Las elecciones catalanas del 12 de mayo hundieron a ERC con 20 escaños y permitieron a Junts volver a convertirse en el primer partido del independentismo. Pero después de dos meses y de que el socialista Salvador Illa esté más cerca de conseguir un preacuerdo con los republicanos para la investidura, el partido se ha quedado en tierra de nadie en Cataluña y Bruselas. Fuentes de los neoconvergentes lamentan haberse automarginado en el Parlamento Europeo por sus gestos procresistas. Y es que, quien fue candidato de Junts a las elecciones del 10 de junio, Toni Comín, sigue sin escaño por no jurar la Constitución.
El escándalo de Comín a cuenta de sus gastos personales costeados con los fondos del Consell de la República está generando tensiones en Junts después de que diera unas explicaciones “muy pobres” en la Ejecutiva del pasado lunes, donde se excusó diciendo que pasó correctamente los gastos “de acuerdo con los criterios marcados por Carles Puigdemont”.
La sensación que cunde entre algunos cuadros de la formación es que el caso se está cerrando en falso y que el fugado no ha dado la cara en un momento en el que el partido “se la juega” frente al PSC.
Comín y su obsesión por 'venderse' de izquierdas
Además, Comín no solo le estaría costando un disgusto por el escándalo de sus gastos, sino porque su obsesión por “venderse como un político de izquierdas” ha provocado que Puigdemont acepte sus deseos de que Junts no vaya al grupo liberal en el Parlamento Europeo, pese a que Ciudadanos ya no tiene representación para “vetarles” como ya sucedió en el pasado. “Una oportunidad perdida”, según fuentes neoconvergentes que consideran que ir al grupo de no inscritos es “patético” para un partido con la tradición de gobierno de Junts.
Esta decisión precipitada les deja a la intemperie en Bruselas, pese a que no ha sido debatida en la Ejecutiva del pasado lunes. El acuerdo entre Puigdemont y su “niño mimado” --así definen algunas personas a Comín-- habría sido suficiente para que el secretario general, Jordi Turull, diera el visto bueno el pasado lunes hurtando al resto de dirigentes la posibilidad de debatir sobre un asunto trascendental para los próximos cinco años de Junts en la Eurocámara.
Puigdemont, rehén de sus promesas
Pero el partido también se ha quedado en tierra de nadie en Cataluña, donde Puigdemont ha enterrado el relato de que la abstención del PSC para dejarle ser president es posible y ahora se conforma con boicotear los avances en las negociaciones entre socialistas y republicanos para la investidura de Salvador Illa.
La financiación singular --independientemente de cómo se concrete en los próximos días en caso de haber acuerdo-- ha sido “un gol” de ERC, a quienes Puigdemont creía “más débiles” tras el 12M, según las mismas voces. Mientras tanto, hay cuadros de Junts que perciben cierta pasividad en su candidato, rehén de promesas de campaña como estar decidido a presentarse a la investidura o regresar este verano a Cataluña para ser detenido por las autoridades.
Puigdemont 'pincha'
Desde Junts advierten de que el “efecto Puigdemont” empieza a diluirse conforme Illa está más cerca del Palau de la Generalitat. La prueba de ello es que cambiarán el lugar del mitin del sábado 27 de julio, diseñado para que el fugado se diera un baño de masas en la Catalunya Nord y “amenazara” a ERC con un “regreso inminente” para que se bajara del carro de las negociaciones con los socialistas.
El evento estaba previsto en el Teatre de la Verdor de Els Banys i Palaldà, pero finalmente se optará por un lugar “más reducido”, ya que solo cuenta con 500 inscritos pese a que la previsión era de 5.000 personas y que se estaba preparando la salida de autocares desde las principales comarcas. El precio del bus y de la comida para los afiliados y simpatizantes del expresident será de 15 euros, pero ni estos precios “populares” han logrado atraer a las masas en pleno julio y tras una larga serie de promesas incumplidas.
Puigdemont no quiere un “pinchazo” en movilización como el de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) del pasado fin de semana, ni mucho menos que se ponga en duda su capacidad para enaltecer a las bases de Junts. Por eso, según voces del partido, sigue alimentando la rumorología de que “volverá en agosto”, mientras intoxica el debate público para provocar una repetición electoral que evite que Junts inicie una travesía en el desierto tanto en el Parlament catalán como en el Parlamento Europeo.