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El no del Ayuntamiento de Barcelona a la Copa América de vela ha desatado la primera crisis entre la burguesía catalana y el PSC. Parte del empresariado catalán está molesto con la negativa a repetir la carrera de regatas en 2026, y, sobre todo, con "las formas" mostradas por la Ciudad Condal. Por ello, preparan un acto de desagravio --y agradecimiento-- a Grant Dalton, CEO del torneo, y al Emirates Team New Zealand, equipo organizador. 

El malestar se ha asentado este fin de semana después de que la semana anterior el ayuntamiento rechazara una nueva edición del trofeo marítimo en dos años. El rechazo provocó la alarma de la gran patronal catalana, Foment del Treball, y del lobi de empresarios Barcelona Global, que pusieron peros a la decisión. 

A lo largo del fin de semana, hubo otro gran evento para tomar el pulso a ese cisma: el Civet de Luís Conde en Fonteta (Girona). 

Cena previa: "Indignación empresarial"

El cónclave del cazatalentos midió la decepción empresarial por el no a repetir la liza náutica. Ocurrió, sobre todo, la noche anterior, el viernes, cuando un nutrido grupo de empresarios cenaron en Girona. Al cónclave acudió Aurora Catà, vicepresidenta de la Copa América --quien al día siguiente se ausentó del Civet-- y miembros de la familia Puig, de Grupo Puig, que trajeron el evento a Barcelona, entre otros. 

En el conciliábulo, los patronos se mostraron "muy irritados" por el portazo municipal a una nueva edición de la Copa en Barcelona. Y afearon al ayuntamiento "las toscas formas" con las que se había cerrado la puerta a Grant Dalton

Culpan a Ada Colau

Los patricios, reunidos la noche anterior al Civet, fueron claros, indican fuentes conocedoras: culparon a Ada Colau, hasta ahora líder de BComú, por "exigir a Jaume Collboni que vetara una nueva edición de la Copa para atar el de los comunes a los presupuestos municipales de 2025". 

Ada Colau, exalcaldesa de Barcelona, en u último pleno la semana pasada Europa Press

Convencidos de que fue "el último mal servicio de Colau a la capital catalana", detectaron "poco arrojo" del gobierno municipal por no plantarse ante esa exigencia. 

Un acto de desagravio para Grant Dalton

Hastiados con "la política", los linajes barceloneses que trajeron la Copa de las Cien Guineas a Barcelona irán, en esta ocasión, por libre. Altos directivos de la empresa catalana preparan un acto de desagravio para el Emirates Team New Zealand, organizador de la batalla marítima, y a la postre ganador. "Será una forma de dar las gracias a Grant Dalton y de transmitirle cómo se hacen las cosas en Barcelona, o cómo querrían ello que se hicieran", detallan estas fuentes. 

El evento, en preparación, podría ser una cena de gala inspirada en la de los premios Planeta, insisten las mismas voces. 

Antes de los estudios económicos

El objetivo es "acabar bien con Dalton" después de que el ayuntamiento haya puesto distancia con el organizador de la 37ª Copa América de vela. Y lo ha hecho "antes de que se pudieran elaborar los estudios económicos", como una auditoría o los análisis de impacto, a los que se habían comprometido las dos partes: la privada y la pública. 

Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, visitando el 'village' de la Copa América Cedida / Agencias

A este respecto, cabe recordar que Dani Puig continúa siendo presidente del comité ejecutivo de la Fundación Barcelona Capital Náutica (FBCN), que ha coordinado a la parte pública. 

Primer alejamiento de las élites y el PSC

Negro sobre blanco, la gestión del adiós a la Copa América ha abierto la primera brecha entre la burguesía catalana y el PSC. Ambas partes estaban hasta ahora en sintonía, pero los socialistas han tomado una decisión política fundamentada que no ha gustado a parte del empresariado. Además de la petición de Colau, desde la plaza Sant Jaume se temía que una nueva edición contaminara las próximas elecciones municipales de 2027.

El análisis ex post del equipo de Collboni es el siguiente: la Copa América ha sido útil para la ciudad, pero una segunda edición hubiera sido perjudicial para la misma. El encargado de trasladar ese mensaje ante los medios ha sido Jordi Valls, teniente de alcalde de Economía, lo que le ha situado en el centro de las críticas de parte de la burguesía. 

Pero no es el primer pulso. En el pasado, PSC y el patriciado de la ciudad ya chocaron a cuenta de otro tema: la investidura municipal. En 2023, con las elecciones locales encumbrando por sorpresa a Xavier Trias (Junts) por delante de Colau y Collboni, un puñado de linajes más granados de la urbe exigió en privado a los socialistas que dejaran gobernar al independentista moderado. Los socialistas no transigieron, apostaron por su candidato. Y el tiempo les ha dado la razón, pues Collboni gobierna con comodidad. 

La marcha de Armengol: "Hizo lo que pudo"

En el perímetro de esta disparidad de criterios, ha trascendido la dimisión, cuando no destitución, de Ignasi Armengol, director general de la FBCN, que avanzó este medio. Desde el empresariado se valora que el alto mando "hizo lo que pudo", pese a que se conoce cierto enfado de Grant Dalton por la repercusión ciudadana del macroevento. O para ser más precisos, la falta de ella. 

Armengol, pues, se ve una "pieza menor" en un mar de fondo que se ha levantado con el ayuntamiento. La reunión del comité ejecutivo de la Fundación, previsto para el martes, podría ser tensa, pero "no cambiará nada". 

Objetivo: Ryder Cup

Así las cosas, la Copa significa, en puridad, la segunda falla que se abre entre las clases dirigentes y el mundo político socialista, pero no debería durar. Entre otras cosas, porque el empresariado ya apunta a otros grandes eventos que actúen de tractor para la economía catalana, tal y como ha hecho la propia Copa América.

Asistentes a la soirée del viernes, y al Civet del día siguiente, fijan otro objetivo: la Ryder Cup, que, salvo sorpresa, se celebrará en el golf de Caldes de Malavella en 2031. "Falta tiempo, sí, pero hay años para alinear mejor lo público con lo privado. Y el impacto será grande". La última edición del tete-a-tete entre Estados Unidos y Europa en el green dejó 262 millones de euros en el Marco Simone Contry Club de Roma. Acudieron unos 271.000 visitantes de 100 países, según el grupo de Investigación en Industria del Deporte de la Universidad de Sheffield Hallam, referencia mundial en medición de la huella de los grandes eventos deportivos, como los Juegos Olímpicos. 

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