Pere Aragonès (ERC) y Pedro Sánchez (PSOE) sonríen ante la atenta mirada de Quim Torra (JxCat), Carles Puigdemont (JxCat), Pablo Casado (PP) e Inés Arrimadas (Cs) / FOTOMONTAJE DE CG

Pere Aragonès (ERC) y Pedro Sánchez (PSOE) sonríen ante la atenta mirada de Quim Torra (JxCat), Carles Puigdemont (JxCat), Pablo Casado (PP) e Inés Arrimadas (Cs) / FOTOMONTAJE DE CG

Política

El independentismo se abre en canal mientras la España conservadora se escandaliza

El pacto de ERC y el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez genera una crisis sin precedentes entre los socios del Govern y eleva las críticas de PP y Cs a los socialistas

3 enero, 2020 00:00

El acuerdo de ERC con el PSOE para facilitar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno --tras su pacto con Unidas Podemos-- ha generado efectos devastadores a ambos lados del espectro político.

Por una parte, la división en el independentismo es más evidente que nunca, con virulentos ataques desde JxCat y su entorno contra los republicanos. Y por otra, la derecha nacional ha intensificado sus críticas a los socialistas por pactar con quienes hace apenas dos años impulsaron el intento de secesión unilateral y tienen a su líder en la cárcel condenado por sedición.

ERC ve una “oportunidad”

El compromiso ratificado este jueves implica que ERC se abstendrá en la segunda votación de la sesión de investidura en el Congreso a cambio de que el PSOE reconozca que existe “un conflicto de naturaleza política en relación al futuro político de Cataluña” y se constituya “una mesa bilateral” entre el Gobierno de España y el Govern de la Generalitat, cuyos acuerdos se sometan a una “consulta a la ciudadanía de Cataluña”. Además, los socialistas renuncian a la “judicialización” de dicho “conflicto”.

Aunque ha admitido que su partido “asume riesgos”, el coordinador nacional de ERC y vicepresidente autonómico, Pere Aragonès, ha asegurado que no renuncian “a nada”, que el pacto es una gran “oportunidad” para avanzar hacia la independencia y que el “referéndum” secesionista será una de las primeras cuestiones que pondrán sobre la mesa.

JxCat amenaza con elecciones

Pero al independentismo más irredento estos elementos le han parecido un escaso botín, y en los últimos días han presionado con dureza a ERC, empezando por el presidente de la Generalitat, socio de los primeros en el ejecutivo autonómico. Quim Torra (JxCat) no ha dudado en desmarcarse del acuerdo de ERC con el PSOE incluso antes de que se rubricase, asegurando que no cuenta con el “visto bueno” del Govern y que, por tanto, él “no lo asume”. Todo ello con su inhabilitación pendiente de convertirse en firme, cual espada de Damocles.

Torra no da el "visto bueno" al acuerdo ERC-PSOE / EUROPA PRESS

La portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, ha ido más allá y ha amenazado con un adelanto electoral si la crisis deriva en una “fractura” entre los partidos en el Govern. También el expresident Carles Puigdemont ha cargado contra el acuerdo de sus presuntos aliados por considerar que no han logrado contrapartidas sustanciales. Para los neoconvergentes, todo pacto debería pasar por un referéndum independentista (o reconocimiento del derecho a la autodeterminación de Cataluña) y una amnistía para los dirigentes condenados por sedición y para los huidos.

Presión de la ANC y la Cámara

En las últimas fechas, también han entrado en juego otros actores del entorno de JxCat. Es el caso de la ANC, que ha rechazado el acuerdo de plano. La entidad presidida por Elisenda Paluzie considera que sin reconocer el “derecho a la autodeterminación” ni lograr la “nulidad” del juicio del procés no se debe acordar nada con los partidos de ámbito nacional. Por ello, la ANC hizo un llamamiento a las bases de ERC para que rechazaran el pacto propuesto por la dirección del partido.

De forma similar se posicionó la Cámara de Comercio de Barcelona, presidida por el activista independentista Joan Canadell. Un día antes de que el Consell Nacional de ERC votase el acuerdo, la organización exigió que cualquier acuerdo con el PSOE debía pasar por un compromiso de inversión en infraestructuras valorado en 45.000 millones de euros, el reconocimiento del derecho a la autodeterminación y la liberación de los “presos políticos” (en referencia a los condenados por sedición).

Batalla en las redes sociales

Pero donde más se ha recrudecido la batalla entre ERC y JxCat ha sido en las redes sociales. A medida que el pacto de los republicanos con los socialistas tomaba forma, se han ido multiplicando los ataques en internet contra los primeros.

Uno de los que más ha sufrido esa ofensiva ha sido el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. Su defensa de la entente con el PSOE le ha valido todo tipo de insultos, desde “sinvergüenza”, a “ñordo”, pasando por “botifler” (“traidor”), “payaso” o “choni”.

División en JxCat

Sin embargo, la división también ha alcanzado el seno de JxCat. Miembros moderados del PDeCAT se han desmarcado de la línea oficial del partido matriz y han mostrado su simpatía respecto al pacto de socialistas y republicanos.

Es el caso de exdirigentes de la formación nacionalista como Marta Pascal, Carles Campuzano y Marc Arza. Para ellos, facilitar la formación de un Gobierno a nivel nacional e iniciar un diálogo es la mejor opción en estos momentos.

PP: “Liquida la soberanía nacional”

En el frente constitucionalista de la derecha, las críticas también han sido muy duras por el pacto, aunque en este caso el principal objetivo ha sido el PSOE. Para el líder del principal partido de la oposición, Pablo Casado (PP), el acuerdo “liquida la soberanía nacional con la consulta independentista, la igualdad de los españoles con la mesa de Gobiernos bilateral y la legalidad al hablar de superar la judicialización de un falso conflicto político”. “No debe presidir España quien la ataca así”, ha añadido.

Su número dos, Teodoro García Egea, ha sido más contundente y ha acusado a Sánchez de haber “vendido España a cambio de seguir en el poder, porque sólo le importa él”, y por eso ha optado “por un Gobierno con trozos de separatismo, nacionalismo y comunismo”. “Hemos pasado de pedir en un debate electoral que se castigue la convocatoria ilegal de un referéndum, a pactar él mismo un referéndum”, ha denunciado, lo que ha calificado de “fraude electoral”.

Cs pide al PSOE “frenar esta locura”

La líder de Cs, Inés Arrimadas, ha apelado “al sentido de Estado de los barones del PSOE” y ha anunciado que les llamará “personalmente” para que “intenten hacer recapacitar a Sánchez e intenten frenar esta locura”, en referencia al pacto entre socialistas en independentistas.

Pero la respuesta de los dirigentes territoriales del PSOE más críticos con el nacionalismo ha sido la de pedirle a Arrimadas que apoye la investidura de Sánchez con sus diez diputados en el Congreso. Es el caso de los líderes socialistas autonómicos de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Andalucía, Susana Díaz; Asturias, Adrián Barbón; La Rioja, Concha Andreu, y el País Vasco, Idoia Mendia.

Revilla rechaza el pacto

Quien ya se ha desmarcado el acuerdo entre ERC y el PSOE es el PRC, liderado por el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Esta formación ha asegurado que “no va a tolerar” acuerdos “bilaterales” que puedan implicar un referéndum y la “vulneración del principio de igualdad” entre españoles.

“No mencionan la Constitución ni una sola vez en un documento de dos páginas”, lamentan los regionalistas cántabros.

Teruel existe y Nueva Canarias

En cambio, Sánchez se garantizó ayer el apoyo de los dos diputados de Teruel Existe y Nueva Canarias, lo que supone contar ya con el voto favorable de 166 escaños (120 del PSOE, 35 de Unidas Podemos, 6 del PNV, 2 de Más País-Equo y 3 de Compromís, Teruel Existe y Nueva Canarias) frente a los 164 del bloque del no (88 del PP, 52 de Vox, 10 de Cs, 8 de JxCat, 2 de la CUP, 2 de UPN y 2 de Foro Asturias y PRC) y las 18 abstenciones (13 de ERC y 5 de EH Bildu), mientras que CC (1 diputado) y el BNG (1) aún no han decidido el sentido de su voto.

Estas cifras dejan la investidura prácticamente garantizada en la segunda votación, pendiente de una abstención de CC o del BNG.