Mientras se cuece la tercera guerra mundial en Oriente Medio, en este soleado y afortunado rincón del Mediterráneo falta menos de un mes para que se celebren elecciones autonómicas, unos comicios marcados por el retorno de Puigdemont, las urgencias de ERC y el intento del PSC de dar carpetazo de una vez a la historia interminable del Procés. La provincia de Girona es clave para determinar el futuro de la Generalitat. El tradicional feudo independentista podría ser el punto donde el PSC asiente sus opciones.
Crónica Global ofrece este domingo a sus lectores una encuesta de Electomanía con la siguiente atribución de porcentaje de votos y, entre paréntesis, de escaños: PSC, 27,8% (39); Junts, 21,9% (34); ERC, 17,8% (26); PP, 9,3% (13); Vox, 8,1% (11), CUP, 5,4% (7); En Comú, 5,3% (5); Aliança catalana, 2,4%; Cs, 0,6%.
Se mantiene la tendencia de una holgada victoria del PSC, pero aún no se aprecia en el horizonte la exacta composición de una mayoría de gobierno. Del texto que firman la directora de Crónica Global, Cristina Farrés, y Noelia Carceller: "La encuesta realizada tras los primeros compases de la precampaña sitúa de nuevo a Salvador Illa (PSC) como claro vencedor. Conseguiría 39 escaños, seis más que los actuales, y se haría con el 27,8% de los votos. Superaría de este modo a Puigdemont, cuya estrategia personalista consigue que Junts tome oxígeno frente a ERC. Los neoconvergentes se consolidan como los líderes del espacio secesionista con 34 escaños, dos más que los actuales, y el 21,9% de las adhesiones. Pero no les dan las cifras para conseguir la mayoría que culmine su relato procesista, la restitución del expresidente de la Generalitat huido de la justicia tras la declaración simbólica de independencia en 2017".
Continúa el análisis: "ERC sigue con su declive y su grupo parlamentario tendría 26 escaños, dos menos que los 33 representantes que han sustentado hasta la fecha el gobierno de Pere Aragonès. La CUP se quedaría con siete representantes, también dos menos que los que tiene en la actualidad, pero frenaría la sangría de apoyos que se reflejaban en los sondeos hasta la fecha. Puigdemont tendría difícil aunar las voluntades de los tres partidos independentistas, cuyas relaciones están deshechas tras una década de mandatos secesionistas en Cataluña. La alternativa, aunque sí llega a los 68 escaños que configura la mayoría absoluta en el Parlament, tampoco es sencilla. Illa tendría que sumar a ERC y los Comunes, que se hunden hasta los cinco representantes pero que serían claves en este escenario, para sumar los 70 diputados con los que iniciar una nueva legislatura en Cataluña".
Y: "Existe una tercera opción que daría al socialista incluso más holgura pero que su ejecución es harto complicada. Se trata de la sociovergencia que piden los sectores neoconvergentes críticos con la deriva independentista de la formación y partidarios de recuperar cuotas de poder en las instituciones. En este caso, sería un requisito indispensable que Puigdemont cumpliera su promesa y abandonara la política en activo -el órdago lanzado a principios de semana no tiene su traslado en esta encuesta- y que el sector pragmático tomara el control de un partido que incluso ha cedido su nombre al equipo del expresidente fugado para presentar una propuesta electoral que convenza".
El expresidente de la Generalitat prófugo acapara no pocos titulares y gran parte del foco en los compases previos a la campaña. Este domingo es el protagonista de la entrevista de El Nacional. Probablemente sea la entrevista más personal y de corte humano del dirigente independentista. Preguntado por Marta Lasalas, el líder "moral" de Junts habla de los sacrificios personales, del miedo a la cárcel y se enorgullece por haber evitado su detención, la imagen de un presidente de la Generalitat esposado y en un furgón de la Policía Nacional. Esa estampa era su pesadilla. La entrevista, por lo demás, da cuenta de lo que será la campaña del candidato a la "restitución", la venta de una historia personal que tapa el proyecto político. Ahí va la selección de preguntas y respuestas de mayor enjundia:
P: ¿Ha cerrado ya la Casa de la República en Waterloo?
R: Cerrarla no, obviamente, porque no he tenido tiempo. Pero es evidente que el viaje del retorno ya ha empezado y que hasta las elecciones, mi vida se hará aquí. Después de las elecciones tenemos que hacer un cierre adecuado al rol que ha jugado aquella casa, que es una casa icónica también desde el exilio. Pero es que se cierra el exilio, no es que se cierre la casa, es que se cierra el exilio con la ley de amnistía.
P: ¿Por lo tanto, ya ve el final de la etapa del exilio o todavía tiene alguna duda?
R: Dudas siempre hay, pero que estamos al final de esta etapa, eso es evidente desde que se aprobó la ley de amnistía, primero en el Congreso, ahora está pasando el trámite del Senado. En la conferencia de Elna dije que allí empezaba ya la primera fase del retorno y es bastante evidente que eso es así. Puede parecer que ha sido repentino todo. Y quizás es verdad que ha sido un poco precipitado porque en mis cálculos de calendario esto no tenía que pasar ahora, pero está pasando y empezamos a asumir y yo particularmente asumo una nueva perspectiva de la situación.
P: ¿Y ya tiene pensado cómo lo hará? Porque usted habla de un retorno con una carga simbólica muy potente. ¿De qué manera lo hará? ¿Ya ha dicho que será en el debate de investidura, pero cómo?
R: Hay gente de mi equipo que está trabajando desde hace tiempo. Encargué a una serie de gente que pensaran el acto del retorno como un acto de país, también de unidad independentista. Por lo tanto, queda descartado que sea un acto al servicio de mi campaña electoral. Aunque pudiera volver para el mitin final, yo no volvería. Porque me parece que sería desperdiciarse todo un capital acumulado. A mí me gustaría que sirviera también para restituir autoestima en las instituciones, unidad independentista y orgullo de país. Y trabajaremos en este escenario. Hay incógnitas, por ejemplo, relativas a la seguridad. Esta es una incógnita grande, creciente cada día que pasa. Pero creo que tengo claro que el día que deje el exilio tiene que ser el mismo día para ir al Parlament, porque tiene que haber una continuidad con el lugar de donde salimos. Esto no puede ser un acto de Junts per Catalunya o de la candidatura que ahora presentamos. Eso tiene que ser un acto de país, en que todo el mundo está invitado y se tiene que hacer fuera de los focos electorales en que no esté la tentación de hacer una utilización electoralista.
P: Y ha dejado claro que en caso de que no sea investido president se retirará de la política.
R: Yo, cuando he dicho que voy a todas, que no tengo plan B, es porque es verdad. Yo, por dignidad institucional, no puedo ser el jefe de la oposición. Y lo quiero decir con toda claridad a los ciudadanos de Catalunya, porque creo que también lo quieren de sus políticos. Claro que estoy trabajando por mi victoria y estoy en estos momentos elaborando como tiene que ser el mensaje que tengo que dirigir a los ciudadanos si soy investido president. Pero yo sé también qué tengo que hacer si eso no es así. No sé qué harán los otros candidatos, no sé qué hará el señor Illa, no sé qué hará el president Aragonès, pero es que no están en las mismas condiciones que yo. Yo sí que sé lo que haré y creo que todo el mundo puede entender que el rol del 130.º president de la Generalitat no es hacer de jefe de la oposición.
P: Previamente se tendrá que aplicar la ley de amnistía. ¿Teme que no se levante la orden de detención contra usted, que el juez no aplique la ley o que utilice la investigación por terrorismo, del caso Tsunami?
R: Tengo claro que eso puede pasar también, pero no tengo miedo de eso, ni lo temo. Es una posibilidad. Tratándose de la judicatura española todas las precauciones son pocas, todo es posible. Es evidente que cuando hay una campaña electoral ellos tienen ganas de intervenir, ya lo han hecho también en esta. Pero es verdad, sin embargo, que las cosas han cambiado mucho. Hay una ley de amnistía, que estará en vigor y es de obligado cumplimiento. ¿Puede ser que los jueces subviertan o se declaren en rebeldía? Sí, pero eso tiene consecuencias, para ellos. ¿Puede ser que vulnerando toda la ley me arresten? Podría ser, pero estarán obligados a soltarme. Creo que no tendrán más remedio que aplicar la ley. No les gusta, es evidente. Intentarán, si hay algún asa que nos hemos dejado, cogerse a ella para torpedear al máximo. Creemos que no podrá ser eso. Incluso en caso de que quede suspendida porque se presente un recurso ante el TJUE o ante el Constitucional, la ley se tiene que aplicar en relación a las medidas cautelares. Qué harán, no lo sé. Hemos arrancado una ley de amnistía al Estado español que no querían de ninguna manera, tenemos que perseverar en esta estrategia porque ellos también saben que están rascando el fondo de la cazuela, están al final, y no han conseguido el principal objetivo, que es mi extradición. ¿Querrán la fotografía de mi detención? No lo sé, pero eso no me disuadirá de ir al Parlament el día que esté el pleno de investidura.
P: Es decir, que usted estará el día del debate de investidura aunque hubiera el riesgo de una detención...
R: Sí, eso lo quiero dejar claro. Creo que, además, tenemos toda la razón jurídica para que no pase eso. El riesgo existe, pero yo no lo rehuiré, porque creo que quedará claro a la vista de todo el mundo que efectivamente la judicatura española es más un obstáculo al estado de derecho que el aliado necesario que la Unión Europea espera. Además, el retorno es un hecho de gran trascendencia y de gran relevancia más allá de Catalunya y de España. Ha despertado mucha expectación, una detención en directo se puede producir, y alguien se muere de ganas de que eso pase, pero quedará en nada, porque es evidente no solo que no soy un terrorista, sino que no está justificada ninguna detención relacionada con ninguna causa.
P: De momento, la jueza, le ha citado a declarar voluntariamente por el caso Tsunami. ¿Tiene intención de declarar?
R: Es muy divertida esta situación, porque ya es tan diferente de cómo nos han tratado hasta ahora. Fíjese que ya sitúa una declaración de manera claramente consciente después de que la ley de amnistía haya sido publicada en el BOE, por un caso que entra en el supuesto de amnistía. Segunda, pide una declaración voluntaria. Tercera, propone incluso hacerla por videoconferencia. Es muy curioso porque el mismo Tribunal Supremo me negó la declaración por videoconferencia en la primera orden de atención que me emitieron, el año 2017, y todas las veces que lo he intentado. Es más, tampoco va acompañado de una orden de detención. Creo que es la señal más clara que eso es agua de borrajas, que tienen que cubrir un expediente. Tampoco puedo decir que me haya sorprendido. Me esperaba que el Supremo irrumpiera en la campaña electoral, pero al final creo que todo es bastante descriptivo.
P: ¿Le preocupa la prisión? Usted ya estuvo en la prisión alemana de Neumünster...
R: Y en Sassari. Conozco, un poco. Evidentemente, no me puedo comparar con mis compañeros que se han pasado tres años y medio en la prisión. Y tampoco puedo decir que se me haya vejado en ninguna de las dos prisiones en que he estado. El trato ha sido siempre correcto. Este impacto repentino que toda persona normal, que nunca en la vida se ha pensado que tendría que tratar no ya con prisiones sino incluso con jueces, este impacto está superado. Muy humano, por otra parte. El impacto emocional de entrar en una prisión es inevitable. Eso le pasa a todo el mundo, pero eso ya está superado. Cuando te detienen en Alemania, la incertidumbre que te envíen en un avión y que te extraditen existe, pero no solo no me dobló, sino que me fortaleció. La experiencia en Italia fue diferente. Yo sabía perfectamente que aquello no tendría ningún recorrido. Como pasaría también si hubiera una detención en España. No tiene recorrido. Si la voluntad del pueblo de Catalunya, la del Parlament de Catalunya es clara y rotunda, se ha acabado el meter la mano en las urnas de los catalanes por parte de la justicia española.
P: ¿De todo estos años, cuál ha sido el momento que recuerda más complicado?
R: Hay muchos. Claro, hay de tipo personal. Obviamente, la muerte de mi padre. Despedirme de mi padre por Skype es un momento duro, difícil. Las cosas personales. Mi hija mayor tenía 10 años cuando yo me marché, ahora tiene 16 a punto de 17. Imagínese lo que es el proceso de crecimiento de las personas que amas más, lo que ha tenido que soportar mi mujer. Todo eso es difícil. Pero la carpeta personal yo siempre la he tenido de lado. A nivel político, lo que más me ha afectado no ha sido el luchar ante España o confrontarme a España, eso a mí me ha motivado. Cada vez que España pone una dificultad, un problema, una persecución, un espionaje, a mí eso me motiva, porque he ido a defender; y creo poder presentar ya una hoja de servicios de resiliencia y de resistencia ante los ataques de España muy contundente. A mí me ha decepcionado cuándo desde nuestras propias filas nos hemos ido debilitando a nosotros mismos. Y ver la regresión en algunos campos, regresión importante como país, la pérdida de autoestima, la pérdida de orgullo, la pérdida de esperanza y de ilusión, la desmovilización, los retroceso de la lengua catalana... Todo eso me aterra, la mala calidad de la administración, del Govern, todo eso que eran cosas que dábamos por supuestas que las podíamos tener, a mí eso me afecta y creo que la parte más difícil de todos estos años es no poder haber hecho más para prevenir estas situaciones, algunas de las cuales seguro que tienen parte de mi responsabilidad también.
P: ¿Lo volvería a hacer?
R: Sí. Hay cosas que no. Ya he dicho que hay cosas que no las haría, pero la responsabilidad de asumir la presidencia de la Generalitat comporta también estos sacrificios. Yo volvería a defender la institución de la Generalitat. Creo, incluso, que los presidentes que me han precedido antes de estas elecciones, en la misma situación que yo, habrían preservado también la institución. Creo que habrían evitado a toda costa que les esposaran, que las expusieran en una furgoneta de la Policía Nacional y les humillaran ante un juez español y con una prisión española. Creo que habrían hecho todo para intentar salvar a la institución. Y eso lo volvería a hacer, sí.
ERC trata de asomar la cabeza en una precampaña centrada en Illa y Puigdemont. "Aragonès acusa a Puigdemont de 'no decir la verdad' y de 'vender humo' en plena pugna independentista", titula El Mundo una de sus piezas electorales. Escribe Cristina Rubio: "Pere Aragonès (ERC) busca el ataque frontal contra Junts y el PSC a un mes de las elecciones catalanas. El presidente de la Generalitat ha salido en tromba y ha acusado a Carles Puigdemont de "no decir la verdad", "vender humo" y "construir castillos de cartas" en plena pugna independentista, una guerra que se recrudece ahora en precampaña. En un acto organizado por la plana mayor de Esquerra en el centro de Barcelona, Aragonès ha escenificado el cambio de estrategia de su partido con un discurso enfocado en vender su gestión frente a las "mentiras" de Junts y el PSC. "Hemos sido los que hemos aguantado este país cuando todo el mundo se desentendía" ha empezando diciendo en una clara alusión a los neoconvergentes".
Y: ""Somos los que siempre hemos dado la cara, nunca nos hemos escondido, nunca hemos abandonado ninguna posición", ha proseguido para disparar luego contra "aquellos que piden la confianza para después entregarse a La Moncloa" y "ante aquellos que siguen vendiendo humo y construyendo castillos de cartas". "No podemos callar más, debemos decir la verdad para señalar las mentiras y falsedades que otros explican", ha advertido el candidato de ERC en referencia a Salvador Illa y Carles Puigdemont".
En La Razón destaca un análisis de Carmen Morodo en el que se especula con un hipotético "sacrificio" de Salvador Illa en Cataluña para salvar a Pedro Sánchez en Madrid. "Si gana el 12M, el presidente puede forzarle a ceder la Generalitat a Puigdemont para no caerse de Moncloa", apunta uno de los sumarios de un texto que arranca así: "Las elecciones catalanas pueden colocar a Pedro Sánchez ante la gran encrucijada de su vida: que solo el sacrificio del exministro de Sanidad Salvador Illa, y candidato a las autonómicas, pueda servirle de coartada para mantenerse en Moncloa. Con las proyecciones de voto que se manejan a día de hoy con respecto al 12M, Sánchez tendría que dejar que gobernase Carles Puigdemont a cambio de ganar tiempo en Madrid. Sin nada asegurado, porque lo haría en un marco tan difícil de gestionar que ya en el PNV han empezado a dar aire a la hipótesis de un posible adelanto de las elecciones generales como consecuencia del bloqueo catalán y de la legislatura nacional".
Sigue Morodo: "En el PSC empiezan a verle las orejas al lobo, aunque nadie quiera ponerle nombre a la amenaza. Las encuestas dan una victoria en votos y en escaños, con una mejoría muy relevante con respecto a las anteriores autonómicas, pero este aparente marco tan favorable puede no ser suficiente para salvar al presidente del Gobierno si Junts supera a ERC y se queda como segunda fuerza. ERC da a la baja, y Junts hacia arriba. Si Puigdemont se impone en el pulso soberanista no renunciará por nada a presidir la Generalitat. Es la obsesión que le mueve, en una factura pendiente que quiere cobrar a ERC después de que en las elecciones de 2017 los republicanos se negaran a aceptar su exigencia de ser investido desde fuera de España, porque ya se había fugado para evitar las consecuencias penales del «procés», a pesar de que Junts se impuso sobre ERC en esos comicios, en los que Ciudadanos hizo historia como fuerza más votada. (...) Illa está haciendo una campaña basada en el pragmatismo y en convertir en light algunas propuestas de máximos del soberanismo, como ha hecho ya con la versión actualizada del pacto fiscal, que él ha presentado como la creación de un consorcio tributario conjunto entre el Gobierno y la Generalitat.
Noticias de sociedad. Un titular del medio satírico El Mundo Today dice que los turistas consideran que todavía hay demasiados barceloneses en Barcelona. Pero de la broma a la realidad no hay gran distancia. La Vanguardia apunta este domingo que los inmigrantes de gran poder adquisitivo se han cuadriplicado en la capital catalana en los últimos treinta años. La pieza es de Gema Saura y Laura Aragó: "En toda Barcelona ya son, al menos, 80.000, cuatro veces más que hace tres décadas. Más de 83.000 si se toma como referencia los últimos datos del padrón, de 2023. Son los inmigrantes que encuentran las puertas abiertas. Cortejados con ventajas fiscales y visados a medida, suponen una inyección de talento y dinero… y también de gentrificación. La proliferación de cafeterías de especialidad es uno de los termómetros. Otro, la subida del alquiler. Aunque proporcionalmente no son tantos, su alta capacidad adquisitiva moldea y transforma la ciudad, su geografía urbana, el tejido socioeconómico".
Líneas después el reportaje continúa así: "Barcelona, al igual que Madrid –y en menor medida, otras ciudades como Valencia o Málaga–, se ha convertido en polo de atracción para el inmigrante de renta alta. ¿Qué es un expat? La economista Judit Montoriol, investigadora de CaixaBank Research, aventura una definición. “Son los que no emigran por necesidad, huyendo de una situación difícil en su país, sino por elección, en busca de una experiencia. Llegan atraídos por lo que ofrece España: calidad de vida, buen clima, cultura, gastronomía. También pesan, pienso sobre todo en los latinoamericanos de clase media y alta, cuestiones como la seguridad o el acceso a una sanidad y una educación de calidad”.
El fenómeno desborda la estadística. El censo no permite clasificar a los inmigrantes por nivel de renta, pero sí recoge el país de origen. Tomando como criterio los foráneos que han nacido en un país con un PIB superior a España, el distrito de Barcelona con mayor concentración es Ciutat Vella, donde en algunas manzanas representan hasta un 24,4% del vecindario. Otras zonas calientes son el Quadrat d’Or del Eixample, Gràcia, Poblenou, Poble Sec y Pedralbes, con focos que superan el 10%. (...) En el 2023, una de cada dos viviendas que vendió en Barcelona la inmobiliaria Engel & Völkers, especializada en lujo, tuvo un comprador extranjero. Hace dos años, la proporción era menor: una de cada tres. Los chinos encabezan el ranking, seguidos por venezolanos, franceses, rusos, egipcios y estadounidenses.
Compran propiedades más caras: en Barcelona, los extranjeros gastaron de media 653.466 euros, frente a los 612.120 euros de los clientes españoles de Engel. La diferencia es más ostensible en Madrid: ahí desembolsaron 1.067.414 euros de media por 988.447 de los nacionales. (...) La presión se siente también sobre el mercado del alquiler. La agencia Amat Immobiliaris administra 2.500 pisos, fundamentalmente en zonas de clase media-alta. Sus datos dibujan un tsunami expat: un 40% de los contratos en Barcelona fueron firmados por extranjeros en 2023, afirma el director general, Guifré Homedes. La pandemia marca el punto de inflexión. En 2019, representaban el 15%".
14 de abril, santoral: Lidia de Schiedam, Asaco, Benito de Avignon, Bernardo de Tiron, Frontón, Juan de Montemarano, Lamberto de Lyon, Pedro González Telmo y Tomáide.