Manuel Valls, en su despacho en el Ayuntamiento de Barcelona / LENA PRIETO

Manuel Valls, en su despacho en el Ayuntamiento de Barcelona / LENA PRIETO

Política

Valls: "No hay otra solución que un gran pacto entre PSOE y PP"

El concejal y exprimer ministro francés asegura que quiere ser "el catalizador del constitucionalismo", con un gran acuerdo entre "los tres o dos partidos" que lo defienden de cara al 10N

5 octubre, 2019 00:00

Manuel Valls (Barcelona, 1962) habla de la luz de Barcelona, la que entra por las ventanas de su despacho en el Ayuntamiento de Barcelona. Tiene a su equipo pendiente de todo, y Eva Parera, la otra concejal de su partido, Barcelona pel Canvi, saluda con emoción. Valls quiere actuar en Barcelona, y quiere impulsar políticas que puedan paliar la “crisis de seguridad” de la ciudad. Pero en su ánimo está ahora influir en la política española, con la intención de que exista una mayor colaboración entre los principales partidos constitucionalistas. Tiene en cuenta a Ciudadanos, pero piensa en un gran acuerdo entre el PSOE y el PP. En esta entrevista con Crónica Global lo afirma con claridad: "No hay otra solución que un gran pacto entre PSOE y PP".

--Pregunta: ¿Mantiene buena relación con Ciudadanos?

Respuesta: Creo que los catalanes debemos agradecer a Cs lo que ha hecho desde 2005. Han sido útiles para Cataluña y el resto de España. Sus fundadores me apoyaron. Sus dirigentes, Rivera y Arrimadas, plantaron cara en momentos complicados, como en 2017, cuando había mucha ambigüedad. Muchos catalanes se reconocieron en la valentía de Arrimadas. Ellos me apoyaron, estoy agradecido. Pero había desacuerdos, y los hay. El más importante es la voluntad de Rivera de liderar las derechas, de pactar indirectamente con Vox. Cs era un partido europeísta con una doble esencia liberal y socialdemócrata, que es la mía. Eso lo han abandonado, como ha ocurrido en la Comunidad de Madrid o Andalucía. Es una lástima. No se dan cuenta de lo que representaban. Hoy podríamos tener en España un Gobierno estable con Pedro Sánchez y Albert Rivera. Y eso es más que un error, es una falta de visión estratégica. Y al romper con nosotros aquí, pues quienes defendían que lo más importante era frenar el independentismo, en el momento más importante, en el Ayuntamiento de Barcelona, la segunda ciudad de España, no lo hicieron.

--Existe un argumento de Ciudadanos que denuncia el pacto de Sánchez con Bildu, que todos sabemos de dónde viene, mientras que Cs pacta con Vox, que es inocente porque es un partido nuevo y no se sabe qué política acabará haciendo.

-No se puede pactar con Bildu.

--¿Usted cree que lo ha hecho el PSOE?

-Pienso que el PSOE es un partido constitucionalista importantísimo. Pero creo que no haber buscado en Navarra un pacto entre partidos constitucionalistas, en este caso con Navarra Suma, como se ha hecho en Pamplona, es un error. Todo gobierno nacional, autonómico o municipal que depende del voto de los extremos, sea Vox o Bildu, es un error. No corresponde a lo que hoy necesitamos en España. No comparo a Vox con Bildu, pero los partidos constitucionalistas, en el centroizquierda o el centroderecha, no pueden pactar con extremos, con partidos anticonstitucionalistas o antieuropeos, cuyos referentes, en el caso de Vox, son Steve Bannon o Mateo Salvini. Eso es perder su alma. En las instituciones europeas, socialistas, populares y Ciudadanos pactan entre ellos, buscan reformas y acuerdos. Ciudadanos tenía la oportunidad de cambiar las cosas en España, y no lo hizo. En Barcelona fue grave, pero mucho más en España. Lo digo con cariño. Hubo una ruptura conmigo, pero también con mucha gente, con intelectuales… Me duele.

--Esa lógica puede aplicarse al pacto del PSC con los independentistas de Junts per Catalunya en la Diputación de Barcelona. ¿Cómo ve ese pacto?

--El diálogo siempre es necesario. Romper los bloques, por supuesto. En gestionar a nivel local y superar las fronteras políticas, podemos estar todos de acuerdo. Pero estamos en un momento muy importante, donde cada pacto, cada gesto, tiene su importancia. Y creo que aquí se pierden ocasiones. Esos pactos llevan a situaciones que extrañan. Yo no estoy en la Diputación, pero el PSC tenía que buscar otras vías, otros pactos. Lo digo por lo que pasó en Badalona, que había otra solución. Albiol ganó las elecciones, representa a un partido constitucionalista, y fue muy claro respecto a Vox durante la campaña. Hay una responsabilidad de los socialistas y de la socialdemocracia catalana que hace que siempre exista esa acusación de ambigüedad. Ocupar la centralidad no puede ir en contra de la necesidad de unir, antes de todo, a los constitucionalistas. Quiero definir mi aportación a la vida política española y catalana: antes de todo, quiero ser el catalizador del constitucionalismo. Con mi recorrido y los hechos, pese al resultado mediocre en las elecciones municipales, se me reconoce mi coherencia y mi voluntad de unir el constitucionalismo.

--¿Cómo se traduce eso en la práctica a partir de las elecciones generales del 10N, teniendo en cuenta que Cs mantiene su tesis?

--En febrero, envié una carta a Casado, Sánchez y Rivera en la que les pedía unidad. No es una costumbre en la política en general, y sobre todo en España, decir con quién vas a pactar. Vamos por las segundas elecciones generales este año, y ha fracasado la búsqueda de una mayoría de izquierdas, porque no había confianza y, sobre todo, porque el tema catalán lo impide. El discurso de Pablo Iglesias vuelve a ser clarísimo, habla de presos políticos, indultos, soberanismo… La detención de los CDR, acusados de preparar actos terroristas, los discursos de Torra, el Parlament votando a favor de la expulsión de la Guardia Civil, el llamamiento del Govern a la desobediencia civil para ir “hasta el fin de la república”, necesita una respuesta unida, contundente, y sobre todo a largo plazo para reforzar el Estado de Derecho y la democracia española. Los partidos constitucionalistas deben posicionarse antes de las elecciones. Y no solo en los discursos, sino también en los hechos. Establecer pactos de Estado en ese ámbito me parece imprescindible. Sin la unidad del constitucionalismo, y ahora se ha celebrado el segundo aniversario del importante discurso del Rey, no puede haber una propuesta a medio y largo plazo de solución política a lo que pasa en Cataluña. Y ante la violencia y la división de las fuerzas de seguridad y los Mossos, el orden público se debilita cada vez más y hay que actuar lo antes posible sin esperar al 10N. Pero veo que esa unidad es difícil.

--¿Eso implica un voto de investidura de PP y Cs a Sánchez?

--Después del fracaso de la investidura de este verano, yo creo que no hay otra solución que un gobierno de coalición entre los tres o dos de los grandes partidos constitucionalistas. Y para los retos de hoy de mañana, ante la situación económica global, las previsiones pesimistas, el paro, el Brexit y la guerra comercial entre Estados Unidos y China, las reformas y el reto catalán…, creo que debe haber un pacto entre PSOE y PP,  y... Cs. Me extraña cuando veo que unos y otros piensan que deben gobernar solos. Felipe González decía hace unos días que temía una crisis de Estado. Yo creo que es posible. Repeticiones electorales, gente muy harta respecto a los políticos y los desafíos de todo tipo, creo que estamos perdiendo oportunidades. Cualquiera que sea el resultado del 10N, se necesita un pacto general entre el centroizquierda y el centroderecha. Y un pacto a largo plazo, como se hace en otros países, para salir de la cultura del enfrentamiento y del sectarismo. También en el Parlament. ¿Cómo es posible que el PSC no vote la moción de censura de Cs contra Torra? Puedo entender la propaganda y la estrategia de los partidos, pero lo que se demuestra es que hay división entre los partidos constitucionalistas.

--Habla de políticas de Estado, ¿está pensando en dar el salto a la política española?

--Soy concejal del Ayuntamiento de Barcelona, y quiero consolidar Barcelona pel Canvi. Trabajo como concejal por la unidad del constitucionalismo. Y quiero participar de la reflexión, en general, a partir de mi experiencia y desde mi actuación pública. Creo que, en cierta medida, ya he dado ese salto, pero no para participar directamente. Quiero ser el catalizador del constitucionalismo, y expresaré el sentido de mi voto antes de las elecciones. Es la primera vez que me lo voy pensando. No votaré, y lo lamento, a Ciudadanos, porque han dejado perder una gran oportunidad. Lo que veo es que en los discursos más moderados de los grandes partidos constitucionalistas hay matices, pero no grandes diferencias. Y la discreción para llegar a acuerdos es importante. Piensen en la moción de censura en Cataluña que plantea Ciudadanos.

Manuel Valls, durante la entrevista

Manuel Valls, durante la entrevista

--¿Qué quiere decir respecto a la moción de censura?

--He hablado mucho con Inés Arrimadas, a quien respeto mucho. Creo que hace tiempo que Ciudadanos podía haber presentado esa moción, aunque no pudiera prosperar. Había esa posibilidad para fomentar una alternativa, a partir de esa iniciativa. Ahora llega, y es por razones electorales pero, pese a ello, es una oportunidad para mostrar esa unidad del constitucionalismo. Porque, ¿quién protege a los ciudadanos no independentistas? El PSC dice que no la votará. Hay una parte de show, claro, y de trampa al PSC, pero los socialistas caen en la trampa. Podrían aprovechar, a partir del discurso de Miquel Iceta, y clarificar su posición, pero votando a favor de la iniciativa. Porque no hay equidistancia posible. Dice el PSC que Torra es el problema, pero que Lorena Roldán no es la solución. Bueno, es una frase hábil, pero la idea sería la de mostrar la unidad del constitucionalismo, y explicar bien la posición de cada uno, sin gritar, fuera de ese lenguaje que no me ha gustado nada, sobre las tres derechas, el trifachito, la banda de Sánchez… Lo que vemos es que Cataluña es uno de los núcleos de la crisis de la democracia representativa. Hay que salir de las trincheras. Lo recordé hace unos días con el presidente Rodríguez Zapatero, con motivo del acto de homenaje tras el fallecimiento del presidente Chirac. Zapatero y Chirac protagonizaron un mitin en Barcelona en 2005 a favor de la Constitución europea. Yo voté a Chirac frente la ultraderecha en las presidenciales francesas. Repito, hay que salir de las trincheras, y dejar de pensar en la política como un reparto del poder, para gestionar aquí y allá.

--En Cataluña, ERC ha planteado un gobierno de concentración, a partir de todo lo que pueda ocurrir. ¿Lo entendería, teniendo en cuenta que en Francia esa circunstancia se ha dado históricamente?

--Depende. En Francia hubo un Gobierno alrededor del general De Gaulle, con la participación importante de los comunistas. Siempre es posible la unidad, pero aquí lo que cuenta es la unidad de España, del espíritu de 1978. Todo gobierno de concentración pasa por el respeto de la Constitución, y por la justicia. Está a punto de conocerse una sentencia, y es importante que sea aceptada, guste o no. Si no se acepta, se pone en peligro el Estado de derecho. Lo que se debe pedir es ese respeto y el abandono de la vía unilateral. Pero el separatismo no parece que esté en eso. Hay una pugna interna, con gente enfadada con sus propios líderes, y eso es peligroso para la convivencia y la seguridad. Los líderes, todos, del separatismo, han dicho lo mismo en el Parlament, desde Torrent a Aragonès, o Torra, sobre los miembros de los CDR detenidos. ¿Dónde están los moderados? Lo mejor para respetar a los propios independentistas, a los dos millones de separatistas, es trazar una línea clara: ley y rechazo a un referéndum.

--¿Usted lo que propone es una acción preventiva?

--Sí, lo que supone esa acción es asumir un reto, una amenaza grave. El orden público debe ser preservado. Hay elecciones generales, con una sentencia inminente. Es necesario tomar medidas de seguridad, como esa Ley de Seguridad podría garantizar.  

--¿Habría asumido usted la convocatoria de unas elecciones, coincidiendo con esa sentencia? Aunque es cierto que no todo dependía de la voluntad de Pedro Sánchez.

--Exacto, no dependía de él al 100%. Y creo que no se podía tomar otra solución. No se podía dejar España en manos de Podemos en estos momentos. Creo que Sánchez lo planteó bien, al considerar que no podía tener un Gobierno con unos aliados que pudieran cuestionar la sentencia que puede llegar. Pero todo eso se debería haber hablado, con el PP y Ciudadanos. Eso es lo que no entiendo, la falta de comunicación y de diálogo. Esa falta de diálogo perjudica mucho a la democracia española.

--Si volvemos al Ayuntamiento de Barcelona, usted favoreció la formación de un gobierno municipal, con Ada Colau de alcaldesa. ¿Pero ayudará para que Colau tenga un presupuesto, que es básico en estos momentos?

--Por supuesto. Lo hemos hablado con Colau y Collboni. Nosotros, Eva Parera y yo mismo, con nuestra visión, ayudaremos todo lo que podamos. Pero necesitamos también los recursos de la Generalitat y del Estado, que están también sin presupuestos. Pero estaremos en las grandes cuestiones: presupuesto, economía de la ciudad, seguridad o la lucha contra el cambio climático, que es algo principal. Y también lucharemos para bajar la presión fiscal.

--Con su cultura política francesa, ¿entiende la práctica impositiva de Madrid, que puede llevar a pensar que es dumping social?

--Hay una contradicción interesante, y es que los abogados del máximo autogobierno critican a quien baja los impuestos utilizando ese margen en el autogobierno. Barcelona debe bajar los impuestos, y definir prioridades en sus políticas públicas, con un reparto de los recursos distinto.