguia".
Actualidad barcelonesa. El alcalde Jaume Collboni se compromete a regular los alquileres turísticos en tres meses, según el acuerdo al que ha llegado con los comunes que ahora lidera Janet Sanz a pesar de que Ada Colau aún no ha abandonado formalmente el Ayuntamiento.
14 de octubre, santoral: Calixto I papa, Angadrisma de Beauvais, Carponio mártir, Domingo Loricato, Donaciano de Reims, Fortunato de Todi, Gaudencio de Rimini, Jacobo Laigneau de Langellerie, Juan Ogilvie, Lúpulo de Capua, Manequilde de Chalons y Venancio de Luni.