ERC está partida en dos, aunque la dirección actual, en funciones hasta la elección de la nueva cúpula prevista para noviembre, argumente que esa fuerte división es síntoma de que el partido está más vivo que nunca. Hasta entonces, los republicanos navegan entre dos aguas, juegan a dos bandas, entre la búsqueda de la ruta adecuada para sus intereses y el intento de no enfadar a nadie, como muestra lo sucedido este miércoles.
🔴 Puigdemont regresa a Cataluña e investidura de Illa, en directo | Última hora en Arc de Triomf y el Parlament
Por la mañana, en cuanto el expresidente catalán huido y máximo responsable del 1-O, Carles Puigdemont, compartió un vídeo en el que anunciaba su inminente regreso a Cataluña tras siete años escapado de la justicia española, que lo reclama por esos hechos, el partido retuiteó su mensaje, le mostró su apoyo y le expresó que lo quería “en casa y en libertad”, pues hay una “ley de amnistía aprobada” que los tribunales “deben” aplicar.
El gran rival político
Ese mensaje venía a reforzar lo que Esquerra ha hecho en las últimas semanas, que es mirar hacia otro lado con el regreso del prófugo y seguir adelante con los pactos con el PSC para investir a Salvador Illa. Eso sí, bajo el argumento de que ERC ha trabajado para que Puigdemont pudiese volver en libertad. Pero su apoyo se había quedado ahí, más allá de comprometerse a suspender y aplazar el pleno de coronación del líder socialista si se producía la detención del expresident –y gran rival político– a su vuelta a España.
Horas después, también en X, ERC reaccionó a la convocatoria de Òmnium Cultural de recibir a Carles Puigdemont con todos los honores en el paseo Lluís Companys de Barcelona y acompañarlo al Parlament para el pleno de investidura de Illa. En esta ocasión, el mensaje fue escueto, pero contundente: “Bienvenido a casa, presidente Puigdemont”, junto al emoji de un puño cerrado en señal de lucha.
Firma con el PSC
Y, el siguiente paso, tras largas horas de silencio, fue la confirmación de que los republicanos estarán presentes en la vuelta del prófugo –si no es detenido antes–, junto con Junts, la CUP, los CDR, la ANC, Òmnium y el Consell de la República. Este detalle no es menor, pues ERC dio el paso después de que los militantes díscolos reunidos en el Col·lectiu Primer d’Octubre anunciasen que plantean una candidatura alternativa a la “continuista” de Oriol Junqueras para el congreso de noviembre, hartos de los pactos de la actual dirección con los socialistas.
De hecho, la buena sintonía con el PSC fue lo siguiente que mostraron los republicanos en las redes sociales, horas después, con las fotografías de la escenificación del pacto de investidura de Salvador Illa, firmado por la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, y la viceprimera secretaria de los socialistas catalanes, Lluïsa Moret, ante la Biblioteca de Cataluña. Un acuerdo bendecido por apenas el 53,5% de los militantes de ERC y que el partido defiende como un gran avance en “soberanías”, tanto fiscal como lingüística, entre otras. Una muestra más del intento de la actual dirección de quedar bien con todos y salvar la papeleta hasta la próxima renovación de la cúpula.
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