El papel de Puigdemont en el aniversario de los Juegos Olímpicos
Exteriores desactiva la última maniobra del Diplocat en la ONU y el esperado interrogatorio del ciudadano Rajoy
26 julio, 2017 09:16El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tuvo el acierto de adaptarse al protocolo de los actos de conmemoración del XXV aniversario de los Juegos de Barcelona. En vez de hacer el bosquimano como Artur Mas, mantuvo el sosiego y se abstuvo de dar la nota y la chapa. Hasta se acordó de Maragall y elogió a Samaranch. No se puede decir lo mismo de la alcaldesa, Ada Colau, a la que le dio por perorar sobre los atletas de la Olimpiada Popular del 36 que se quedaron en España para combatir en el bando republicano. Magnífica salida de pata de banco. Felipe VI y Puigdemont en plan de tripas de corazón, viva la unidad y gloria a la colaboración, y sale la alcaldesa con la Guerra Civil.
La municipalidad gobernante barcelonesa no ha disimulado en absoluto que los Juegos del 92 le provocan urticaria. De hecho, los "colocolos" de Colau, colocar y colocón irrumpieron en el Ayuntamiento con un relato que atribuía todos los problemas de Barcelona a aquel despliegue. Dos años después, Colau ha demostrado que todo es susceptible de empeorar, de modo que bajo su manto hay más desahucios, los alquileres están disparados, arraiga el turismo de botellón, prospera el incivismo y aumenta la incompetencia gestora.
El contraste entre aquella ciudad y este quilombo es demoledor para Pisarello, Asens, Mercedes Vidal (la del Metro) y la familia Colau. También para el independentismo, que ahora reivindica el "éxito colectivo" y entonces despotricaba contra la españolidad de la experiencia olímpica.
El vicepresidente autonómico se niega a dar al Gobierno los nombres de los interventores de la Generalitat, lo que incrementa las dudas sobre si Moncloa los ha pedido. Junqueras está cada día más inflamado, como si retuviera gases. En cambio Puigdemont mantiene el tipo. El cargo no le aja ni muestra el más leve síntoma de cansancio. E. Ekaizer, N. Orriols, G. Pruna suscriben una información en el Ara que lo atestigua. Mientras el jefe de ERC no sabe por dónde sopla el aire, el "president" lo tiene todo controlado y las urnas a buen recaudo: "Un dels secrets més ben guardats i que, alhora, han generat més tensió al Govern és la compra de les urnes de l’1-O. No hi ha cap expedient administratiu, de moment, que acrediti que l’executiu les ha adquirit -la licitació impulsada per la conselleria de Governació va quedar deserta- però el president, Carles Puigdemont, va afirmar dilluns en un sopar informal amb diferents personalitats espanyoles i catalanes que aquest assumpte “ja està resolt”. Segons expliquen a l’ARA diverses fonts presents a la trobada, el president de la Generalitat va donar a entendre que l’executiu català ja disposa de les urnes malgrat que, quan falten menys de setanta dies per al referèndum, formalment no n’hi hagi rastre".
Alineación de la cena: "A la trobada, en què es van comentar els pròxims passos del Procés fins a l’1-O, hi van assistir el delegat del Govern a Madrid, Ferran Mascarell; el catedràtic de dret constitucional Javier Pérez Royo; el secretari general del Diplocat, Albert Royo; els escriptors Suso de Toro i Òscar Pazos, i el politòleg Ramón Cotarelo. Davant les seves preguntes, el president de la Generalitat els va mostrar la seva determinació a fer el referèndum".
Javier Cercas no está en esa onda, tal como demuestra su tribuna en El País. Su presencia en el cenáculo puigdemontiano hubiera provocado un interesante debate. Escribe Cercas: "Soberbia, o matonismo, es decidir que nosotros, los catalanes, vamos a decidir por todos los españoles, o de lo contrario violamos o intentamos violar las reglas que nos hemos dado entre todos. Soberbia, o matonismo, es pretender negociar con el Gobierno español una salida a la presente situación sobre la base de un lema acuñado por el actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que dice así: “O referéndum o referéndum”; o sea: “O lo que yo quiero o lo que yo quiero”. Y puro y simple matonismo es decir, como ha dicho el presidente Puigdemont ante una asamblea de alcaldes independentistas, no sé si dirigiéndose a los no independentistas, al Gobierno de Madrid o al resto de España: “Damos miedo, y más que daremos”".
El antedicho diario abre con la negativa de la ONU a pastelear en el referéndum. El texto es de Miguel González: "Ante la dificultad de encontrar organismos internacionales dispuestos a avalar el referéndum de autodeterminación anunciado para el 1 de octubre, el Gobierno catalán ha intentado una nueva e insólita vía: homologar como observador electoral internacional a Diplocat, un consorcio impulsado por la Generalitat para promocionar el proyecto soberanista en el extranjero. La petición se ha trasladado a la División de Asistencia Electoral de la ONU, pero esta “ni siquiera ha acusado recibo de la petición, para evitar el riesgo de manipulación”, según una nota informativa del Ministerio español de Asuntos Exteriores".
El ciudadano Mariano Rajoy será interrogado esta mañana en la Audiencia Nacional por la corrupción del PP. Comparece en calidad de testigo en el juicio del caso Gürtel. La previa de Ángela Martialay en Voz Populi contiene la mayoría de las claves de la trama. En la entrada mediática se da cuenta del alcance planetario de la cuestión. Escribe Martialay "Un total de 312 periodistas de 83 medios diferentes se han acreditado para cubrir el juicio. De los 83 medios de comunicación, 21 son extranjeros y 62 nacionales. Hasta 150 periodistas accederán a la sede de la Audiencia Nacional ubicada en el polígono de San Fernando de Henares (Madrid)".
Si no ocurre nada anormal, hoy se aprobará en el Parlament el cambio del reglamento de la cámara para aprobar iniciativas legislativas a instancias de los grupos por la vía de la lectura única. Es decir que la ley del referéndum se podrá aprobar en un rato a partir de la segunda quincena de agosto.
La Generalitat persiste, por lo demás, en retener las obras de arte del monasterio de Sijena. Eso es desconectar.
Gran colapso en El Prat por culpa de Aena. Si no quieren perder su "fly" tendrán que llegarse al aeropuerto con cuatro horas de margen.
26 de julio, santoral: Joaquín y Ana, padres de la Virgen María. Día de los abuelos.