Al "presidente de la Generalitat en el exilio" le ha salido el tiro por la culata. Lo que era una evidencia para todos desde hace tiempo, hasta su círculo más cercano ya lo reconoce públicamente con claridad. Carles Puigdemont, que pretendía pisar Cataluña en junio, probablemente no lo haga siquiera este año. Antes, ha debido ver desde Bélgica cómo Marta Rovira sí cruzaba la frontera y se abrazaba con los suyos, presentando su vuelta como una victoria de Esquerra Republicana (ERC) en su momento más bajo.
En paralelo, el clamor popular contra los jueces por resistirse a aplicarle la Ley de amnistía se ha traducido en una pobre marcha de 1.500 personas por el centro de Barcelona. Lluís Llach, la baza del expresident al frente de la nueva Assemblea Nacional Catalana (ANC) para recuperar la fuerza de la calle, ha pinchado en su primera gran convocatoria contra "el golpe de Estado de los jueces", condenada a todas luces a suponer un simple brindis al sol. Uno más.
Ni en verano ni en otoño
"Ahora lo que sabemos es que la cosa se alarga bastante y contra lo que hubiéramos deseado nosotros y nuestras familias, no volveremos este verano o este otoño; parece claro que no". Son palabras de su segundo en Bélgica, el eurodiputado y exconseller de su Govern Toni Comín, en declaraciones al canal 3/24. En Waterloo, residencia de ambos, dan por hecho que su recurso de apelación no se resolverá en cuestión de semanas, ni siquiera de unos meses, a pesar de que Junts llevara la aprobación de la ley al límite para que el texto blindara específicamente sus casos: "Puede ser que se alargue mucho".
"Todavía estamos lejos de tener las condiciones que nos permitan hacer política con la normalidad a la que tenemos derecho no solo personalmente, sino sobre todo como pueblo", tuiteó por su parte Puigdemont, con motivo de la vuelta de Rovira y los otros cuatro hasta ahora procesados por el supuesto terrorismo de Tsunami Democràtic. Lejos del triunfalismo con el que prometía presentarse en el Parlament para ser investido presidente de la Generalitat el 25 de junio.
Las causas pendientes de Puigdemont
De aquello no queda nada. El líder de Junts pretendía servirse de la Ley de amnistía pactada precisamente por los neoconvergentes y en vigor desde el pasado mes de junio para volver a Cataluña por la puerta grande. Y el Tribunal Supremo ha dado carpetazo al terrorismo de Tsunami Democràtic, pero se resiste a perdonar la malversación del procés y debe decidir sobre la traición por los supuestos contactos con autoridades rusas.
Estas dos causas aún abiertas hacen saltar por los aires todos los anuncios personalistas hechos por las elecciones del 12 de mayo. Y a la vista de no lograr la aplicación de la amnistía, algunas informaciones incluso apuntaban un plan secreto del partido para introducir a Puigdemont en el Parlament en helicóptero y garantizarse así la foto de su arresto en la sede de la democracia catalana.
El vacío de ERC
Más allá de lo disparatado del plan, este no sucederá básicamente porque la aritmética parlamentaria también le da la espalda. La imposibilidad de alcanzar una mayoría siquiera simple no le dejó otra al nuevo presidente de la Cámara, Josep Rull (de Junts), que no convocar ninguna sesión de investidura y activar directamente la cuenta atrás por la repetición electoral. Es decir, la posesión de la segunda institución más importante de la comunidad tampoco le ha servido de nada.
El equipo negociador de ERC, tras el batacazo del 12M, primero comenzó conversaciones con Junts, guiado por el miedo a ser tachados de botiflers. Pero no tardó en rendirse a la evidencia de que la única suma posible pasa por un acuerdo que haga president a Salvador Illa. Y la vuelta de Rovira previsiblemente sirva para intensificar las negociaciones con los socialistas, ahondando en el vacío hacia los neoconvergentes.
De esta forma, a Puigdemont solo le queda presionar a ERC (veánse los cánticos de "Illa no" en la manifestación de la ANC) para forzar una repetición electoral. Y volver entonces, según fuentes cercanas, para acometer un golpe de efecto con una eventual detención que le sirva para tratar de movilizar a los independentistas que se quedaron en casa el 12M.