El expresidente de la Generalitat fugado, Carles Puigdemont, sigue sumando enemigos por sus promesas incumplidas. La última en criticarle ha sido la exconsellera y exeurodiputada de Junts, Clara Ponsatí, que le ha acusado de priorizar su propia supervivencia. Le ha tildado de “autoritario” y “mediocre”.
Asimismo, ha pedido que tanto el candidato neoconvergente como el expresidente de ERC, Oriol Junqueras, den un paso al lado al considerar que sus políticas han sido erróneas. Cree que necesita “una nueva hornada de líderes” respecto a los de 2017.
"Nuestra política genera adhesiones mesiánicas a dirigentes mediocres y autoritarios, que saben manipular la prensa subvencionada, pero no saben resolver los mínimos problemas de discrepancia de una política libre", ha sentenciado en un artículo en Vilaweb.
"Me engañaron"
Según ella, es uno de los motivos que le ha llevado a fundar Alhora, el partido que no logró representación en las elecciones del 12 de mayo. Tras explicar que decidió incorporarse en 2017 al Govern de Puigdemont porque entendió que le pedían dar un paso adelante por el referéndum ilegal del 1-O y la independencia, ha apuntado: "Me engañaron".
Un engaño que, a su parecer, ha ido creciendo a lo largo de los años. Empezando por las semanas previas al 1-O, tras su decisión de irse de Cataluña y también durante su paso por el Parlamento Europeo tras aceptar ser la número tres de la lista de Junts como independiente.
En contra del apoyo de Junts a Sánchez
Aunque se muestra orgullosa del trabajo hecho en Europa, considera que "la estrategia del exilio se ha convertido en un capítulo más del engaño". "Discursos grandilocuentes de cara a la prensa, pero, por dentro, la única voluntad real de trabajo ha sido la de proteger un espacio político (ahora el de Junts antes ERC, como siempre, y viceversa) y la de proteger el estatus de los líderes", ha agregado.
No es la primera vez que la exeurodiputada se posiciona en contra de Puigdemont y de todos los líderes independentistas que dieron apoyo a la investidura de Pedro Sánchez. De hecho, su relación con el fugado se rompió el día que dio sus siete votos a cambio de la ley de amnistía: lo vio un "menosprecio a la gente que había confiado y le había protegido".