Fotomontaje de Dani Sirera y Xavi García Albiol, con Alberto Núñez Feijóo en el fondo

Fotomontaje de Dani Sirera y Xavi García Albiol, con Alberto Núñez Feijóo en el fondo

Política

Los hombres de Feijóo en Cataluña, llamados a facilitar el coqueteo entre PP y Junts

Xavier García Albiol y Dani Sirera fueron protagonistas en el congreso del PP del pasado fin de semana, donde se sentaron las bases para negociar con el independentismo pese a la negativa de Alejandro Fernández a cualquier aproximación

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"Ya votábamos con ellos muchas veces", relativiza una importante figura del PP catalán próxima a Alberto Núñez Feijóo. "2025 no es 2017", apunta otra.

El congreso de los populares del pasado fin de semana lo ratificó, y resulta que ahora Junts es un actor perfectamente válido para negociar una moción de censura o, quién sabe, algo más. Gabriel Rufián venía advirtiéndolo desde hace tiempo, y también el PSOE intuía que no sería el único en beneficiarse de la normalización que se culminaría con la ley de amnistía, que por su parte encara ya la recta final

Con la complicidad de relevantes barones como Xavier García Albiol Dani Sirera, que no sólo han dado un paso al frente a nivel orgánico sino que también lo intentarán como interlocutores entre Génova y los posconvergentes, la nueva etapa del partido rumbo a Moncloa, que Feijóo pretende acelerar, busca apoyos entre los restos del procés. Ya ha habido gestos, como la llamada de Miguel Tellado a Míriam Nogueras, y no se esconden: la orden es que se exploren otras vías con el viaje a Waterloo que pretende Junts como, a priori, única línea roja formal. 

Un partido adolescente

El PP ha sacado a relucir el discurso de que la formación de Carles Puigdemont debe decidir "qué quiere ser de mayor", algo que también los posconvergentes debaten internamente ante el batacazo que les auguran todas las encuestas.

Génova apuesta por un borrón y cuenta nueva que tendría el objetivo cortoplacista de hacer caer a Pedro Sánchez –una empresa todavía compleja– pero que va más allá, con el flashback del Majestic revoloteando y un grato recuerdo en Madrid de cuando el catalanismo no tenía planes sediciosos y era bienvenido en la casa común de la derecha española.

Son muchas y vinculantes las voces que añoran a la vieja Convergència, y no sólo en un PP que tampoco parece fiarse de los sondeos que aseguran que con pactar con Vox ya tendría suficiente si hubiera elecciones mañana. El movimiento es firme e inequívoco y el tempo calculado, pues están al corriente de que la relación entre el PSOE y su todavía socio está en horas bajas, con un Junts ajeno al nuevo modelo de financiación y convencido de que su apoyo al Gobierno está más que amortizado, pase lo que pase la semana que viene en Bruselas respecto a la oficialidad del catalán

Fernández, la nota discordante

Con todo, hay quien no olvida tan fácilmente. Alejandro Fernández trató de incluir en la ponencia política del congreso popular un veto a Junts que, pese al poco éxito que tuvo el irreverente líder una vez más, expuso la brecha que el asunto siempre reabre entre los populares catalanes, que no pasó de puntillas en el cónclave pese a la discreción del tarraconense y los elogios que se llevaron Sirera y Albiol. 

Dolors Montserrat, rostro de los populares en Europa, es otra destacada líder que tiene por costumbre obedecer, y también tiene una relación suficientemente cercana con Feijóo como para no rechistar si Génova dicta un nuevo giro de guión en la ya histórica encrucijada del PP catalán que el propio Fernández relata en A calzón quitao, casi justificándose por si algún día le cortan la cabeza. 

La pretendida proyección de estabilidad juega a su favor, y también su notable papel de oposición a Salvador Illa en el Parlament, donde sigue siendo la cara visible del partido. No obstante, los planes de Feijóo podrían ser otros si el coqueteo con Junts va más allá y Alejandro sigue en sus trece. Alternativas de confianza tiene y varias.

Tregua veraniega

En cualquier caso, las posiciones entre PP y Junts siguen muy alejadas. El propio congreso popular incorporó propuestas conservadoras que, si bien los posconvergentes también arrastran de Aliança Catalana –por ejemplo, en inmigración– ahondan en la diferencia por la cuestión territorial.

Asimismo, con el curso político agonizando, nadie prevé movimientos bruscos antes de septiembre. También Ferraz, con el manual de resistencia a pleno rendimiento, opta por una tregua veraniega que les permita contraatacar en otoño. 

Lo que decida Puigdemont, al final, marcará la legislatura. Y muy pocos saben lo que se cuece en Bélgica, donde aunque sólo sea telemáticamente, pronto habrá líderes del PP dispuestos a negociar.