El New York Review of Books publica un artículo sobre Cataluña

El New York Review of Books publica un artículo sobre Cataluña

Política

El 'New York Review' publica una versión con "graves errores" sobre Cataluña y rechaza su réplica

Gabriel Tortella comparte con ‘Crónica Global’ su carta de respuesta a la revista americana con las equivocaciones e interpretaciones a favor del 'procés' del historiador escocés Neal Ascherson

23 agosto, 2019 00:00

Una parte de la prensa extranjera sigue asumiendo el relato independentista de forma acrítica, pero ahora hay réplica. Aunque no siempre se publique. La revista The New York Review of Books decidió publicar un artículo del historiador escocés Neal Ascherson, titulado The value of independence, en el que criticaba el libro de John H. Elliott, Catalanes y escoceses: unión y discordia. 

El artículo, publicado el 18 de abril, cuenta con errores históricos que resultan más graves al haber sido escrito por un historiador. Ascherson sitúa el alzamiento militar de Franco en septiembre de 1936, en lugar del 18 de julio del mismo año, o sostiene que Barcelona fue el último bastión antifranquista que se mantuvo en pie (omitiendo que Madrid, Valencia y Alicante resistieron durante más tiempo), entre otras inconcreciones.  

Panegírico a Ponsatí

De todas estas incorrecciones se dio cuenta el historiador y economista Gabriel Tortella, que envió un artículo de réplica, pero que la revista americana nunca lo publicó. Ni tan siquiera le contestaron. “Escribí una carta a la NYRB diciendo que el señor Ascherson no tenía ninguna razón, y que su artículo contenía graves errores. Era una carta al director, pero no me contestaron”, explica a instancias de Crónica Global. Este medio ha intentando conocer la versión del diario, pero no han contestado a nuestra petición.

El artículo de Ascherson, historiador afín a las tesis secesionistas tanto en Escocia como en Cataluña, empieza con una suerte de loa a la ex consellera de Educación Clara Ponsatí. Asimismo, desconoce cuál es la función del Jefe de Estado cuando critica el hecho de que el rey Felipe defendiera el “orden constitucional”. También omite hablar de la multitudinaria manifestación constitucionalista del 8 de octubre de 2017, que se celebró justo después del discurso del rey, y que demuestra, a juicio del economista e historiador español, que el conflicto no es solo entre “España y Cataluña”, sino también entre catalanes. 

Cinco errores graves

Tortella ha compartido con Crónica Global la carta de respuesta que envió el pasado 26 de mayo para que fuera publicada. En la misiva, esgrime con datos que Ascherson ha hecho una interpretación muy parcial del libro de Elliott: “Elliott recuerda en varias ocasiones cómo de compleja y dividida ha sido siempre la sociedad catalana, desde la Edad Media (...). Sin embargo, Ascherson comparte la opinión de los separatistas de pretender que Cataluña habla en una sola voz”. Y es que el historiador escocés utiliza expresiones como “los catalanes y su causa”, “la lucha catalana”, etc., en lugar de matizar que son los independentistas y que, de momento, no son "mayoría" en la región. 

El economista e historiador español también lista cinco puntos con las equivocaciones más flagrantes de Ascherson, como cuando dice que la "Semana Trágica fue un intento de introducir el reclutamiento en Cataluña". Tortella le contesta que “el reclutamiento era obligatorio en toda España desde los inicios del siglo XIX”, y que lo que propició la protesta de la llamada Semana Trágica fue la “obligación” de luchar en una “guerra colonial impopular”.  

Identidad catalana "clandestina"

En la misma línea, Ascherson afirma que la “identidad catalana era clandestina”. Una aseveración falsa, ya que durante la dictadura franquista muchos empresarios catalanes, como algunos de los fundadores de Òmnium Cultural, demostraron afiliación al régimen y la línea divisoria no se establecía según identidades, sino en función de si se estaba en el bando republicano o en el nacional. 

El historiador español pone como ejemplo la figura de Jordi Pujol: “El líder nacionalista fue encarcelado en la década de 1960 por algunas críticas públicas hacia el gobierno de Franco, pero mientras estaba en la cárcel fue autorizado a establecer un banco llamado Banca Catalana, que se convirtió en un trampolín decisivo en su carrera política. No hay identidad clandestina aquí”.

Combate global contra las ‘fake news’ 

Más allá de la réplica a NYRB, Tortella añade que hace mucho tiempo que la Generalitat destina tiempo y recursos en la internacionalización del procés: “El Govern gasta muchísimo dinero en difundir su visión de la historia de Cataluña. Muchos catedráticos reciben beneficios para compartir sus tesis. Hay muchas maneras de remunerar…”.

Una de las iniciativas que ha aparecido hace poco para confrontar el relato independentista en el mundo académico es Foro de Profesores. El profesor de ética de la Universidad Europea Miguel de Cervantes y miembro de la plataforma, Miguel Ángel Quintana Paz, publicó recientemente un artículo en la revista científica polaca Edukacja Filozoficzna, titulado La posverdad como una característica de los tiempos hipermodernos, en el que analiza cómo las fake news están en boga porque suscitan “una respuesta emotiva rápida en el receptor”. En su escrito, también señala el caso catalán como ejemplo. Preguntado por su opinión, sostiene que "el secesionismo catalán, al apoyarse sobre todo en un relato de fuertes (el opresivo Estado español) contra débiles (los pobres catalanes oprimidos), conecta muy bien con una de las emociones favoritas de nuestros días: el victimismo y la empatía con quien se presenta como víctima”.

Mundo académico

Entre las últimas acciones de este colectivo está el artículo del profesor de Historia de España en la Universidad de Northumbria Carlos Conde Solares sobre “el adoctrinamiento, la victimización y la existencia de espías lingüísticos” en las escuelas catalanas sin consentimiento alguno por parte de los padres.

Tortella, que no forma parte del foro, decidió responder al ver que el experto escocés reproducía literalmente algunos de los mantras del nacionalismo catalán. Y terminaba así su carta: "Uno esperaría un poco más de discriminación por parte de un profesor de una respetada universidad británica".