Las dudas de ERC con la financiación singular atascan la urgencia presupuestaria del Govern

El Govern de Salvador Illa ha vuelto de las vacaciones con una única prioridad: aprobar unos presupuestos en el Parlament en tiempo y forma para que puedan entrar en vigor el 1 de enero. 

En Palau llevan todo el año preparando el terreno, y ahora esperan recoger los frutos de las concesiones a sus socios de investidura, que no han sido pocas. Son conscientes de que evitar una nueva prórroga es imprescindible para dar estabilidad al mandato y esperan altura de miras especialmente en el caso de ERC, que por ahora rechaza incluso sentarse a negociar.

Los republicanos, igual que los Comuns, son indispensables para que el Parlament de luz verde al proyecto presupuestario en el que ya trabaja la consellera de Economía Alícia Romero, pero aseguran que no habrá nuevos acuerdos con el PSC hasta que no "se concrete" la financiación singular, que a su juicio está aún muy lejos de lo que pactaron a cambio de la investidura de Illa.

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Los de Oriol Junqueras recuerdan que el documento suscrito entre el Gobierno y la Generalitat en la bilateral de julio no recoge el principio de ordinalidad, una de sus principales exigencias, pero también remarcan la "incapacidad" del Govern para cumplir con un calendario que, por ejemplo, debía permitir a Cataluña recaudar el IRPF en 2026, algo que no sucederá hasta 2028.

Eso sí, cabe recordar que los propios republicanos acordaron con la conselleria de Romero postergar este hito precisamente dos años.

El Govern, por su parte, se limita a ir cumpliendo las fases que desde el propio ejecutivo se han marcado para desplegar el nuevo modelo de financiación, que se han hecho propio pese a que no era una propuesta de Illa en las pasadas elecciones. Esta misma semana han aprobado en el Consell Executiu un nuevo refuerzo de la Agència Tributaria de Catalunya, que es un paso muy relevante. 

"Resultados insuficientes"

Pese a que la relación entre republicanos y socialistas sigue siendo fluida y en Calàbria se reconocen los esfuerzos del PSC en su negociación constante con María Jesús Montero, que no está siendo fácil, "los resultados son insuficientes". Y parte de su militancia –y aquí podría estar la clave– ya pide romper con los socialistas tanto en el Parlament como en Madrid. 

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Los republicanos también vinculan los "avances" en la financiación singular a los Presupuestos Generales del Estado, que son mucho más complejos al asimismo necesitar los votos de Junts. Pedro Sánchez, en este caso, no es tan optimista como Illa, pero juegan a su favor su buena relación con Gabriel Rufián y gestos como la reciente condonación de la deuda del FLA.

Con los Comuns, mucho más fácil

Mientras ERC asegura que los presupuestos no son su lucha y que "habrá buenos presupuestos cuando Cataluña pueda recaudar la totalidad de sus impuestos", la predisposición de los Comuns para acordar las cuentas es mucho mayor siempre y cuando el Govern siga priorizando vivienda y servicios públicos, que son las dos banderas de la formación de Jéssica Albiach y David Cid. 

El diputado, al frente de las negociaciones con el ejecutivo, ha hecho pública esta semana su intención de exigir que se concrete el cuerpo de inspectores de vivienda, y también apuntan desde la formación que pedirán al Govern, entre otras cuestiones, un Pacto contra la Prevención de Incendios que duplique el presupuesto en gestión forestal, algo asumible para Illa y los suyos.

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Empiezan a negociar en septiembre

La intención del ejecutivo es poner en marcha las negociaciones en septiembre, al menos, con quien desee participar en ellas. Entienden que los Comuns estarán ahí, mientras que aprovecharán los canales de comunicación ya abiertos con ERC para "trabajar conjuntamente". El objetivo pasa por que las cuentas lleguen al Parlament en noviembre, y así se hará haya acuerdo o no. 

En manos de ERC

En cualquier caso, los presupuestos catalanes quedan en manos de ERC. No hay alternativa, al menos, ahora que la sociovergencia no es opción. Sí hay, por contra, encuestas en las sedes de los partidos. Muchos dan por hecho que los republicanos darán su brazo a torcer, pues lo que piden a Illa es prácticamente imposible a corto plazo, pero todos dicen estar preparados "por si acaso".