La oficialidad del catalán en Europa, en manos de siete gobiernos del PP

La oficialidad del catalán en Europa, en manos de siete gobiernos del PP

Política

La oficialidad del catalán en Europa, en manos de siete gobiernos conservadores

El Consejo de la UE debatirá nuevamente este viernes sobre la modificación del régimen lingüístico a instancias del Gobierno de España, que asegura que se retrasa por "motivos políticos"

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La oficialidad del catalán en Europa no se aprobará ni hoy ni mañana. Sigue habiendo reticencias en siete de los 27 estados miembros que deben unánimemente pactar la modificación del régimen lingüístico y una encrucijada entre socialistas y conservadores, hasta ahora apoyada por el PP español, que entorpece el acuerdo. Pero desde el Gobierno de España y su imperiosa necesidad de contentar a los nacionalistas siguen presionando.

Sin ir más lejos, el Consejo de Asuntos Generales de la UE que se celebra este viernes en Bruselas –el primero bajo la presidencia danesa del mismo– volverá a debatir sobre un asunto que merodea por los despachos comunitarios desde diciembre de 2023. Es el órgano competente para votar estas cuestiones, aunque solo habrá intercambio de pareceres entre los ministros de Exteriores –o en su ausencia secretarios de Estado– convocados a la cita.

Así lo ha pedido José Manuel Albares en virtud de la facultad de cada país para incluir sus prioridades como orden del día, aprovechando que Dinamarca, de gobierno socialista, apoya los planes del ejecutivo de Pedro Sánchez. Los socios de Ferraz en Europa, de hecho, ya están convencidos de facilitar una reforma que costeará íntegramente España, y sólo falta el OK de Croacia, Italia, República Checa, SueciaAustria, Finlandia o Alemania, en manos de líderes conservadores próximos al PP y con, aseguran, dudas de carácter legal.

Alemania, "el último escollo"

Desde Moncloa apuntan que la oficialidad del catalán –y también el vasco y el gallego– depende en buena medida de Alemania, que en el último Consejo aseguró que "se lo está pensando". Creen que cuando el ejecutivo de Friedrich Mertz ceda, los otros seis escollos darán su brazo a torcer, a expensas de cualquier movimiento extravagante del presidente húngaro Viktor Orban, el único de la familia de Vox en la Eurocámara, que por ahora no pretende truncar los planes del ejecutivo español. "Son todo intereses, diplomacia y pactos", aseguran desde Bruselas.

En esta línea, el presunto miedo a que las lenguas cooficiales adquieran plena capacidad y esto abra la puerta a nuevas reivindicaciones regionales es inexistente entre los Estados miembros, añaden. No hay idiomas con el reconocimiento que tienen el catalán o el euskera en España, lo que abre la puerta a su oficialidad en la UE y a la par imposibilita que el ruso, hablado en los países bálticos; el turco, en Chipre; o cualquier idioma minoritario puedan acogerse al mismo procedimiento.

La alternativa, a través de la Mesa

El plan B para que las lenguas cooficiales españolas puedan emplearse con plena capacidad en el Parlamento Europeo, en el que se trabaja paralelamente, es el de la propia Mesa. Con una mayoría, bastante factible, bastaría para que catalán, gallego y vasco fueran idiomas plenamente válidos en plenos, comisiones y demás, algo que en cualquier caso sucedería de forma automática con el sí unánime del Consejo. "Sería un gran avance a nivel estético si la primera opción fracasa", explican estas fuentes. 

El PP duda

En el PP, por su parte, florecen las dudas. A nivel ideológico, en Génova corre la idea de que es un gasto inútil, pero también lo ven como un gesto con el nacionalismo a quien ahora sondean en vistas a un hipotético apoyo a futuro. Su posición no es decisiva a la hora de condicionar a países como Alemania, pero superar la ambigüedad mostrada hasta ahora públicamente puede contribuir al desatasco de una reforma que en el pasado han maniobrado para evitar.